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miércoles, 25 de marzo de 2015

Renta fija: La burbuja de la tormenta perfecta

 
 
Las políticas de tipos cero que se han venido sosteniendo desde los Bancos Centrales del mundo más desarrollado para evitar el colapso de la deuda, han distorsionado por completo el sistema financiero. Los efectos colaterales de regalar el precio del dinero y la barra libre para evitar que los hiperendeudados (todo el mundo desarrollado) quiebren, son letales para los que deben generar rentas. Es un escenario amable con los insolventes pero muy hostil para los inversores, que se ven abocados a prestar su dinero a cambio de míseros rendimientos ofrecidos por emisores cada vez más peligrosos e insolventes.
 
A medida en que el dinero de los inversores se desplaza hacia la deuda más insolvente buscando desesperadamente unos puntos de rendimiento, la burbuja en los precios de toda la deuda, tanto desarrollada como emergente y en toda su curva, se hincha más y más. Los emisores más solventes o con bancos centrales dispuestos a comprarlo todo, tienen buena parte de sus curvas de tipos ya en negativo, o sea que los inversores deben pagar por prestarles su dinero. De igual modo los emisores menos solventes viven en una nube de liquidez que les permite endeudarse más y más pagando tipos como si fuesen grandes nombres multinacionales solventes.
 
El peligro que todo ello supone resulta obvio ¿verdad? Pero a pesar de ello la necesidad de fondos de pensiones, aseguradoras y demás inversores les “obliga” a cerrar los ojos, taparse la nariz y tragarse la deuda pestilente a precios de bonos pata negra de Apple o CocaCola. Y ya se sabe, a mayor demanda la burbuja de los precios sigue y sigue… En la actualidad ya vamos por 1,44 billones (trillones americanos) de deuda soberana que paga intereses negativos, incluso Eslovaquia ha entrado ya en terreno negativo… Eso implica que los inversores esperan que la burbuja siga creciendo para venderlos más caros antes de su vencimiento, puesto que de otro modo es imposible no perder dinero. Y a pesar de ello siguen comprando! Y las pérdidas potenciales pueden ser descomunales: Por ejemplo si el bono alemán con vencimiento 2044 y con yield actual del 0,59% tuviera un incremento de tan solo medio punto, o sea que su yield subiera hasta el 1,09 (lo cual sería más que razonable con un vencimiento a casi 30 años…), los inversores sufrirían unas pérdidas instantáneas del 10%! Imaginaos las pérdidas que acaecerían sobre otros emisores mucho más dudosos…
 
Ante este escenario ¿qué debe hacer el inversor de a pie? ¿seguir los pasos de los inversores institucionales y comprar bonos basura a precio de oro hasta que la fiesta se acabe? ¿Y cuánto van a costar los platos rotos de esa fiesta? El problema es que cuanto más se hinche la burbuja, más costoso va a resultar su pinchazo para los sufridos rentistas, reconvertidos sin querer en especuladores de bonos basura y distressed debt. Algunos buscan soluciones generando rentas mediante dividendos de acciones, pero no se debe olvidar que al fin y al cabo sus cotizaciones siguen siendo renta variable, y como tal dará disgustos irreparables a quienes pretenden estabilidad y rendimientos crecientes. La respuesta a las necesidades de rendimientos está en la generación alternativa de rentas alejadas de las burbujeantes cotizaciones de bonos, como ya explicamos en anteriores artículos, accesible desde vehículos de inversión asequibles a partir de 250 mil euros en bancos como los luxembugueses, por ejemplo.
 
Los precios de la deuda en los EE.UU., siendo también excesivos, son algo más razonables que en Europa puesto que allí se descuenta ya crecimiento robusto, alza de tipos y el principio del final de la distorsión generada por la FED. Por ello muchas empresas norteamericanas están emitiendo deuda en Europa a manos llenas a casi la mitad de interés del que se le exige en el mercado norteamericano. “Endeudémonos allí, porque gracias al BCE te quitan los bonos de las manos“, parecen decir. Y temerariamente así es…
 
El mercado de renta fija tradicional asume cada día más riesgo de lo que jamás había asumido. Y como todas las burbujas, llega un día en que la borrachera se convierte en resaca, o aún peor, acaba en tragedia. Además esta vez el pinchazo no afectará a especuladores de bolsa codiciosos, como de costumbre, sino a rentistas que están especulando en deuda insolvente sin ni siquiera ser conscientes de ello, pensando que siguen generando las rentas conservadoras de toda la vida. Nada más lejos. Aviso a navegantes.

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