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jueves, 11 de junio de 2015

La pelota está en el tejado de Grecia: el FMI se retira de la negociación y exige cesiones a Tsipras

 
Visto y no visto. El optimismo acumulado durante poco más de 24 horas cayó en el olvido ayer cuando el Fondo Monetario Internacional indicó "grandes diferencias" con el Gobierno heleno a la hora de intentar cerrar un acuerdo que permita al país recibir el siguiente tramo de su programa de rescate.

Durante la conferencia de prensa rutinaria de la institución, su portavoz Gerry Rice, sorprendió a los presentes en Washington al afirmar que no ha habido progresos recientes para limar asperezas sobre los próximos pasos a seguir y, por lo tanto, no existen avances al respecto.
 
"La pelota está en la cancha griega", determinó Rice, al señalar que las rencillas siguen siendo evidentes, especialmente en áreas cruciales para los funcionarios del Fondo, como las pensiones, los salarios, impuestos o los planes de financiación. De hecho, el representante del Fondo incidió en que "no es posible que Grecia pueda lograr sus objetivos fiscales a medio plazo sin reformas, especialmente en el campo de las pensiones". Al fin y al cabo, éstas junto con los sueldos de los funcionarios se comen más de tres cuartas partes de los presupuestos helenos.
 
Al mismo tiempo, desde la capital estadounidense, donde el Fondo tiene su sede, se advirtió contra la posibilidad de que el Gobierno de Alexis Tsipras tenga intención de seguir subiendo los impuestos en el país. "La política de aumentar las tasas, ya de por sí altas, sobre una base impositiva baja, no es sostenible", explicó Rice. En este sentido, la institución prefiere que el Ejecutivo simplifique su sistema de impuestos y su valor agregado y al mismo tiempo se encarga de recaudar todos los ingresos provenientes del IVA.
 
Vistas las declaraciones de Rice, los avances al respecto fueron nulos aunque el funcionario de la institución insistió en que el FMI continua "plenamente comprometido" a seguir colaborando con el país heleno. Una asistencia que, sin embargo, llegará a cierta distancia, ya que ayer el Fondo Monetario Internacional decidió retirar a su equipo de negociadores de Bruselas.
 
La semana pasada, el Gobierno griego retrasó el pago adeudado al Fondo por valor de poco más de 300 millones de euros, comprometiéndose a cumplir con todas sus responsabilidades financieras a finales de mes, cuando su factura rondará los 1.600 millones de euros. Es una estrategia que ha hecho ganar algo de tiempo al primer ministro griego pero que ha incrementado la posibilidad de que el país caiga en un impago si no consigue cerrar un acuerdo antes del 19 de junio.
 

Nuevas rebajas

 
El último empujón liderado por la verdadera capitana del equipo de la UE y el FMI, la canciller alemana Angela Merkel, trajo una propuesta de rebaja de hasta un tercio de los objetivos fiscales (arrancando por un superávit primario de 1% del PIB para este año) y una amplia flexibilidad para cumplirlo, que podría excluir las reformas más odiadas por Atenas, como pensiones.
 
Pero los europeos piden ahora que el líder griego se mueva. Este fue el mensaje que recibió Tsipras cuando se encontró la noche del jueves durante dos horas con Merkel y el presidente francés, François Hollande, en los márgenes de la cumbre de la UE con los países de América Latina y el Caribe, celebrada en Bruselas. Y el mismo que volvió a escuchar en boca de Jean-Claude Juncker, cuando se reunió ayer con el presidente de la Comisión Europea durante otras dos horas al término de la cumbre. "Fue una reunión importante, interesante y amigable", dijo Juncker al concluir la reunión. Por su parte, Tsipras dijo que ambos lados están trabajando para "salvar las diferencias que quedan, sobre todo en el aspecto fiscal y financiero".
 
Pero más allá de las buenas palabras, la paciencia de los europeos está ya agotada, como se encargó de dejar claro el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk. En la rueda de prensa posterior a la cumbre con los países latinos, y en una pregunta que no iba dirigida a él, el exprimer ministro de Polonia (país que se resiste a entrar en el euro) dejó claro que "obviamente necesitamos decisiones, no negociaciones". "El tiempo del juego se ha acabado", dijo, mientras recordaba que el Gobierno griego tiene que ser "un poco más realista".
 

Turno de Tsipras

 
Altas fuentes europeas señalaron a elEconomista que las negociaciones técnicas han concluido. Ahora, la UE y el FMI esperan que Tsipras acepte el objetivo de superávit del 1 por ciento, y reformas creíbles para lograrlo. Para ello, los europeos han ofrecido en lugar de recortar las pensiones que Atenas meta la tijera a su abultado gasto en Defensa, una propuesta a la que se han negado, ya que en este ministerio se sienta el líder del partido nacionalista Panos Kammenos, socio minoritario en la coalición de Gobierno.
 
Es también el mensaje que ayer dejó el Ejecutivo comunitario aquí en España. "Debe haber flexibilidad", dijo el vicepresidente de la comisión Europea para el Euro y el Diálogo social, Valdis Dombrovskis en una rueda de prensa en el ministerio de Economía español después de reunirse con el titular de éste, Luis de Guindos. Según resaltó Dombrovskis, la nueva propuesta podría resultar por fin una base para un acuerdo futuro. No obstante, señaló que "le toca a Grecia dar ese empuje final".
También De Guindos mostró cierta cautela en sus palabras al lanzar la advertencia de que la nueva propuesta "no es un ultimátum". Para el ministro lo relevante es que vuelva la estabilidad a Grecia y "deje de haber salidas de depósitos y dudas sobre la liquidez de su tesoro".
 
En esta línea, el vicepresidente de la Comisión si bien pidió a los responsables griegos más voluntad política, les recordó que si no están de acuerdo con algunas de las medidas en concreto, Atenas tiene la posibilidad de plantear otras que consigan el mismo resultado: la vuelta al crecimiento. Eso sí, la era de la oposición debe llegar a su fin: "Lo que hace falta es una estrategia creíble".
 
Por su parte, el Ejecutivo griego tampoco parece dispuesto a subir su objetivo fiscal mucho más allá de un superávit primario del 0,75 por ciento. "Bajo ninguna circunstancia hemos aceptado un 1 por ciento para este año como se ha dicho", insistió ayer el ministro de finanzas griego ante su Parlamento.
 
Tsipras mantiene su postura en los minutos finales de un pulso que ha mantenido durante los últimos cuatro meses, ya que el acuerdo se debería cerrar días antes del Eurogrupo del próximo jueves, día 18. Aunque el acuerdo deberá recibir la luz verde antes del 30 de junio, fuentes cercanas al equipo negociador informaron a este diario que una nueva extensión será "técnicamente necesaria" para el desembolso de los fondos.
 
Para cubrir los 1.600 millones de euros en pagos que tiene al FMI a finales de mes, además de otros 6.700 millones al BCE en julio y agosto, entre otros, Grecia cuenta con los 7.200 millones que quedan en su rescate, además de 10.900 millones aun disponibles para sanear a su banca. Sin embargo, las mismas fuentes comentaron que los acreedores internacionales no están dispuestos a aceptar una extensión de nueve meses, tal y como buscan los griegos, para salvar un periodo intenso de pagos y poder negociar en mejores condiciones un tercer programa de ayuda.




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