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miércoles, 25 de marzo de 2015


S. MCCOY

Un hecho atípico acaba de suceder… y no augura nada bueno

La volatilidad del mercado de divisas ha superado al de las acciones y bonos, con importantes efectos en el conjunto de la economía tanto real como financiera

 Foto: EC/Corbis.

Miren el siguiente gráfico.
 
 
Para muchos de ustedes no significará nada y, sin embargo, tiene una importancia sustancial. Por primera vez en mucho tiempo la volatilidad de las divisas es superior a la de las bolsas. Es decir, el riesgo asociado a uno y otro activo para un horizonte temporal equiparable es mayor en el caso de las monedas que en el de las acciones por más que, al menos en Estados Unidos, se muestran más erráticas que nunca en los últimos catorce años.
 
Se trata de algo inusual, especialmente si tenemos en cuenta que el mercado de forex es el más líquido del mundo, lugar donde se negocia a diario un volumen equivalente a tres veces la economía española. Siendo liquidez e incertidumbre conceptos financieros que siguen caminos opuestos –a más, menos, y viceversa- ¿cómo es posible?
 
Pues bien, para encontrar una justificación razonable acudamos a este otro chart:
 
Como ven en el caso de los bonos ocurre otro tanto de lo mismo. La volatilidad asociada al activo es muy superior al de los parqués. Es verdad que en este caso, como recordaba ayer mismo Pedro Calvo en Cotizalia, no toda la deuda, pública o privada, tiene la profundidad necesaria como para poder comprar o vender lo que se quiere y cuando se quiere, especialmente en las referencias de menos calidad, pero aún así: sigue siendo un mercado enorme.
 
Pues bien, ya hemos recordado en varias ocasiones que son las expectativas sobre tipos de interés –hasta hace bien poco ligadas a una realidad o previsión económica subyacente, ecuación que rompe la intervención estructural de los bancos centrales- las que mueven los tipos de cambio y estos, a su vez, los que condicionan los flujos de capital de los inversores en un proceso que se retroalimenta al añadirse al retorno intrínseco del bien que se adquiere –plusvalía o renta- el efecto positivo o negativo de la divisa en la que está denominado.
 
Buena parte de los movimientos más recientes en el mercado cambiario se deben, de hecho, a las incertidumbres sobre cuál será el ritmo de normalización de la política monetaria de Estados Unidos tras años de expansión del balance de la Reserva Federal. Cualquier comentario, todo dato impacta en las cotizaciones cruzadas de las principales monedas, hasta el punto que desde diciembre de 2008 no se veían oscilaciones diarias como las actuales, que siguen a la mayor apreciación del dólar contra sus principales contrapartidas comerciales de los últimos 40 años, un 22%.
 
Las posiciones sobre el billete verde son extremas:
 
Esta incertidumbre produce un efecto en cadena sobre el resto de la economía financiera. Puede afectar a la competitividad de los países y, por ende a su crecimiento, alterando la percepción de sus emisiones públicas o de la deuda y las acciones de sus corporaciones; puede mover a la baja o al alza el precio de las materias primas, castigando a sus exportadores y beneficiando a los que necesitan de su suministro recurrente, o viceversa; puede condicionar el pago de deudas contraídas en moneda extranjera y poner en tela de juicio la solvencia de quien las tiene contraídas; puede condicionar beneficios a través de la repatriación de capitales (en máximos de nueve años en USA, vid infra).
Y así sucesivamente.
 
 
Es evidente que en la medida en que la situación de elevado riesgo cambiario se prolonga en el tiempo, la capacidad de los agentes del mercado para actuar de manera racional se reduce drásticamente, ocupando su lugar, si es que no lo han hecho ya, los sistemas automáticos de negociación o HFT y los especuladores de muy corto plazo. La actividad se seca y el riesgo de un colapso aumenta.
 
Una posibilidad que, de momento, a las bolsas le da igual. Los bajistas han desaparecido, siguen hibernando, como se ve en el gráfico que cierra este post. Y cuando todo el mundo está comprado lo siguiente que suele llegar es...
 

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