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lunes, 9 de mayo de 2016

El mito de la austeridad: España registra el menor ajuste público de Europa


El sector público español ha aplicado el menor ajuste fiscal desde que estalló la crisis del euro en 2010.

Desde el estallido de la crisis del euro en 2010, comenzaron a implantarse medidas de ajuste fiscal con el objetivo de reducir el déficit y contener el incremento de la deuda pública (zona sombreada del gráfico). Pero, con la excepción de Alemania, las principales economías de la Unión Europea (UE) no han sido capaces de cuadrar sus cuentas públicas. En especial, España (5% del PIB) y Reino Unido (4%) son los grandes países de la UE que registran un déficit más alto.


Entre los países de la periferia, que fueron el foco de los mercados en la crisis de la deuda por la mayor vulnerabilidad de sus finanzas públicas, el ajuste en el déficit ha sido mayor que en las principales economías de la UE, pero, con la excepción de Irlanda, todavía soportan un déficit superior. España figura también como uno de los países con un mayor déficit, en este caso únicamente superado por Grecia.


Para un mejor análisis de la evolución del déficit público habría que seleccionar sólo aquellas partidas en los que el margen la acción del Gobierno es mayor. Un buen punto de partida es el siguiente gráfico de @_combarro_, donde se analiza la evolución del ahorro público primario sobre el PIB -definido como ingresos menos gastos corrientes, una vez excluido el gasto en intereses-.

La cuestión es que los datos demuestran que España ha aplicado el menor ahorro público en comparación con Irlanda, Grecia o Portugal. Es decir, a pesar del extendido discurso sobre la austeridad, el sector público español ha registrado el menor ajuste de los países europeos en crisis.


En este caso, se ajusta el saldo público de transferencias de capital y pago de intereses, al tratarse de partidas que poco tienen que ver con las medidas que un gobierno pueda implementar cada año. Los intereses son una "herencia" de la deuda acumulada, las transferencias de capital -como, por ejemplo, los rescates bancarios-, son también partidas excepcionales, no ordinarias. Entre las principales economías de la UE, España y Reino Unido son lo que, actualmente, sufren un mayor déficit público.


Entre los periféricos, en el inicio de la crisis de 2010, y con la excepción de Italia, que soporta una elevada carga de interés por su elevada deuda, sus economías partían de niveles de déficit similares. Sin embargo, cinco años después, mientras Portugal e Irlanda alcanzan un superávit ajustado, en los casos de Grecia y España la reducción del déficit ha sido mucho más lenta.

¿A qué se deben estas divergencias?

Un análisis de los gastos e ingresos nos puede dar la respuesta. Si se compara el nivel de ingresos y gastos sobre PIB, se observa que en España ni los ingresos ni los gastos actualmente son relativamente elevados.


Por el lado de los ingresos, el incremento de la recaudación en España descansa sobre los impuestos- en especial indirectos como el IVA-, dado que la recaudación por cotizaciones ha descendido. El total de ingresos se ha incrementado más que aquellos países con superávit como son Alemania, Italia o Irlanda, pero menos que en los otros países con un déficit elevado -en el caso de Grecia el incremento de ingresos del 15% es muy superior al resto de países-.



Por el lado del gasto, se han analizado cuatro categorías:
  1. Inversión: concentra el grueso de los recortes en España, ya que se trata de la partida más fácil de ajustar por su menor "coste" social.
  2. Consumo público: ha sufrido un ajuste inferior al de la inversión. Esta partida incluye los salarios de los funcionarios o las compras de bienes y servicios por las Administraciones Pública y es la partida que más se podría asimilar con el concepto de "austeridad" real.
  3. Transferencias sociales: principalmente pensiones y en menor medida paro -la proporción de gasto en pensiones sobre desempleo es de cinco a una-. El gasto en esta partida se ha incrementado, lo que revela un problema de especial envergadura si se tiene en cuenta que los ingresos por cotizaciones descienden. Desde 2009 el peso del gasto en transferencias se ha incrementado desde el 14% al 17% del PIB, incremento superior al del resto de países con las excepciones de Grecia e Italia, mientras que en ese periodo las cotizaciones descienden desde el 13% al 12% del PIB, el mayor descenso de los países analizados.
  4. Resto: incluye el resto de gasto corriente como subvenciones o transferencias corrientes. En esta partida el gasto se mantiene en el mismo nivel que antes de 2010.

En resumen, España registra un déficit elevado, el segundo más alto de la UE tras Grecia. Como consecuencia, España también ha experimentado el mayor aumento de la deuda pública de Europa, tan sólo por detrás de Grecia, Chipre y Eslovenia.


En España se ha reducido el gasto e incrementado los ingresos, pero, visto el elevado déficit actual, no es suficiente. Y no sólo porque el Gobierno haya incumplido de forma reiterada los objetivos de déficit marcados por Bruselas, sino porque los datos muestran que, al contrario de lo que se piensa, España ha aplicado el menor ahorro público de los países más golpeados por la crisis. Por último, y con independencia de cómo se reduzca el déficit, el principal reto presupuestario que afronta el país es la financiación de las pensiones.

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