«El mundo está cada día más cerca del final del juego», advierte Rickards, que acaba de escribir la secuela de “Currency Wars”.
Durante el invierno de 2009, James Rickards, abogado, gestor de fondos y asesor en mercados de capitales del director de Inteligencia Nacional y de la Oficina del Secretario de Defensa estadounidense, participó en un juego de guerra patrocinado por el Pentágono en el Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad Johns Hopkins (APL). El objetivo del juego era conocer las posibles consecuencias de una guerra financiera global. Dos años más tarde, Rickards publicó “Currency Wars: The Making of the Next Global Crisis”, libro que se convertiría en un superventas en Estados Unidos.
Tras participar en ese simulacro de guerra financiera en las instalaciones secretas del Laboratorio de Análisis de Guerra del APL, Rickards formuló un análisis histórico de la política monetaria internacional a lo largo del siglo pasado, así como una valoración tanto de los factores y políticas que condujeron a la debacle de 2008 como las que fueron adoptadas posteriormente. Lo anterior llevó a Rickards a concluir que una crisis financiera global más peligrosa que la ya sufrida no sólo se estaba fraguando sino que era inevitable. Así, en “Currency Wars” Rickards trazó la ruta al fatídico desenlace del caos financiero internacional que resultaría de la primera guerra de divisas de este siglo: la caída del dólar como divisa de reserva mundial y la eventual sustitución del dinero fiduciario por la vuelta al patrón oro.
«El mundo está cada día más cerca del final del juego» advierte Rickards, que acaba de escribir la secuela de “Currency Wars” titulada “The Death of Money, The Coming Collapse of the International Monetary System”.
Disponible a la venta a partir de abril de 2014, “Death of Money” retoma las alarmantes predicciones contenidas en “Currency Wars” y realiza un análisis en profundidad sobre cómo el funcionamiento del sistema monetario internacional podría colapsar y qué nuevo sistema podría surgir para reemplazarlo.
Mientras que “Currency Wars”, explica Rickards, «miraba a la macroeconomía global a través de la lente de los tipos de cambio, incluyendo los períodos en que estos estaban vinculados al oro y el más reciente período de tipo de cambio fluctuante, “The Death of Money” lo hace de manera más amplia teniendo en cuenta no sólo los tipos de cambio y el dólar, sino también la política fiscal y la necesidad de un cambio estructural en EE.UU., China, Japón y Europa». Además, añade Rickards: «“Currency Wars” presentaba un amplio uso de la historia para desarrollar sus principales argumentos sobre el dólar y el oro, mientras que “The Death of Money” se fundamenta menos en la historia y más en el análisis dinámico».
Aunque para algunos la economía mundial parece envuelta en un manto de calma relativa y los mercados financieros acogen con entusiasmo las tasas de interés cero y las políticas de relajamiento monetario emprendidas por la Reserva Federal estadounidense, Rickards advierte sobre la prevalencia de tendencias que confirman su pronóstico de una tormenta inminente.
Las soluciones monetarias amenazan con socavar la confianza en el papel moneda.
Como anunció en 2011, Rickards cree que las políticas de la Reserva Federal destinadas a importar inflación a la economía estadounidense continuarán algunos años más, hasta bien entrado 2015 y, tal vez, más allá (con objeto de evitar la deflación propiciada por una depresión económica y el inherente “desapalancamiento”). Rickards también apunta a otros procesos que estarían contribuyendo a la pérdida de confianza en el dólar como moneda de reserva mundial: «La política fiscal de Estados Unidos, la acumulación de oro por parte de Rusia y China, la impresión de dinero de Japón y Reino Unido y el surgimiento de grupos regionales como los BRICS».
Según Rickards, el carácter inexorable de la próxima tormenta financiera global se debe a que «el mundo se enfrenta a problemas estructurales, pero los está tratando de resolver con soluciones coyunturales. Un problema estructural sólo se puede resolver con soluciones estructurales, incluyendo cambios en la política fiscal, en la política laboral y en la regulación y creación de un clima de negocios positivo. El tipo de soluciones monetarias que se están implementando no son una respuesta a los problemas estructurales a los que nos enfrentamos. Las soluciones monetarias amenazan con socavar la confianza en el papel moneda. Al final, la combinación de problemas estructurales sin abordar y una política monetaria imprudente invariablemente conducen ya sea a una deflación extrema, a una hiperinflación atroz, a la “estanflación” o a un colapso de la confianza en el dólar».
Espero que la economía mexicana supere a la economía de EE.UU. en los próximos años.
Si la estabilidad del dólar está en riesgo, ¿cómo encajan otras regiones clave en el análisis de Rickards? Consultado sobre México, el segundo socio comercial de Estados Unidos, Rickards augura:
«Las economías de México y Estados Unidos están estrechamente vinculadas a causa del Tratado de Libre Comercio y la inmigración. Y así seguirá siendo. Sin embargo, EE.UU. va a ser menos importante en el futuro para México, y China cobrará mayor importancia. EE.UU. verá un aumento de la inflación en los próximos años debido a su política monetaria imprudente. México debería ser capaz de evitar la inflación debido a sus exportaciones de energía y a su mano de obra relativamente barata. El resultado será un fortalecimiento gradual del peso mexicano contra el dólar estadounidense, algo que ya está ocurriendo. México también será un imán importante para la inversión china. En resumidas cuentas, anticipo que la economía mexicana superará a la de EE.UU. en los próximos años. México comenzará a desvincularse en cierta medida de EE.UU. para vincularse más estrechamente al resto del mundo, especialmente con Europa y China».
El euro es la divisa más potente del mundo y seguirá fortaleciéndose.
Frente al dólar, Rickards también es optimista sobre la Unión Económica y Monetaria europea (UEM), por lo que insiste en que «el euro es la divisa más potente del mundo y seguirá fortaleciéndose».
Sin embargo, algunos analistas señalan que una mayor apreciación del euro podría amenazar la integridad de la zona euro. ¿Por qué Rickards no lo ve así?
«La mayoría de los analistas no entienden el comportamiento dinámico del euro. Asumen erróneamente que si el crecimiento es débil, el desempleo es alto y los bancos son insolventes, la divisa también tiene que debilitarse. Esto no es cierto. La fuerza de una moneda no depende del estado actual de la economía, sino de las tasas de interés y los flujos de capital. En estos momentos, Europa tiene altas tasas de interés en comparación con EE.UU. y Japón, y está recibiendo grandes flujos de capital de China».
¿Cree que Alemania defenderá el euro a cualquier precio?
«Alemania se beneficia más del euro que cualquier otro país, ya que facilita la compra de las exportaciones alemanas a sus socios comerciales europeos. Los ciudadanos de toda Europa están a favor del euro, ya que les protege de las devaluaciones que habitualmente experimentaban sus antiguas monedas. Ningún país saldrá del euro. Nuevos miembros se irán adhiriendo cada año. Alemania hará lo que sea necesario para defender el euro y la UEM. Basándonos en todo esto, el euro va a ser mucho más fuerte».
España ha realizado con éxito ajustes estructurales para dejar atrás sus principales problemas, a diferencia de Estados Unidos donde no se han abordado los problemas estructurales y están por venir ajustes económicos dolorosos.
¿Y España? Aumento de los niveles de pobreza, ingresos per cápita a nivel de 2003, deuda próxima al 100% del PIB, desempleo masivo… ¿No es una moneda fuerte lo contrario de lo que necesita el país?
«Las dificultades a las que España se ha enfrentado en los últimos cinco años son parte de un ajuste estructural necesario para que el país pueda competir con mayor eficiencia. La mayor parte de este ajuste ya se ha completado y España está preparada para un buen crecimiento en los próximos años. Los costes laborales unitarios han disminuido más de 20 % desde 2008, lo que hace que el mercado laboral español sea más competitivo con el resto del mundo. El desempleo es duro, pero le brinda a España una enorme reserva de mano de obra sin explotar disponible ahora que nuevo capital entre en el país. El aumento de la tasa de actividad entre los desempleados permitirá que la economía española crezca mucho más rápido de lo que sus datos demográficos generales sugieren. El euro ha dado a España una moneda fuerte, que es muy atractivo para los inversores extranjeros. Ford y Peugeot han anunciado recientemente nuevas inversiones importantes en España y se podrían esperar más. El capital chino también está dispuesto a invertir en infraestructuras españolas. España ha realizado con éxito ajustes estructurales para dejar atrás sus principales problemas, a diferencia de Estados Unidos, donde no se han abordado los problemas estructurales y están por venir ajustes económicos dolorosos».
Teniendo en cuenta el impacto en cuestiones de seguridad nacional que supone el análisis de Rickards y la mera posibilidad de que la estabilidad del dólar peligre, se podría esperar que una muy preocupada comunidad de inteligencia estadounidense llamase la atención a los responsables políticos. No es el caso, afirma Rickards:
«Varias agencias gubernamentales, institutos de investigación y empresas privadas han seguido haciendo simulaciones en forma de guerras financieras y ataques a los sistemas de los mercados de capitales desde aquel ejercicio en 2009, y he sido asesor y participante en muchos de ellos. Sin embargo, estas comunidades vinculadas con la seguridad nacional y los actores privados que han realizado sus propias simulaciones han tenido muy poco impacto en las políticas que llevan a cabo el Departamento del Tesoro y la Reserva Federal. El Departamento de Defensa y la comunidad de inteligencia están preocupados por la futura estabilidad del dólar, pero el Departamento del Tesoro está menos preocupado. Esto ha creado cierta tensión entre aquellos que ven el peligro y no puede hacer mucho al respecto y los que pueden afectar a la política de dólar, pero no ven el peligro».
La Reserva Federal puede causar deflación o inflación, pero no puede general un crecimiento económico real y estable.
En cualquier caso, Rickards sostiene que si sus predicciones se cumplen (y en su opinión es sólo cuestión de tiempo), el colapso del dólar conllevaría a un nuevo “reset” mundial en el que el oro recobraría su histórico protagonismo como patrón del sistema monetario internacional. De ahí que, en definitiva, lo que ocurra después del fin del dinero fiduciario dependerá de quién esté mejor posicionado en cuanto a reservas del metal precioso.
¿Se puede evitar el punto de no retorno en el camino hacia la “muerte del dinero”?
«El punto de no retorno puede haber pasado ya», lamenta Rickards, «pero las consecuencias aún no se han desatado».
Para Rickards, el futuro de la todavía principal economía del mundo, y por ende, del sistema monetario internacional, depende de decisiones paradójicas: «La Reserva Federal se ha arrinconado por sí sola. Si se toman medidas para la reducción de compras de activos, la economía entrará en una recesión con consecuencias deflacionarias. Si no lo hace, a la larga socavará la confianza en el dólar. Ambos resultados son malos, pero no hay buenas opciones. Este es el fruto de quince años de manipulación del mercado por parte de la Reserva Federal que comenzó con la crisis rusa de Long-Term Capital Management L.P. (LTCM) en 1998. La Reserva Federal puede causar deflación o inflación, pero no puede general un crecimiento económico real y estable».
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