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miércoles, 23 de diciembre de 2015

Tom Smith y su increíble maquina de hacer pan





En el libro de Huerta de Soto Lecturas de Economía Política (no confundir con el Estudios de Economía Política comentado aquí) se recoge una traducción de un curioso poema, Tom Smith y su increíble maquina de hacer pan.
Los versos forman parte de la obra La increíble maquina de hacer pan, de R.W Grant, de 1966, que luego fue "versionada" posteriormente. De esta "seguna edición" podéis encontrar una copia aquí.
Yendo al grano, para el que prefiera la lectura directa del poema original lo tiene en este enlace. A continuación reproduzco la traducción española antes comentada.
Esta peregrina historia
Trata del buen Tom Smith,
Que le quitó el hambre al mundo
Y pasó de héroe a vil.
Tom fabricaba juguetes;
Eran su especialidad.
Por eso a todos asombra
Cuando se pone a hacer pan.
La máquina que ha inventado
No es de poco más o menos:
Hace pan casi de balde,
En rebanadas y envuelto.
¿Imagináis el milagro?
¿Calculáis las consecuencias?
Al fin come el mundo entero
Gracias a Smith y su ciencia.
Lo recibe el presidente,
Todo el mundo le festeja,
Y honores y distinciones
Llueven sobre su cabeza.
Pero ¿hay algo tan voluble
Como la como la cochina fama?
De Tom, héroe de hoy,
Nadie se acuerda mañana.
El tiempo vuela; y Smith,
Aunque se ha hecho millonario,
No es ya nadie para quienes
Comen su pan a diario.
“¿De Dónde viene ese pan?”
Le preguntáis a la gente;
Y ellos comen y se extrañan:
“!Ah!, ¿pero no lo hubo siempre?”
La verdad es que eso a Smith
No llega a quitarle el sueño,
Pues piensa: “Todo va bien:
Yo rico y ellos contentos”.
¿Qué todo va bien, Smith?
No contabas con la huéspeda.
Si no, ved lo que pasó
A partir de aquella fecha
En que, al subir los impuestos,
Y aun sin irse de la mano,
Tuvo que subir el pan.
¡Ahora cuesta ya un centavo!
“¿Qué pasa?”, clama la gente.
“¿Qué pretende el muy infame?
¿Quiere apilar más millones
A costa de nuestra hambre?”
(Vean su caricatura
-gran panza, hocico porcino-
Quitando el pan de la boca
A un famélico chiquillo.)
Como el pueblo es lo primero,
Nadie podrá discutir
Que en asuntos de esta clase
A él toca decidir.
Intervienen presurosos
Los agentes del gobierno,
Y lo que encuentran les pasma:
El “trust del Pan”, nada menos.
La cosa se pone seria,
Y, curándose en salud,
Smith decide pasarse
Por la oficina antitrust.
Allá va, sombrero en mano:
"Los han engañado a ustedes.
No he quebrantado la ley."
Pero el funcionario advierte:
"En época tan compleja
No basta la ley, hermano.
Es mucho más eficaz
Dejarlo de nuestra mano.
Y por si usted no se encuentra
Ducho en estos menesteres,
Le diré cuál es la norma
Porque de una vez se entere:
Aumento ilegal de precio
Es cobrar más que un colega,
Pero si cobra usted de menos
Es desleal competencia.
Y téngalo bien presente,
No haya en esto confusión:
Si cobran todos lo mismo
Será confabulación.
Debe competir, es cierto,
Pero ande con pies de plomo,
Pues si conquista el mercado,
¡qué más claro monopolio!”
¿Precio abusivo o escaso?
El uno al otro no quita.
Si el Bien Público está en juego,
¿por qué no la parejita?
Y , pues no cuesta trabajo,
A mayor abundamiento
Le añaden el monopolio.
¡Hay que hacer un escarmiento!
“!Cinco años!” truena el juez,“
y bien pudieran ser más.
Hay que enseñar a esta gente
Respeto a la sociedad!”.
Ahora el pan lo hace el gobierno,
Y –no es preciso decirlo-
Todo está bien controlado
Y el público protegido.
Claro que el pan sale a dólar.
Pero el Estado lo vende
A medio centavo. (El resto lo paga el contribuyente).
Como complemento, una película basada en la obra, con las intervenciones entre otros de Milton Friedman, Rothbard, etc...


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