Estrevista por Matías Vallés. Jesús Huerta de Soto (Madrid, 1956) es licenciado y doctor en Derecho y Económicas. Catedrático de la Universidad Rey Juan Carlos, representa la escuela austriaca y se proclama anarcocapitalista.
Para que se haga cargo del tipo de entrevista: “¿Cuándo van a reconocer que el capitalismo también ha muerto?”
–No lo ha hecho. Han muerto el socialismo y la intención de los gobiernos de regir el mundo con ingeniería social, actuando manu militari desde los bancos centrales, que son los auténticos causantes de la crisis. No hay economía de libre mercado porque el dinero no es privado, lo han expropiado.
Explica la crisis en treinta minutos, también puede hacerlo en treinta palabras.–Surge de la expansión crediticia ficticia orquestada por los bancos centrales, y que ha motivado que los empresarios invirtieran donde no debían. El mercado detecta los errores y los repara, mediante la reestructuración en que ahora nos encontramos, salvo que se inicie otra burbuja. Es la culminación de la caída del Muro de Berlín.
¿Cuándo quebrará la Seguridad Social?
–La Seguridad Social está en una situación sin salida. El Pacto de Toledo es un pacto de silencio, que oculta la verdad a los ciudadanos.
¿Los banqueros Botín y Sáenz se merecen pensiones de decenas de millones de euros?
–Los economistas no juzgamos. El mercado tiende a pagar por las prestaciones laborales de acuerdo con la contribución al proceso productivo. Así ocurre con futbolistas, cantantes de ópera y gestores de primera fila.
Si es tan difícil despedir, ¿cómo se ha despedido a cuatro millones de personas?
–No es que sea difícil, es costosísimo. Es más difícil despedir a un trabajador que divorciarse, sobre todo desde que existe el divorcio exprés. Por una parte, hay empresas que podrían haber seguido funcionando, de no ser por las indemnizaciones. Por otra, los empresarios escaldados no se atreven a contratar.
Contratar a un trabajador es como un matrimonio, ¿por ambas partes?–El empleado puede irse donde quiera, equivale a un divorcio unilateral. Y conste que estoy absolutamente a favor de los trabajadores, pero la única forma de mejorar su nivel de vida es fomentar el capitalismo.
Los sueldos de esos trabajadores son más bajos que en el resto de Europa.–Porque el capital acumulado en España es más reducido.
Usted vaticinó cinco millones de parados en España.–Lo vaticiné a finales del año pasado. Con cinco millones de parados, la economía estará sana, porque esas personas estaban donde no debían estar. Ahora se trata de encontrarles un sitio adecuado.
Dos actividades factibles para salvar la economía española.–Eso no puede decirlo el Gobierno ni se puede pontificar desde arriba. Sólo pueden ser descubiertas a pie de obra por un ejército de empresarios, en todos los ámbitos.
¿Sus alumnos prefieren ser funcionarios?
–Lamentablemente, la actividad empresarial ha estado mal vista en España desde el Siglo de Oro, cuando las únicas opciones aceptables eran la Iglesia, el mar –América— o la Casa Real. El empresario era sospechoso de ser judío o morisco. Por fortuna, esa concepción ha cambiado.
¿Cuáles son las diferencias económicas entre Rajoy y Zapatero?
–Las diferencias son muy pequeñas y de grado. No me dedico a la política, porque todos los políticos se consagran a comprar votos y a prometer lo que no pueden cumplir.
¿”Economista de la escuela austriaca” significa privatizar hasta las calles?
–Como si fueran urbanizaciones privadas. Las calles serían así más seguras y menos ruidosas.
¿Cuál es el límite privatizador?–Hay un debate con los proponentes del Gobierno mínimo, consagrado sólo a la defensa de la propiedad, pero yo pienso que es imposible limitar los Gobiernos, por lo que soy anarcocapitalista. La definición del Derecho y el orden público se obtienen de empresas privadas, llegando a acuerdos.
¿Formentor es un buen lugar para escribir de economía?
–El mejor del mundo. Mis libros están datados en los veranos de Formentor (Isla de Mallorca), sentado bajo un pino junto al mar. El pensamiento surge a orillas del Mediterráneo.
¿Le gusta Villa Cortina, en primera línea de Formentor?–Afortunadamente no la veo desde mi casa.
¿Cuándo leeremos un pronóstico económico que acabe con la frase “y si no, me retiro”?
–Yo no sé qué sucederá mañana, y si lo supiera no se lo diría. Ese cálculo corresponde al empresario, los economistas sólo predecimos tendencias.
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