Alemania y el FMI liman asperezas; recortes automáticos a cambio de alivio
La quita sigue siendo una línea roja, aunque Bruselas ve el rescate inviable
El escollo son unas previsiones divergentes sobre la deuda helena futura
Jeroen Dijsselbloem, presidente del Eurogrupo, cede el paso a Euclides Tsakalotos, ministro de Finanzas griego. Reuters
La reunión de emergencia de ayer del Eurogrupo se podría considerar como la primera vez en que el sector duro de la Eurozona, liderado por Alemania, aceptó que la deuda de Grecia es simplemente impagable. Lo verbalizó el jefe de los ministros de la Eurozona, el holandés Jeroen Dijsselbloem, y lo asumió el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble.
Precisamente la posición de Schäuble fue la clave: por primera vez en meses se sentó a negociar con Grecia y el resto de socios europeos dispuesto a aceptar algún tipo de alivio en la carga de la deuda helena, algo a lo que se había negado en redondo hasta ahora. Una posición que había puesto en riesgo la participación del Fondo Monetario Internacional (FMI) y, por consiguiente, la llegada del próximo pago del rescate heleno, 3.600 millones para afrontar los vencimientos de julio.
"Es justo asumir que en el largo plazo habrá algunos problemas con la sostenibilidad de la deuda griega", confesó Dijsselbloem, en lo que supone un cambio en la postura oficial de los acreedores y un reconocimiento implícito de que Grecia no va a poder devolver su deuda. De momento, lo que se ha planteado es un alivio muy tibio, apenas un alargamiento de los vencimientos y un tope a los intereses, incluso con moratorias de pago.
Francia: "Hemos hablado por primera vez"
Pero es una pequeña victoria para Alexis Tsipras, y su gobierno no dudó en celebrarlo. El ministro griego de Finanzas, Euclides Tsakalotos, afirmó al término de la reunión que "es un gran alivio que finalmente estemos negociando sobre la deuda". Michel Sapin, ministro de Finanzas francés y una de los aliados de Grecia, aseguró que el encuentro de ayer supuso el pistoletazo de salida para "una negociación real sobre la deuda. Por primera vez hemos abordado esta cuestión".
La próxima fecha clave, el 24 de mayo, con una nueva reunión del Eurogrupo donde se deberían acordar nuevos detalles. Pero antes de cerrar cualquier acuerdo sobre la deuda, Grecia debe tragar con el "mecanismo de contingencia" que active recortes automáticos si no cumple los objetivos de tener un superávit primario del 3,5% del PIB en 2018.
En este punto están de acuerdo el FMI y Alemania, y la oferta final que se le planteará a Grecia sobre su deuda para fruto del compromiso al que han llegado ambas, los actores clave en el último enfrentamiento por el rescate de Grecia. De hecho, Schäuble calificó la propuesta del mercanismo de contingencia como "sensata" y reconoció que por eso se mostraba optimista de cara a mayo.
En cualquier caso, a corto plazo no parece que vaya a haber grandes concesiones: Dijsselbloem recalcó ayer que la quita nominal es una de las líneas rojas en la negociación, así como cambios profundos en el programa que se ha impuesto a Grecia.
Divergencia en las previsiones
El documento confidencial, preparado por la Comisión Europea, sobre el que se ayer se negoció también incluyó la posibilidad de alivio de la deuda. Sin embargo, el gran problema ahora son las grandes divergencias que se planteaban en el propio documento sobre las previsiones de Grecia y la sostenibilidad de su deuda.
Tal y como recoge The Wall Street Journal, que ha tenido acceso a él, el escenario más pesimista calcula una deuda helena del 258,3% en 2060, mientras que el más optimista ve una deuda de solo el 62,8% en ese mismo año, y eso sin ni siquiera contar con las medidas de alivio que se están negociando.
Precisamente todos los escenarios, menos el más optimista, dudan abiertamente de que Grecia sea capaz de devolver una deuda que se situó en el 177% del PIB el año pasado. El documento sostiene que "este análisis trae serias dudas sobre la sostenibilidad de la deuda pública de Grecia a largo plazo" y sin una mejora de las condiciones de los créditos, los intereses anuales y los pagos del principal serán mucho mayores de lo que se considera generalmente como sostenible.
Las medidas de alivio estudiadas (extensión de vencimientos, limitación de los intereses anuales, tope al tipo de interés) podrían reducir a largo plazo la deuda sobre el PIB en 31,2 puntos porcentuales.
Además, se plantea que los beneficios de los bancos centrales, incluido BCE, por la compra de bonos griegos se devuelvan a Atenas y que se permita a Grecia utilizar el dinero sobrante del tercer rescate para devolver anticipadamente los préstamos del FMI, que tienen un mayor interés que los europeos.
Como resumió Dijsselbloem: "Hoy hemos abierto el debate".
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