¿Es posible que China entre en deflación?
Confirmada la predicción europea, veamos si el proceso desinflacionista toma fuerza en otros países y que estrategia debe tomar el inversor al respecto. Hace tiempo que China pasó de crecer del 15% anual al 7% (pronto menos).
Cuando hace ahora cuatro años dije desde estas mismas páginas que Europa tenía muchas probabilidades de entrar en deflación (“La japonetización de la Economía Occidental”), era consciente de que mi predicción sonaba surrealista e iba a ser muy criticada. Pero una de mis máximas es que en economía todo es posible y que lo que importa no son las opiniones, sino los hechos. Y también que estar en contra del consenso no es necesariamente malo.
Años después, los hechos son concluyentes. No sólo el IPC de la Eurozona es negativo. Es que países como España ya están en deflación (más de seis meses de IPC negativo). Y el planteamiento de que todo se debe a la bajada del precio del petróleo no se corresponde con la realidad. Primero, porque el proceso desinflacionista empezó mucho antes de que empezara a caer el precio del crudo. Segundo, porque la inflación subyacente –que excluye este factor del cálculo– también baja de forma consistente desde hace años.
Otro dato importante son los indicadores del mercado. El mercado es un gran indicador adelantado. Y resulta que actualmente la cuarta parte de los bonos soberanos de la Eurozona cotizan con tipos de interés negativos, y bastantes corporativos de alta calidad crediticia, es decir, anticipan que merece la pena comprar un bono con un tipo de interés de, digamos, -0,5%, porque, al ser negativo el IPC, la rentabilidad real es positiva (rentabilidad real = rentabilidad nominal – IPC). En otras palabras: si la rentabilidad nominal es negativa, se compensa con el aumento de poder adquisitivo de la bajada de precios de bienes y servicios en la economía.
China es el mayor comprador de materias primas y petróleo del mundo. En otras palabras; si crece menos, compra menos, y si compra menos, presiona a la baja el precio de ambas materias primas
Puedo tener mi dinero en un bono alemán, es decir, en el sitio más seguro posible –debajo del colchón me lo pueden quietar si entran a robar en casa, o si se quema la vivienda– y aun así no pierdo poder adquisitivo. Y si siguen la deflación y con las compras del BCE puedo obtener una plusvalía en el precio de compra de los bonos (que por eso lo compran los inversores, no por el cupón). Volviendo al tema de los tipos negativos, por eso decimos que el mercado es un indicador adelantado: porque quién compra un bono a X años con rentabilidad negativa lo que piensa es que el IPC será negativo durante mucho tiempo. Son las famosas “nflation expectations” que tanto miran los bancos centrales.
Pero no es sólo la eurozona: es toda Europa. El otro día el Banco Central de Suecia tomó una medida sin precedentes: estableció tipos de interés oficialesnegativos. Ni el BCE, ni la Reserva Federal de los EEUU (la “Fed”), ni siquiera el Banco de Japón lo habían hecho. Aclaremos que, aunque es muy parecido, no es lo mismo establecer tasas por tener dinero depositado a un determinado plazo en, por ejemplo, el BCE, o que un bono cotice con tipos negativos en el mercadoque establecer que los tipos de interés del Banco Central de un país son del -0,1%, que es lo que ha hecho Suecia, a la par que lanza su propio programa de inyección monetaria masiva (QE)
Podría hacer todo un artículo con datos similares, pero creo que a estas alturas ya no es necesario. Ni útil, porque, lógicamente, lo que espera un inversor u ahorrador son soluciones, no que le cuenten historias ni entrar en debates baldíos sobre si la deflación es buena o mala. También quiero aclarar por enésima vez que para un inversor u ahorrador la deflación no es buena o mala.
Es una cosa u otra dependiendo de si el asesoramiento recibido ha sido bueno o malo, es decir, de si le dijeron a tiempo como adaptar su cartera a un escenario deflacionista y ganar dinero en ese contexto. Y yo ya di esos consejos hace mucho tiempo en “Que error, que inmenso error” y posteriormente en un “Un 5% relativamente seguro”. También pueden encontrar consejos al respecto en mi libro “¿Y yo, que hago con mis ahorros?” (Deusto), especialmente en las carteras propuestas en los dos últimos capítulos, así que no voy a repetirme.
Si China decidiera ser más como Bernanke que como Weidmann, podríamos asistir a un proceso de estímulo masivo para su economía que, al ser un país “raro comunista”, seguramente sería por la vía del incremento del gasto público –lo que podría ser una gran oportunidad de inversión (en renta variable china)-.
Sólo decirles que esos consejos siguen siendo válidos, aunque obviamente quién los siguió hace años –cuando se escribieron los artículos– habrá ganado el grueso de lo que se podía ganar en el proceso, y que, para quién los siga ahora, serían más defensivos que fórmulas para obtener buenas plusvalías y cupones, en el sentido no tanto de ganar mucho dinero –se ha ganado mucho dinero en bonos públicos y privados desde que se establecieron estrategias en base a dichas ideas-, sino de no quedarse en el “cero coma” que van a dar los depósitos –si lo dan– en el futuro. Y obtener al menos de uno o tres puntos porcentuales de rentabilidad manteniendo un perfil conservador (uno de los objetivos que se plantean en el libro, aparte de consejos varios para entrar en un banco y que no te den gato por liebre)
Confirmada la predicción europea, veamos si el proceso desinflacionista toma fuerza en otros países y que estrategia debe tomar el inversor al respecto.
Para empezar, igual que me apunto la medalla de la predicción europea y norteamericana del artículo de “La japonetización ..” también reconoceré el error: en el artículo consideraba que China y otros países emergentes estaban fuera de peligro. Pues reconozco humildemente que ahí me equivoqué. No es así. No creo que mi error haya afectado mucho a ahorradores o inversores, porque no me imagino a un ahorrador o inversor medio comprando bonos chinos, por poner un ejemplo. Y además me dispongo no sólo a reconocerlo, sino también a corregirlo: en cuanto al ajuste de la predicción y a la forma de cómo se puede ganar dinero –o no perderlo– en el nuevo escenario “ajustado”.
Hace tiempo que China pasó de crecer del 15% anual al 7% (pronto menos). Hasta ahí sin problema. Las autoridades chinas querían enfriar su economía y que, además, dependiera más del consumo interno, y no tanto de las exportaciones. Una explicación que creo absolutamente cierta. Pero no nos lo contaron todo.
No nos contaron que han hecho tantas fábricas que tienen un claro problema de sobreproducción. ¿Y de dónde saco esa conclusión? Del índice de precios de la producción: lleva treinta y tantos meses en negativo, que se dice pronto. En deflación, vaya. Y es el oficial, que en China equivale a decir que va “maquilladillo” (como poco). ¿Y qué dice este indicador? Pues que para poder dar salida a la producción, las fábricas chinas tienen que tirar los precios. Y que llevan casi dos años haciéndolo.
Gráfico nº 1: El índice de precios industriales “tira” del IPC
Fuente: National Bureau of Statistics & y blog “El Puente”, de Alexis Ortega
Basta ver el gráfico anterior para ver la correlación entre el IPC y el IPP (índice de precios a la producción).
No es extraño que esto se esté trasladando al IPC y a la inflación subyacente –no señores, no es sólo el petróleo, aunque obviamente influye-. Como puede verse en el gráfico que viene a continuación, la inflación subyacente baja desde mucho antes de que empezara la caída del precio del crudo. Exactamente como en el caso europeo.
Grafico nº 2: Inflación subyacente en China. El proceso desinflacionista no se debe sólo a la bajada del precio del petróleo
Visto lo anterior, el quid de la cuestión, en lo que a posibilidad de que China entre en deflación, está en el gráfico nº 1, y, más concretamente en si la línea azul (el IPC “de toda la vida”) va a seguir la dirección de la línea roja (los precios de salida de fábrica de los productos).
A tenor de la evolución y la correlación histórica de estos dos elementos que se aprecia en el gráfico, la respuesta es que las probabilidades se inclinan a favor de que sea así. Pero es que además hay una cuestión que no se daba en Europa y que en China cobra especial importancia: que este país es el mayor comprador de materias primas y petróleo del mundo. En otras palabras; si crece menos, compra menos, y si compra menos, presiona a la baja el precio de ambas materias primas. Y la bajada del precio del petróleo y de las materias primas en un país tan dependiente de ambos abarata el coste de producción, es decir: esdesinflacionista. Y es un círculo vicioso o virtuoso dependiendo de cómo enfoquemos la cuestión, porque de ellos depende cuál sea la evolución del precio, al menos en lo que las materias primas industriales se refiere.
Obviamente vamos a enfocar la cuestión desde el punto de vista del inversor. Y desde ese punto de vista pueden venir incluso buenas noticias. O malas. Porquelas autoridades Chinas pueden hacer como el señor Weidmann –presidente del Bundesbank- ante la amenaza de deflación, es decir, nada o, peor todavía -en el caso de Weidmann- decir que el riesgo es ¡la inflación! (increíble, pero lean“El señor Weidmann se equivoca”, escrito hace dos años), lo cual en una economía emergente puede ser demoledor para el crecimiento, o tienen al mando a alguien con mejor visión que Weidmann y deciden tomar cartas en el asunto. Y dudo que haya alguien con tan poca visión como Weidmann. Es más, las autoridades chinas ya han empezado a tomar medidas, aunque, de momento, modestas, pero muestran que son conscientes de la situación.
Si China decidiera ser más como Bernanke que como Weidmann, podríamos asistir a un proceso de estímulo masivo para su economía que, al ser un país “raro comunista”, seguramente sería por la vía del incremento del gasto público –lo que podría ser una gran oportunidad de inversión (en renta variable china)-. Tengamos en cuenta que, en contra de las apariencias, para un inversor extranjero la bolsa China lleva plana cinco años. Me refiero al Hang Seng, porque, para quién no lo sepa, los índices esos que tanto han subido, como el de Shanghai, son de acciones que sólo pueden comprar de forma limitada los inversores extranjeros. Vamos: que es un “casino” particular de los inversores chinos. Y muy peligroso, por cierto. El Hang Seng lleva, como digo, plano, desde 2011, y si hay fondos que invierten en China que se han revalorizado es más por efecto dólar que por efecto índice. Están “denominados” en dólares y se benefician plenamente de la subida del 19% que ha tenido este último respecto al euro desde mínimos anteriores.
Si, por el contrario, en China hay un Weidmann de ojos rasgados o si sus burbujas inmobiliarias y fabriles impiden acciones de estímulo, estamos ante un riesgo para el crecimiento de la economía mundial. Y China no es Grecia(aunque la capacidad actual de los medios de potenciar un tema es tal que parece que tuvieran el mismo PIB). Volver a meter la pasta en el tubo (salir de la deflación) en un país como China puede ser complicado. Afortunadamente China tiene las mayores reservas de dinero que puedan imaginarse. Le sobra munición para estimular el crecimiento,.
Así que tengamos muy presente a China, tanto como posible problema como posible oportunidad.
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