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martes, 31 de marzo de 2015

La deflación no tiene por qué ser mala.

 
 
Hay dos tipos de deflación: la provocada por una caída de la demanda, y la provocada por una subida de la oferta.
 
Esta es la tesis que se comenta en este breve e interesante post, donde se cita un estudio profundo del BIS (Bank for International Settlements, que abarca 140 años y 38 años, cuyo objetivo es medir el impacto económico de la deflación.
 
El punto de partida es que la deflación es una señal de caída de la demanda que provoca una caída en la producción, los precios y los ingresos. Esa sería la deflación mala, esa a la que todos hacemos referencia.
 
Sin embargo, la deflación también puede ser la consecuencia de un incremento de la oferta, debido por ejemplo a mejoras en la productividad ó una mayor competitividad en el mercado de bienes y servicios, ó una mayor abundancia de inputs más baratos (como el trabajo ó los bienes intermedios como el petróleo). La deflación provocada por un incremento de la oferta se produce mientras los ingresos y la producción suben, y en ese caso no es mala. Esta sería la deflación buena.
 
Según el estudio, la deflación mala sólo se ha producido durante la gran depresión posterior al crack de 1929 en EEUU. Las graves y duraderas consecuencias de este episodio dramático, es lo que ha anclado en nuestras conciencias que "la deflación es mala". Y sin embargo, según este estudio, el resto del tiempo no existe correlación entre deflación y contracción económica. Dicho de otra manera, se puede crecer con deflación. ¡ Sorprendente conclusión !
 
Esto sería otra forma de ver que los QE de los bancos centrales están basados en temores irracionales.
 
Lo que el BIS sí ha visto es que típicamente, las "deflaciones de activos" (es decir, mercados bajistas) preceden contracciones económicas. Esto encaja muy bien con mi post sobre el objetivo del BCE con el QE (la reflación de activos). Europa no está aún preparada para soportar una nueva crisis, y la mejor forma de evitarlo, es que la bolsa siga subiendo.
 
El punto clave del informe del BIS es por tanto que la deflación no tiene porqué ser mala: es hora de derrumbar mitos y cambiar de paradigma. Para saber si es mala, hay que investigar si se debe a una caída de la demanda (y de los ingresos y la producción nacional) ó a un incremento de la oferta. En los siguientes gráficos se muestra cómo están subiendo las ventas al por menor en Reino Unido y en España, a pesar de la caída de precios. Es decir, crecen las ventas al por menor (Retail Sales) y sube la actividad económica, en paralelo a una caída del IPC (índice de precios al consumo).
Reino Unido.
 
 

 
España
 
 
Ahora bien, yo me pregunto: ¿realmente el contexto socio-económico actual es de subida de la oferta en vez de caída de la demanda? A corto plazo toca rebotar, entre otras cosas porque justamente ahora sí que hay subida de la oferta por la caída del petróleo. Pero el fondo demográfico (menor población y envejecimiento) apoya la tesis de una menor producción y una menor demanda. Es decir, una deflación debida a una contracción económica general (a su vez motivada por factores demográficos). Aunque la producción rebote ahora en España, lo que hemos visto hasta ahora es una contracción de la producción industrial. Así que sin entrar en más detalles, tampoco veo tan clara la conclusión del post, aunque sin duda la idea expuesta merece ser retenida.
 
En cuanto a EEUU, no será por los incrementos de productividad, que según Greenspan no existen. En este post nos explica por qué el mercado americano está sin ninguna duda, extremadamente sobrevalorado...(echando la culpa a la FED del incremento del PER de la bolsa USA, basado en la caída de tipos).
 
Para terminar, una reflexión general: personalmente la deflación me viene bien. Y creo que a mucha gente también, siempre que no haya efectos ó consecuencias indirectas (como quedarse en paro), que al final es de lo que se trata. Creo que este estudio del BIS da en el clavo: tras la gran crisis de los años 30, existe un miedo patológico a la inflación. En Europa es Alemania (por motivos históricos) la que abandera ese miedo. Pero en la práctica, una deflación "contenida" (como la actual), no tiene nada malo. Nos permite mantener el poder adquisitivo de nuestro dinero ocioso, lo cual es una tranquilidad no despreciable. ¿Por qué no cambiar de paradigma y considerar que un movimiento de precios entre -2% y +2% es razonable y aporta estabilidad a la economía? ¿Quién ha dicho que es bueno rondar un +2% sin caer nunca por debajo de cero? Eso suena más a dogmatismos y prejuicios, de los que ningún ser humano está a salvo. En vez de ver la línea roja en el 0%, igual tendríamos que verla en -2%. Esa sería mi conclusión al estudio...

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