Una profecía autocumplida es una falsa definición de una situación o persona que evoca un nuevo comportamiento, el cual hace que la falsa concepción se haga verdadera. Aunque las referencias a profecías autocumplidas se remontan a la antigua Grecia, fue el sociólogo Robert Merton quien acuñó la expresión en el siglo XX. Desde hace unos meses muchos economistas me advierten del riesgo de darle demasiado protagonismo a los malos datos que se desprenden en algunas economías, no vaya a ser que convirtamos en realidad una recesión que no existe. La contracción que sí acompaña a Brasil y a Rusia (y que está ligada al desplome del precio del petróleo) no se percibe ni en Estados Unidos, ni en China, ni en Europa, donde la situación solo es de menor crecimiento. El problema es que mientras en el viejo continente caminamos algo más tranquilos, China y Estados Unidos encadenan mes tras mes lecturas recesivas en la actividad de sus fábricas.
En China ya se empieza a hablar de que el gobierno ultima un plan para recolocar hasta seis millones de trabajadores públicos que van a perder su empleo
A estas alturas hasta un niño sabe que el modelo económico chino está en proceso de cambio hacia una economía de Servicios. Y eso es lo que para muchos justifica el mensaje de tranquilidad respecto al menor crecimiento de China. Pues menos mal, porque su PMI Manufacturero sigue por debajo de 50 (es decir, en contracción), acumula siete meses consecutivos de caídas y en febrero ha registrado su peor lectura desde principios de 2009 (dicen que el dato de febrero hay que relativizarlo porque muchas fábricas pararon con motivo la llegada del nuevo año lunar). En las últimas horas desde China han llegado datos preocupantes sobre su mercado laboral: solo en los sectores del carbón y acero, cerca de dos millones de chinos perderán su empleo en medio del proceso de reducción de la capacidad industrial del país. Por contextualizar la cifra, sería como hablar de más de 400.000 despidos en la eurozona o en Estados Unidos. En China ya se empieza a hablar de que el gobierno ultima un plan para recolocar hasta seis millones de trabajadores públicos que van a perder su empleo o que actualmente trabajan en empresas zombis. Incluso se asegura que hay una partida de 23.000 millones de dólares de dinero público para favorecer su recolocación. Tanto las autoridades chinas y como los economistas lanzan al respecto palabras de cautela y explican que esa mano de obra se irá hacia el sector Servicios, un sector Servicios chino que según el índice PMI ha registrado en febrero su peor lectura desde diciembre de 2008. Será también por el año nuevo.
En Estados Unidos, con una tasa de paro por debajo del 5% y 81 meses consecutivos de expansión económica, hablar de temores sobre el crecimiento parece de chiste. Claro que estos datos son referencias del pasado, y las lecturas de Manufacturas y Servicios son encuestas sobre el futuro. La actividad manufacturera en el país medida por el índice ISM acumula cinco meses consecutivos en contracción. ¿No debemos preocuparnos?
Nadie quiere una nueva recesión. De hecho da la sensación de que todavía cargamos con la mochila que trajo la crisis financiera. Pero a estas alturas ya deberíamos haber aprendido que ni la política monetaria de tipos cerca de cero resuelve todos los problemas, ni cerrar los ojos ante la evidencia los soluciona.
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