Atenas debe legislar un mecanismo automático de recortes...
... que se activará si incumple sus metas fiscales
Como tantas otras veces en la crisis griega, el partido crucial para salvar el bloqueo se resolverá en dos tiempos. Los ministros de Finanzas dieron las directrices políticas a los segundos de las capitales y a los técnicos de las instituciones para que planteen las opciones para resolver el nudo gordiano al que se refirió en su llegada el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem. Alemania claudica y permite el debate sobre la reestructuración de la deuda.
Con las medidas propias del tercer rescate ya a punto de recibir el visto bueno de la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), los obstáculos son la renegociación de la deuda helena y el paquete de contingencia de unos 3.600 millones de euros impuesto a Grecia por la presión del FMI. El Eurogrupo estudiará las propuestas e intentara conseguir un acuerdo durante su próximo encuentro el 24 de mayo. "Hemos conseguido un importante progreso", dijo el siempre optimista comisario de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici.
El organismo dirigido por Christine Lagarde impuso como condición para su participación en el rescate que Atenas prepare ajustes adicionales por valor de un 2% de su PIB, lo que serviría en su opinión para asegurar que el país cumple con el objetivo fiscal del programa de conseguir un superávit fiscal del 3,5% del PIB en 2018. Si Grecia consigue satisfacer en este punto a sus acreedores, sobre todo al FMI, Alexis Tsipras finalmente vería el camino despejado para renegociar el pago de su deuda, su gran objetivo desde que llegara al Gobierno heleno.
Sin embargo, esta mejora de los términos para devolver los alrededor de 320.000 millones que el país debe, sobre todo a los socios europeos, no tendrá el calibre deseado por Tsipras. La razón es que Alemania continua oponiéndose a cualquier renegociación de la deuda que suponga una transferencia fiscal para Atenas, a pesar de que el fondo insiste en que una mejora sustancial es necesaria para conseguir la sostenibilidad de la deuda helena.
El nudo gordiano se complica más aún porque el Parlamento alemán y las cámaras de otros socios del norte no darán su visto bueno a los fondos del rescate si el FMI no forma parte del programa. Para intentar sortear el problema, Dijsselbloem propuso ayer tres opciones para mejorar los términos del pago de la deuda helena.
Las tres opciones
En el corto plazo, los europeos mirarán cómo optimizar los pagos. De esta manera, la Eurozona principalmente se compromete a reajustarlos para no provocar problemas de liquidez a los helenos, y que los vencimientos que tengan durante el programa (hasta 2018) no sean excesivos anualmente. Fuentes europeas explicaron que se está estudiando que el pago de tramos y vencimientos no supere entre el 15 y 20% del PIB heleno al año.
A medio plazo, se comprometen a estudiar nuevos periodos de gracia en el pago de intereses y vencimientos más amplios, pero tan sólo a partir de 2018 y una vez se haya cumplido con todas las medidas y el objetivo fiscal del rescate.
Finalmente, estudiarán si Grecia necesita a largo plazo nuevas medidas para garantizar la sostenibilidad de su deuda, pero sólo al final del programa de ayuda.
"Es justo asumir que en el largo plazo habrá algunos problemas con la sostenibilidad de la deuda griega", confesó Dijsselbloem, recordando el horizonte de unos 32 años bajo el que los griegos continuarán con su altísimo endeudamiento.
Pero antes de llevarse este caramelo a la boca, Grecia debe tragar con el "mecanismo de contingencia" que los europeos continúan considerando innecesario dado que las medidas ya acordadas con los griegos son suficientes. Sin embargo, el FMI se mantiene firme, insistiendo en que este paquete de contingencia se legisle por adelantado y con una lista clara de ajustes que se activaría casi automáticamente en caso de desvío.
Finalmente, el Eurogrupo adoptó ayer una decisión salomónica. Tuvo en cuenta las objeciones de los griegos respecto a la imposibilidad de legislar medidas concretas que luego no serían aplicadas. Eso sí, acordaron que Grecia tendrá que legislar sobre cómo corregir posibles desvíos.
Según lo acordado ayer, Grecia aceptará una serie de tijeretazos automáticamente en todas las partidas tan pronto como no cumpla con el objetivo fiscal anual acordado como parte del programa (superávit primario de 1% del PIB este año, del 2% en 2017 y del 3,5% en 2018).
Los europeos también impusieron que Atenas considere en el plan de contingencia nuevas medidas por el lado de los ingresos, es decir, vía impuestos. Este paquete adicional ha complicado el cierre de la revisión de las medidas acordadas con Grecia el pasado verano como parte del tercer rescate.
Pese a los problemas que plantea al tema griego coincidiendo con desafíos como el de los refugiados, el Brexit, la seguridad y la recuperación, Dijsselbloem defendió la condición del FMI como "una idea inteligente para salvar las diferencias" entre los europeos y el fondo.
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