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martes, 31 de marzo de 2015

¿Rebota la economía española?

 
 
 
Existen dos modelos básicos de análisis sobre cómo las economías fluctúan en sus ciclos a largo plazo y de cómo suelen recuperarse de sus recesiones (Gregory Claeys y Thomas Walsh, Bruegel 24-02-2015).
 
El primero es el de Roy Harrod (1939 y 1948) llamado el natural rate model o modelo de crecimiento natural a largo plazo, basado en la Teoría General de J.M. Keynes (1936), cuando afirmaba “aunque el sistema económico está sujeto a fluctuaciones severas de producción y empleo, no es violentamente inestable y es capaz de permanecer en una condición crónica de actividad subnormal por un largo período de tiempo sin ninguna tendencia a su recuperación ni su colapso completo”.
 
Este modelo estima que el producto nacional fluctúa a corto y medio plazo, por encima o por debajo, de una tendencia de “equilibrio natural” a largo plazo, consistente con una tasa de inflación moderada, sin llegar a colapsar ni a dispararse. Si la economía está muy recalentada, como la de España en su burbuja inmobiliaria y crediticia, producirá por encima de su capacidad instalada, con una inflación insostenible, viéndose forzada a retornar a su tasa de crecimiento de “equilibrio natural” o “potencial” de largo plazo.
 
El segundo modelo es el de Milton Friedman (1964) y (1993) llamado plucking model o modelo de "rebote". Este modelo es muy diferente del anterior ya que tanto la producción como la renta nunca pueden llegar a superar un techo que corresponde a la utilización total de su capital, trabajo y tecnología. Es decir, sus fluctuaciones nunca pueden superar dicho techo y terminan “rebotando” hacia abajo, luego nunca llegan a superar la línea de crecimiento “sostenible” o “potencial” a largo plazo.

 

Es decir, para Friedman, las fluctuaciones siempre evolucionan por debajo de la línea estable de crecimiento a largo plazo que es la que establece un techo, mientras que para Harrod y Keynes las fluctuaciones evolucionan por encima y por debajo de la línea de crecimiento natural o potencial a largo plazo, hasta terminar alineándose con ella. Este segundo modelo estima que a cada período de expansión termina siguiendo otro de contracción que suele ser de tamaño similar y viceversa.
 
España, tras un larguísimo periodo de un bajo crecimiento promedio del 0,1%, entre 1929 y 1950, incluida la Guerra Civil, (A. Carreras y X. Tafunell, 2005), su crecimiento posterior ha sido, en promedio, uno de los más rápidos del mundo: un 6,3% entre 1950 y 1975; 7,3% entre 1961 y 1970; 3,5% entre 1971 y 1980; 3,5%, entre 1981 y 1990; 2,8%, entre 1991 y 2000 y 2,2%, entre 2001 y 2010 (siendo ya miembro de la zona euro e incluyendo la caída del PIB del -3,6% en 2009 y el crecimiento del 0,0% en 2010.
 
Entre 2011 y 2014 el PIB ha caído un -0,6% en 2011, un -2,1% en 2012 y un -1,2 en 2013. En total, la Gran Recesión ha producido una caída acumulada del PIB del -7,5%, la mayor desde la Guerra Civil, en la que el PIB se desplomó alrededor de un 20% entre 1936 y 1939 (A. Carreras y L. Prados de la Escosura, BBVA, 2005).
 
En 2014 el PIB ha crecido el 1,4% y según las distintas estimaciones más recientes, en 2015, pudiera situarse entre el 2,6% y el 3%. Estas cifras parecen refrendar el modelo de “rebote” de Milton Friedman al menos a corto plazo. Sin embargo, a medio plazo, el PIB de España tendrá que ir acercándose, como señala el modelo de “crecimiento de equilibrio natural” de Harrod y Keynes, a su “crecimiento potencial”, que todavía está lastrado por tener la tasa de desempleo más elevada de la zona euro, que ya era muy elevada incluso antes de la Gran Recesión, al alcanzar un promedio del 14% entre 1980, en que se aprueba el Estatuto de los Trabajadores y 2009. El desempleo sigue siendo el gran problema de la economía española durante sus 38 años de democracia.
 
El crecimiento del PIB potencial a medio plazo de España fue calculado por el Banco de España en 2004 (Estrada, Hernández de Cos y Jareño) y en 2011 (Hernández de Cos, Izquierdo y Urtasun) estos últimos estimaron un crecimiento potencial del 3% para el período 2000-2007 y del 1% para el período 2008-2012. El FMI estima un PIB potencial de 1,6%, en 2013, frente al 3% para el período 1980—2007.
 
Ahora bien, el PIB “potencial” es una construcción teórica, luego no es observable. A pesar de ello, se ha introducido en nuestra Constitución y la de los demás estados miembros de la UE, salvo Reino Unido, firmando, el Tratado Intergubernamental de Estabilidad, Coordinación y Gobernanza (TSCG) o “Tratado Fiscal” de 2012, para poder calcular los respectivos déficits públicos en términos “estructurales”, es decir, basados en el tamaño del “output-gap” o la “brecha de producción”, que es la diferencia entre el nivel de PIB registrado y el nivel de PIB potencial.
 
Esta “brecha de la producción” se utiliza para estimar el impacto del ciclo económico sobre el saldo anual neto de las administraciones públicas y poder poner, en pie de igualdad, a todos los estados miembros y poder determinar si cumplen el déficit público máximo del 3% del PIB, en términos estructurales y no en términos nominales. Es decir, de acuerdo con la posición relativa, de cada uno de los distintos estados miembros de la UE, en su ciclo económico respectivo, que es la forma más correcta y equitativa de hacerlo.
 
Gregory Claeys y Thomas Walsh hacen un cálculo del “modelo de rebote” de Friedman para ver si puede aplicarse al reciente ciclo, tras la Gran Recesión y una fuerte caída del PIB y similar recuperación posterior, para poder estimar si la recesión anterior predice la recuperación posterior y si el boom anterior predice la recesión posterior. Encuentran que tras la Gran Recesión, ha habido una rápida recuperación o “rebote” de similar magnitud en países como Lituania, Letonia, Estonia, Irlanda y Eslovaquia ya que cumplen el modelo de “rebote” de Friedman. No ha habido rebote ni en Grecia ni en Croacia y Polonia ha sido la gran excepción al no haber sufrido recesión alguna. Pero ambos economistas no creen que las políticas económicas de estos países sirvan de modelo a seguir por otros países miembros de la UE, de mucho mayor tamaño.
 
Hay evidencias a favor y en contra de si España se ajusta al modelo 'friedmaniano' de ciclo
 
España, tras la contracción de su PIB del 7,5%, su recuperación ha sido del 1,4% en 2014 y podría llegar a alcanzar el 3% en 2015, lo que puede considerarse como “rebote”. Pero hay aspectos positivos para que haya rebote y hay otros que no lo son.
 
Entre los positivos destacan varios factores que mejoran sus flujos anuales: Primero, el desplome del precio del petróleo, ya que el barril West Texas ha caído de 105 a 48 dólares, pero dicha ventaja, en parte, va a estar compensada por la depreciación del euro frente al dólar que podría llegar a la paridad, en otoño del 2015; Segundo, la depreciación del euro aumentará las exportaciones españolas a los países del área dólar que son la mayor parte del PIB mundial, pero el 67% del total están hoy concentradas en el Área Euro, que sólo crecerá un 1% en 2015, pero aumentará la entrada de turistas de fuera de la eurozona. Tercero, los bajos tipos de interés que el BCE mantendrá durante dos años favorecerán la recuperación de la demanda interna de consumo y de inversión.
 
Cuarto, el BCE, comprando masivamente bonos en los mercados y sacándolos del mercado, está ayudando a bajar mucho los tipos de interés a través de una “represión financiera”. Quinto, el nuevo flujo de crédito a empresas y familias está recuperándose a un coste muy inferior al de los reembolsos de los antiguos créditos. Sexto, la rebaja del IRPF aumentará el consumo. Séptimo, las empresas de EE UU están emitiendo masivamente en euros a tipos más bajos y cubriendo además su riesgo de cambio.
 
Entre los negativos destacan sus amplios stocks acumulados, aunque alguno esté ya mejorando: primero, su enorme tasa de desempleo. Los afiliados a la Seguridad Social están creciendo al 2,9%, pero el stock de desempleados es todavía de 4,3 millones, el 23,4% de la población activa, se han recuperado sólo 450.000 empleos. Segundo, su stock de deuda pública alcanza ya el 97% del PIB, aunque su refinanciación sea todavía barata gracias a las compras del BCE. Tercero, su stock de deuda privada está cayendo pero es todavía elevado: la deuda de los hogares se ha reducido del 84% del PIB en 2009, al 72% en 2014 y la deuda de las empresas no financieras se ha reducido del 133% del PIB en 2010, al 109% del PIB en 2014. Ambas suman todavía un 193% del PIB.
 
Finalmente, la posición inversora internacional neta PIIN, entre activos sobre el exterior y pasivos del exterior, después de los cambios metodológicos introducidos, ha crecido desde un saldo negativo de 954.000 millones de euros, en 2012, hasta un saldo negativo de 1,004 billones de euros en 2013.
 
Guillermo de la Dehesa es Presidente de Honor del Centre for Economic Policy Research (CEPR) de Londres

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