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lunes, 30 de marzo de 2015

PRODUCTIVIDAD Y CURVA DE EFICIENCIA MARGINAL DEL CAPITAL

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 EL DOLAR AGUJEREADO

Revisitando el libro clásico de J.M.Keynes, “Teoría general” (1) me interesó la curva de eficiencia marginal del capital (2), una de las variables explicativas claves en su modelo. Esta curva se construye sobre dos pilares: productividad marginal del capital y expectativas de largo plazo. Me propongo revisar estos conceptos.
Para estimar la productividad del factor trabajo debemos hacerlo con respecto a una unidad de producción que llamaremos en adelante empresa (3). La productividad del trabajo no es independiente de la empresa pues un mismo trabajador puede rendir más en una empresa que en otra.
Asumiendo un tamaño de planta fijo y un proceso de producción con una tecnología determinada, cada vez que se aumenta un trabajador al proceso productivo, se agregará un número variable de unidades del producto que pueden serle atribuidas. El número de unidades será variable porque todos los trabajadores no son igualmente diestros o no se encuentran en el mismo punto de su curva de aprendizaje. Pero también porque todas las funciones que cumplen los trabajadores no tienen la misma significación en el proceso productivo.

La suma de las unidades de producto que se pueden atribuir a cada uno de los trabajadores, es el producto total de cada proceso medido en un período. El producto total dividido entre todos los trabajadores empleados proporciona la productividad media del trabajo para esa empresa. La producción media elimina las diferencias entre las capacidades y funciones de los trabajadores.

El número de unidades que agrega cada nuevo trabajador que se incorpora al proceso de la empresa, es la productividad marginal de su trabajo. Si se agregan más unidades de trabajadores habrá más unidades de producto. En algún punto, las unidades que se agregan comenzarán a declinar no por las características del trabajador sino por la saturación del factor fijo, llegando a un punto en que un nuevo trabajador no aporta una nueva unidad de producción. Al llegar a ese límite, la capacidad de la planta que ha permanecido fija está produciendo a su máximo nivel.

Comparando productividad

Si se pudiera comparar dos empresas con la misma configuración (antigüedad, tamaño, especificaciones técnicas), podría haber una diferencia en la producción total y en la productividad media aún cuando ambas estuvieran al máximo de su capacidad de producción. Estas diferencias podrían explicarse por las diferencias en la forma de coordinar las diferentes etapas del proceso productivo, en la destreza de su personal, en el número de productos defectuosos. Estos son temas de gestión del proceso. Aquella empresa que alcance una mayor producción total y una mayor productividad media, será considerada como más productiva y eficiente en el uso de los factores productivos.

¿Por qué las empresas no alcanzan su máxima producción teórica, su frontera de posibilidades de producción? Hay varias respuestas posibles que no son excluyentes:

1) Porque los consumidores no demandan tantas unidades del producto final como las que pueden ofrecer todas las empresas que compiten en esta industria en particular. Y esto puede ocurrir porque la capacidad de producción de esta industria está sobredimensionada. O también, porque las preferencias de los consumidos cambiaron con el tiempo, se redujo la demanda inicial o su crecimiento no acompañó al crecimiento de la capacidad de producción.

2) Porque las otras industrias demandan trabajadores diestros y parte de las materias primas e insumos que demanda la industria en que nos hemos enfocado. Como se debe competir por trabajadores, materias primas e insumos, los costos de estos factores irán en aumento. Es aquí que aparece una regla de gestión: el último trabajador que se contratará será aquel cuyo costo (salario) es igual al valor (precio) del (los) producto (s) que agrega.

Ocurre que en una industria determinada, las empresas no tienen la misma configuración de planta, es decir, no comenzaron en el mismo momento, no emplean la misma tecnología, no tienen el mismo tamaño y no son gestionadas del mismo modo. ¿Cómo se puede comparar empresas tan disímiles aún cuando oferten un mismo producto?

Se puede responder apelando a valores monetarios, en este caso, a los costos de producción. La empresa más productiva será aquella que alcance un menor costo medio por unidad de producto comparable, por todas las unidades teóricas que podría producir a su máxima capacidad durante un período comparable, por ejemplo, diez años. La diferencia entre una empresa y otras se puede deber:

1) Al menor costo fijo por unidad de producto teórico, que se obtiene al dividir el costo total de planta (incluyendo su mantenimiento durante el período) entre las unidades de producto que puede alcanzar con su capacidad teórica máxima de producción.

2) Al menor costo variable por unidad de producto teórico, que se obtiene al dividir el costo total en trabajo, materias primas e insumos, entre las unidades de producto que puede alcanzar con su capacidad teórica máxima de producción. Las diferencias en los costos de estos factores se pueden originar en el número de trabajadores empleados por las plantas, en el costo por tipo de trabajador (calificación), en la tasa de conversión de materias primas e insumos en unidades de producto final (por menor desperdicio o requerimiento).

El costo variable depende (es función) del diseño de planta y la tecnología elegida. Es altamente probable que nuevas empresas que se agreguen a una industria, utilicen plantas más productivas que sus antecesoras.

Hasta aquí se puede comparar entre diversas alternativas dentro de una misma industria. Unas empresas pueden ser más productivas que otras. Otra forma de expresar este concepto es referirse a la eficiencia marginal del capital o el rendimiento de una inversión.

Sin embargo, al momento de decidir si se crea una nueva empresa para una industria se sabe el costo de instalar la planta, su producción teórica máxima y la cantidad de factores variables que se necesitarían para alcanzarla. Sobre lo que no se tiene certeza es: (1) si las preferencias actuales de los consumidores por el producto de esta industria crecerá o al menos se mantendrá en los siguientes años; (2) si habrán otros inversionistas que decidan en el futuro ingresar a esta misma industria porque consideran que tiene un desempeño adecuado o porque se ha creado una nueva tecnología más productiva; (3) si la demanda por trabajadores, materias primas e insumos de otras industrias, encarecerán sus costos. Sobre todos estos temas, hay incertidumbre y es altamente probable que algunos de ellos sino todos, limiten la capacidad de producción de la empresa por debajo de su máximo teórico.

En consecuencia, la curva de eficiencia marginal del capital que puede elaborarse trayendo a valor presente un flujo de ventas esperado que comprende todas las anualidades entre la puesta en marcha de la empresa hasta alcanzarse su vida útil, debe ser estimada por debajo de su potencial teórico. ¿Cuán debajo? Dependerá de las expectativas de largo plazo de cada inversionista particular, con relación a cómo se comportará la economía en los siguientes años.

Inversión original y bursátil

En el pasado, los inversionistas tradicionales creaban una empresa y a ella quedaban asociados hasta que cumpliera su ciclo de vida, o una nueva inversión la pusiera en una nueva situación. Si los resultados no eran los esperados, podían vender el negocio en marcha asumiendo una pérdida o en caso contrario, cerrar y liquidar los activos remanentes.

Para crear una empresa se podía invertir los recursos propios o combinarlos con préstamos. El uso de créditos a fin de cuentas, era compartir los beneficios esperados con un inversionista preferente (contablemente, el costo del crédito, las tasas de interés, son un costo para la empresa). El desarrollo del mercado bursátil (de capitales) introdujo una modificación crucial: convirtió en líquida (fácilmente transable) la inversión o parte de ella.

El inversionista que compra en bolsa tiene mucho menos información sobre el rendimiento esperado de la inversión. Pero a diferencia del inversionista original, observa un rendimiento (dividendos) y hace sus previsiones sobre lo que podría ocurrir en los años siguientes aunque no necesita mirar tan lejos como todo el horizonte de vida de la empresa. Si espera que la situación de la empresa se mantenga satisfactoriamente o aún mejore, preverá que las acciones que hoy compra a un precio las puede vender en el futuro a un precio mayor. Es decir, la empresa tendrá un mayor valor.

Sin embargo, la previsión que hace un inversionista sobre el valor de las acciones de una empresa la pueden hacer otros inversionistas. Y como en todo mercado, si la demanda por las acciones aumenta, el precio de la acción subirá hasta un punto en que pierde total atractivo. La empresa podría haber alcanzado un valor bursátil que no corresponde a sus posibilidades de generación de beneficios. Lo contrario ocurre cuando los inversionistas bursátiles que compraron acciones comprueban que no se cumplen las previsiones que hicieron sobre el comportamiento del mercado de esa industria al tomar la decisión. La empresa podría caer a un valor bursátil que tampoco corresponde a sus posibilidades de generación de beneficios.

Pero hasta aquí sin que se haya dicho, los inversionistas tanto originales como bursátiles, habrían actuado racionalmente, tomando las mejores decisiones posibles con base en el cálculo basado en la información limitada que disponían en cada caso. Sin embargo, los horizontes temporales de análisis son diferentes y por tanto sus expectativas no están alineadas a los mismos plazos. Cuanto más corto sea el plazo del inversionista bursátil, su comportamiento será más especulativo sin que esto influya en la productividad de la empresa que se explica por los factores antes explicados. En otro artículo volveré sobre el tema.


1 Teoría General de la ocupación, el interés y el dinero.
2 Que es la curva de demanda por inversión.
3 También podríamos denominarlo proyecto.

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