ARCHIVO DEL AUTOR: ANVEGER
Todos nosotros estamos asistiendo a un acontecimiento de una relevancia mayúscula para la geopolítica mundial que, de continuar en esta tendencia (todo apunta a que así sea), podría cambiar la configuración del mundo y las expectativas que tenemos del mismo.
Los precios del petróleo llevan descendiendo desde noviembre del año pasado, alcanzando en la actualidad un precio por debajo de los 50$ por barril de Brent, la mitad de lo que valía hace tan solo unos meses. Esto beneficia a los usuarios del oro negro mientras que perjudica a sus productores. Aunque hay que recalcar que gran parte de las empresas petroleras (por ejemplo, Repsol) ven el efecto-precio prácticamente diluido por efecto de los impuestos, por lo que tales empresas obtienen sus beneficios principalmente por el volumen (efecto-cantidad) más que por el precio, no así los receptores de los impuestos.
El cártel de la OPEP, un acuerdo entre países exportadores del petróleo para restringir la oferta aumentado el precio del mismo y así maximizar las rentas que pueden obtener del resto del mundo, parece tener un adversario situado en el frente de la libertad. La revolución del fracking (o fracturación hidráulica) ha permitido a EEUU reducir su demanda de hidrocarburos en el exterior. Esta revolución lleva fraguándose mucho tiempo y es ahora cuando está comenzando a dar sus frutos. La revolución está para quedarse. El sector del fracking, como apunta el experto Daniel Lacalle, es uno de los menos endeudados (presentando un ratio de deuda no financiera sobre beneficios antes de intereses, depreciación e impuestos entre 0.4 y 1.5).
¿Qué puede hacer la OPEP para defenderse? Incrementar aun más la restricción parece improbable, también se obtienen rentas por el volumen y no sólo por el precio y, sobre todo, la producción de petróleo cada vez es menos una actividad monopolística, por lo que la típica estrategia de la OPEP tendría ahora pocos visos de éxito.
Por otro lado, las energías renovables, si bien todavía presentan una dudosa competencia a los hidrocarburos, han reducido enormemente sus costes por unidad de energía en los últimos años y están proliferando por todo el mundo, cuyo máximo ejemplo es China, que acaba de invertir masivamente en energía solar y eólica. Poco a poco, todo apunta a que la demanda de petróleo vaya disminuyéndose en términos relativos. Cada vez una unidad adicional de crecimiento económico requiere de menos cantidad de petróleo. No olvidemos tampoco que la eficiencia energética es fundamental también para el desarrollo.
Parece que el negocio monopolístico del petróleo tiene los días contados, cuyos participantes carecen de un modelo económico diversificado (como requeriría el de una economía moderna) y en estos momentos cuentan con graves problemas para afrontar sus pagos. El paradigma de ello es Venezuela, cuyos ciudadanos han estado imbuidos en un inmenso espejismo socialista, el espejismo del petróleo. Rusia ha empezado a censurar las noticias económicas en los medios rusos y se espera que se empiecen a tomar medidas para revertir la previsión de caída del PIB para este año en más de un 5%.
La conclusión de todo ello es que la libertad sigue abriendo camino por el mundo y aquellos que apostaron por la manipulación de los precios y el desarrollo de un sistema extractivo están sufriendo sus consecuencias, viéndose obligados a buscar financiación desesperadamente y a implementar reformas y avanzar hacia la apertura y la diversificación económica. El poder económico inclina aún más su balanza a los partícipes del librecambio, lo que trasladará peso geopolítico en sus territorios en un futuro no muy lejano.
Twitter: https://twitter.com/Anveger
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