Aunque los precios en Japón no han aumentado con respecto al año anterior, eso no significa que la batalla contra la deflación haya sido en vano.
En el mes de febrero, el cambio en el IPC nipón con respecto al año anterior, a excepción de los alimentos y el aumento del IVA, fue igual a cero. El dato ha provocado críticas en las que se asegura que el país no ha conseguido combatir la deflación, incluso dos años después de haber introducido agresivos estímulos monetarios.
Las preocupaciones son exageradas. Está claro que el Banco de Japón no ha alcanzado su objetivo, anunciado a comienzos de la campaña de relajación cuantitativa hace dos años, de llegar a una inflación del 2% en dos años. Sin embargo, esto se debe a dos factores que escapan a su control: la abrupta caída de los precios del crudo y el incremento del IVA el año pasado. Los precios del petróleo sin duda han favorecido a la economía nipona, pero el aumento del IVA ha sido negativo. No obstante, los dos factores tendrán efectos temporales en los precios.
Por otra parte, cero no es el límite mínimo que ha alcanzado la inflación en Japón. Es probable que los precios se vuelvan negativos en los próximos meses, si las empresas energéticas reducen su factura. No obstante, una caída de los precios de la energía sería muy favorable para la economía a largo plazo, al aumentar el poder adquisitivo de consumidores y empresas. Incluso el IPC básico, que excluye los precios de la energía y los alimentos, aumentó solamente un 0,3% con respecto al año anterior en febrero. Esto seguramente refleje los efectos sobre la demanda del aumento del IVA el año pasado en tres puntos porcentuales.
Lo más preocupante es que estas caídas temporales mantengan a los japoneses atrapados en "modo deflacionista". Para poner solución a este problema, hay quien piensa que el Banco de Japón volverá a relajar su política monetaria, seguramente el próximo mes. Sin embargo, para acabar con una actitud deflacionista hace falta algo más que un IPC negativo. Además, hay datos que apuntan a un aumento de la demanda.
En febrero, el consumo de los hogares aumentó un 0,8% con respecto al mes anterior. El mercado laboral está muy ajustado: el índice de desempleo ha pasado del 3,6% de febrero al 3,5%. La ratio de ofertas de empleo, ya en máximos de las últimas décadas, sigue aumentando. Y las principales empresas niponas acaban de introducir los mayores aumentos salariales de los últimos años.
Además de los precios al consumo, los precios de los activos, desde las acciones hasta los terrenos, siguen subiendo. Las exportaciones se están recuperando. Estos datos no son típicos de una situación de deflación. Aunque es probable que Japón haya aniquilado las perspectivas de inflación, dado que todo lo demás apunta en la Buena dirección, no es probable que el Banco de Japón incremente los estímulos, al menos de forma inmediata.
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