Endosarle los problemas al BCE es una dejación de responsabilidad
Famosa frase de un torero que cierra cualquier opción si quedaba alguna duda al respecto. Como la están cerrando los gobiernos europeos al crecimiento económico en la eurozona. Y la actitud de mirar hacia otro lado ante la amenaza de deflación y estancamiento podría traer algo peor: la "japonización" de la eurozona.
La "política" de endosarle el problema al Banco Central Europeo (BCE) no sólo es injusta. Es una dejación de responsabilidad inadmisible. Y la van a pagar con sus sillones. Los japoneses llevan razonablemente bien el estancamiento y la deflación porque tienen un alto nivel de vida, una enorme capacidad de ahorro y un gran sentimiento patriótico y unitario. Europa es muy diferente. Aquí el estancamiento y la deflación -la "japonización"- se traducirán en votos para el populismo que, según tome el poder, llevará a cabo políticas que harán todavía más daño. Entraríamos así en un círculo vicioso que a base de impuestos y desmotivación destruye el corazón y el músculo de la economía, que no son otros que la empresa y el consumidor.
No pongan muchas esperanzas en que el BCE lo arregle. El BCE puede aliviar, pero no arreglar. Estamos ante algo de mucho calado, no sólo un problema de política monetaria. Desde EEUU hasta China, pasando por Japón y los países emergentes, el mundo entero crece por debajo de su potencial como consecuencia de una crisis financiera de primera magnitud. Por si eso fuera poco, hemos entrado en una revolución -la digital- que sustituye personas por robots, donde muchos negocios físicos desaparecen o son sustituidos por modelos digitales. La revolución digital es, además, desinflacionista. Al aportar eficiencia al mercado, ajusta precios y costes a la baja. Y, para colmo, parió la abuela: China tiene que ajustar su crecimiento a la baja so pena de ahogarse en un exceso de producción.
Los políticos miran al BCE. Mario Draghi balbucea "hay que hacer reformas". Pero ahí queda la cosa. La casa por barrer. La realidad llega en forma de datos de IPC del mes de abril. Por cierto ¿por qué seguirán hablando aquí de "baja" inflación si lleva ocho meses en negativo? (y cero o negativa desde 2009). Eso en economía se llama deflación. ¿Acaso piensan que no llamándola por su nombre desaparece, como hacen los niños con las cosas que les atemorizan?
IPC eurozona: -0,2 %. España -1,2 %. La opinión -mayoritaria- de que es algo temporal y se debe a la bajada del precio del petróleo cae por su propio peso a la par que cae la inflación subyacente (que no incluye la energía). El IPC repuntará momentáneamente, porque el precio del petróleo es volátil, pero la tendencia desinflacionista es evidente. La deflación es buena si dura poco, pero si es crónica y va acompañada de estancamiento significa que a las empresas les cuesta mucho vender y que la gente aplaza sus compras a la espera de precios más bajos. Eso no es un bueno. Pregúntenle a los japoneses.
Dirán que he dejado poco espacio para hacer propuestas. Realmente me sobra, porque se resumen en una palabra: valentía. Y la receta es sencilla: dar prioridad a que haya dinero en el bolsillo de los ciudadanos; bajar impuestos; promover las pymes... Que crear una empresa no sea un infierno burocrático. No castigar el éxito con impuestos confiscatorios en lugar de progresivos. Subvencionar la creación de empresas en lugar de la de "observatorios". Podemos sobrevivir sin un observatorio del flamenco, pero no sin empresas. Que el dinero público se dedique a financiar negocios, investigación e innovación en lugar de aeropuertos en medio de la nada o estudios cinematográficos que ahora se venden por la décima parte de lo que costaron. En el momento en que los ciudadanos tengan dinero y las empresas se animen a contratar gente el miedo cambiará de puerta. Y resurgirá el consumo.
La eurozona tiene dos cosas a favor: el grueso de su comercio es intracomunitario y el PIB es tan grande que el crecimiento es muy sensible a una mejora de la demanda interna. Aquí el problema no es encontrar una solución. El problema es tener los arrestos y el sentido de estado necesario para implementarla.
Desgraciadamente mi consejo es que no venda todavía los bonos de la eurozona que le recomendé en "mi libro", allá por noviembre de 2014 (y en muchos artículos anteriores). Las posibilidades de "japonización" aumentan en la misma medida en la que se mantenga la falta de determinación política. En deflación gana el bonista, que se ha asegurado un tipo de interés fijo mientras los tipos oficiales siguen bajando y los bancos dan "cero coma" por el dinero.
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