Los bancos centrales no sólo han fracasado a la hora de anticipar la actual crisis sistémica, sino que también han errado en el diagnóstico y tratamiento de los males que nos acechan. Quizás sean los principales responsables de la magnitud e intensidad de la crisis, y muy especialmente la Reserva Federal, cuya manipulación de los mercados financieros pasará a los anales de la historia económica. Me gustaría profundizar, en primer lugar, en los errores y fracasos de los bancos bentrales, cuantificando la magnitud de la manipulación de los mercados. Finalmente realizaré un ejercicio de anticipación introspectiva, detallando los desencadenantes del proceso de intensificación de la actual crisis sistémica.
Los banqueros centrales se han transformado en gestores de riesgos
Tras el ascenso de Allan Greenspan a la presidencia del Banco Central más poderoso del mundo, la Reserva Federal, se produjo un cambio de paradigma en la política monetaria. Los banqueros centrales se transformaron en gestores de riesgos, adoptaron públicamente el paradigma de gestión del riesgo en su aproximación a la política monetaria. Y ello generó un tremendo problema de riesgo moral: la “Greenspan-Bernanke-Yellen put”. Los mercados perdieron el miedo a la asunción de riesgos excesivos.
Estabilizando una economía inestable
La política monetaria si se quiere utilizar para evitar procesos de inestabilidad financiera, y atenuar así un ciclo Minsky, debería ser preventiva, siendo necesarios tipos de interés más altos por inflación de activos. Un Banco Central debería ser mucho menos transparente en sus comunicaciones, incluir la inflación de activos, ser visto como menos proactivo, permitir una mayor ciclicidad en el PIB. Queda ya meridianamente claro que la política monetaria debería haber sido mucho más restrictiva.
Al implementar políticas monetarias laxas, con descensos importantes en los tipos de interés nominales y reales, los bancos bentrales, especialmente la Reserva Federal de Estados Unidos, cimentaron las bases de gran parte de los problemas económicos existentes en la actualidad. Por un lado, eliminaron la deflación “a la Keynes”, la buena, lo que castiga aún más a las rentas del trabajo. Por otro lado, promovieron el endeudamiento, y facilitaron la generación de burbujas o inflaciones de activos (acciones, casas, bonos corporativos…) que servían de colateral para esa deuda. Es interesante destacar el papel de la política monetaria como elemento incentivador de la toma de riesgos excesivos, introduciendo un problema de riesgo moral: los inversores, especialmente los bancos, asumen importantes riesgos en sus apuestas a sabiendas de que si al final las cosas van mal, las autoridades monetarias los rescatarán.
Casi todas las reservas producidas después de 2009 se encuentran estancadas, de brazos caídos, en los balances de los distintos bancos
Los bancos bentrales prestan excesiva atención a los anuncios de datos actuales pero descuidan las consecuencias a largo plazo. Están sometidos a una presión continua por parte de los especuladores y de los políticos de turno. Si bien los bancos bentrales, especialmente la Fed, actuaron rápidamente y con fuerza en 2008 para evitar una profunda recesión económica, la continuación de su política de relajación monetaria después de 2009 ha sido nefasta. Casi todas las reservas producidas después de 2009 –billones y billones de dólares, euros, yenes, libras,…- se encuentran estancadas, de brazos caídos, en los balances de los distintos bancos, nacionales y extranjeros, sistémicos y no sistémicos.
Los bancos centrales y la lucha de clases
En realidad, los grandes beneficiarios de la política monetaria implementada por los distintos bancos bentrales son quienes operan en los mercados de valores. Especuladores y operadores a corto plazo alzaron su voz para que no se pusiera fin al gran incremento de las cotizaciones bursátiles. Lo que no entienden es que a diferencia del mercado de valores, las economías solo se benefician de la subida de los precios de las acciones si el aumento de los precios de los activos estimula nuevas inversiones. La nueva inversión se produce cuando los inversores perciben el precio más bajo del nuevo capital, como un sustituto de la compra de activos existentes. Esto no sucedió. El gasto de capital nuevo nunca aumentó en la breve recuperación 2013-2015. En cambio, las empresas compraron los activos existentes, eliminando competidores.
La actual crisis sistémica lejos de haber concluido se está reactivando
En este escenario, la actual crisis sistémica lejos de haber concluido se está reactivando. La evolución de los mercados financieros implica que están aumentando exponencialmente las probabilidades del inicio de una profunda recesión global, sino depresión, antes incluso de haberse extinguido la actual. La razón fundamental, más allá de la incompetencia estructural de aquellos que diseñaron e implementaron las actuales políticas económicas ortodoxas, es el instinto de clase.
La política económica, muy especialmente la política monetaria, implementada en la mayoría de las democracias occidentales desde el inicio de la actual crisis sistémica se diseñó, y continúa dibujándose, al margen de la defensa de los intereses de la ciudadanía. Se empeña en reconstituir el sistema existente con el objetivo último de favorecer de manera permanente a la clase dominante, los más ricos, los intereses corporativos, mientras que dejan a los ciudadanos, especialmente a los más pobres, con una sensación de impotencia y desesperación política. ¿Y para esto querían algunos la independencia de los bancos centrales?
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