El mundo académico, pero también el empresarial, sigue apostando por los efectos positivos de la reducción salarial, ya no moderación, como ha puesto de manifiesto estos días el Presidente del BBVA, banco señalado como necesitado de capitalización adicional. Los sesudos catedráticos, junto a instituciones privadas y públicas, como el IVIE, tratan de convencer a toda la sociedad, y a los políticos afines, que son casi todos, con estudios empíricos de que los trabajadores nos deberíamos bajar el salario aún más, porque si no las empresas no contratarán y se irán allí donde no haya rigideces a la baja en la retribución.
El trabajador español asume, sin apenas resistencia, que su vida laboral estará jalonada por un conjunto de contratos temporales, a veces por horas, con salarios ínfimos
Los grandes directivos del IBEX han comenzado la campaña para rebajar aún más los salarios de los trabajadores
Estos brillantes agentes han descubierto que la crisis sistémica y de deuda en la que estamos es fruto, por un lado, del exceso de remuneración de los asalariados, pero también de la generosidad de las prestaciones por desempleo que disfrutan en España apenas el 51% de los parados con dicho derecho adquirido. Esta barbaridad intelectual ya ha entrado en el ideario del trabajador español que asume, sin apenas resistencia, que su vida laboral estará jalonada por un conjunto de contratos temporales, a veces por horas, con salarios ínfimos, pero que es lo máximo que esta sociedad puede hacer por él. Por supuesto, y ahí radica el sarcasmo del último estudio del BBVA Research junto con el IVIE, es que si uno permanece mucho tiempo en el desempleo es simplemente porque las prestaciones son generosas y largas. Lo que más llama la atención es que este estudio focaliza el supuesto fraude en los mayores de 45 años, cuya empleabilidad tiende a cero, algo que no son capaces de incluir en el modelo ad hoc que normalmente utilizan estos economistas neoclásicos reconvertidos a veces en socialliberales para colocar en el curriculum que han trabajado en Moncloa, siempre bajo la asepsia de la tecnocracia.
Junto a la bajada de salarios, la gran apuesta es la eliminación de la prestación por desempleo
Este debate lo han lanzado en España justo antes de que comience una campaña electoral que, sin duda, girará en torno a la desigualdad, pobreza salarial y contratación temporal. Por supuesto, que la aparición temporal es mera coincidencia, y pensar otra cosa es simplemente ser un paranoico de la conspiración de los ricos contra los pobres. Pero lo que lo más irrita, seguramente a la gran masa de trabajadores, no olviden que la farsa de la clase media se ha acabado como un mal sueño, es este debate lo lance un Presidente de un gran banco que básicamente vive, junto al resto de directivos, de engordar el valor de unas acciones que, si se conociese la verdad de la situación patrimonial de la banca española, y la europea, apenas valdrían nada.
La ratio entre retribución de los directivos y asalariados se sitúa en niveles máximos en 2015
La publicación de las retribuciones de los CEOS, tanto en España, como en economías como EEUU y su comparación con la retribución media de la masa de trabajadores, es cada vez más grosera y obscena, y tal vez por ello, sobre todo en España, sus máximos dirigentes se resisten a publicar toda la verdad. La ratio entre retribución de los directivos y asalariados se sitúa en niveles máximos en 2015, un año todavía malo a nivel bursátil, oscila entre el 300% en algunas compañías, pero alcanza el 1000%. Por supuesto, no solo el problema es el nivel salarial, sino el crecimiento que muestra la hipocresía sobre el impacto de la retribución sobre el nivel de empleo y salud financiera de una empresa. Las más desiguales en España han sido, por este orden, Abengoa, Inditex, BBVA o Ferrovial. Como decía Adam Smith, ¿cuántos empleos podría generar por sí solo la retribución que percibió en 2015 Benjumea en Abengoa (15 millones de euros) o Isla en Inditex (12, 1 millones). Pero más preocupante es el hecho que un solo directivo, como Amancio Ortega, recibió hace pocas jornadas más de 500 millones de euros en dividendos. Con esta forma de retribución y con el único objetivo de maximizar el valor de la acción para sus directivos, ¿qué incentivos tiene una empresa para producir más y mejor, pegar mejor a sus trabajadores y comportarse como aquellos empresarios y directivos de antes de que comenzase esta era nefasta desde el punto de vista gerencial?
La gran desigualdad salarial en España aumenta gracias a la política artificial de maximización del valor bursátil
La respuesta a esta pregunta es clara. Ninguno. Los resultados son palpables y medibles. Una empresa que ambiciona únicamente la maximización del valor de las acciones solo persigue el beneficio rápido, detrayendo fondos propios para recomprar acciones. Esto explica que, aunque suba la bolsa, las tasas de inversión siguen cayendo, el empleo global sigue descendiendo y el nivel salarial se desploma. A esto también contribuye el papel que han tenido los Bancos Centrales ayudando a inflar las cotizaciones bursátiles para facilitar este mecanismo tan perverso de acumulación de riqueza en pocas manos.
El culto al papel individualista y egoísta de la empresa choca con la lógica económica, cuyo agente principal es el trabajador y el bienestar colectivo
Lo trágico es que los padres intelectuales de esta aberración desde una óptica gerencial siguen siendo estudiados en Universidades y Escuelas de Negocios, como son Friedman o el modelo Arrow-Debreu. Este culto al papel individualista y egoísta de la empresa, choca con la lógica económica cuyo agente principal es el trabajador y el bienestar colectivo, frente al abismo social al que nos lleva esta máxima tan querida en los mercados financieros. Es precisamente este sector, el financiero, el que ha corrompido toda la estructura empresarial, ha disparado la desigualdad, al cambiar las formas de retribución, y ha influido decisivamente en la ruptura del movimiento sindical.
Los padres de esta aberración gerencial, como Friedman, siguen siendo estudiados en las Universidades
En suma, y con estos mimbres, no esperen que nada mejore en un mundo bipolar. Lo relevante no es lo que cobre Amancio Ortega, sino cuantos empleos podría crear o cuanto podría mejorar los salarios de Inditex con su última recogida de dividendos. Lamentablemente este debate está perdido. La antigua clase media ya no existe y ahora solo hay dos clases: los de arriba y los de abajo.
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