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lunes, 5 de enero de 2015


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James Grant explica “La depresión olvidada”

5 Enero, 2015

Forgotten Depression: 1921 — The Crash That Cured Itself• James Grant • Simon & Schuster, 2014]
 Para entender mejor el actual entorno económico, el analista financiero, historiador, periodista e inversor del valor, Jame Grant, que se inspira tanto en la economía austriaca como en la teoría del value investment del último Benjamin Graham, analiza la Depresión de 1920-1921 en su última obra,  The Forgotten Depression: 1921 — The Crash That Cured Itself.
Grant entiende que a pesar de la apariencia de ciencia pseudo-natural de la economía ortodoxa, sigue persistiendo el hecho de que el valor económico es inherentemente subjetivo y por tanto la medición económica es también subjetiva. Mr. Grant confronta directamente la subjetividad de la medición económica en su libro en una ilustrativa explicación de si la depresión de 1921 fue, de hecho, una depresión en absoluto.

¿Fue una depresión?

Grant concluye que fue una depresión, pero, por ejemplo, la economista Christine Romer concluye que no fue una depresión. Como señala Grant, Ms. “Romer, expresidenta del Consejo de Asesores Económicos, presentó su investigación, titulada ‘World War I and the Postwar Depression’ en un ensayo en Journal of Monetary Economics. La explicación que daba para descartar una serie de estimaciones de PIB en lugar de otras es muy técnica. Pero el lector medio puede sorprenderse por el hecho de que ni los datos de PIB que rechazaba ni los que prefería estuvieran recogidos en el momento. Por el contrario, ambas series estaban creadas entre 30 y 40 años después de los acontecimiento que pretendían documentar” (p. 68).
Por el contrario, Mr. Grant analiza la actividad económica tal y como existía antes y durante 1920-21y como se evaluaba en aquellos momentos. Por tanto, cinco páginas dentro del capítulo 5 de su libro, que se titular “Una depresión en realidad”, leemos que:
Una recesión en 1920 se convirtió en una depresión en 1921, según  [Wesley Clair] Mitchell, cuyo juicio, como historiador, teórico del ciclo económico y observador contemporáneo, es probablemente tan fiable como el de cualquiera. No era una mera dislocación estadounidense, sino una depresión global que atrapó a casi todas las antiguas Potencias Aliadas (las Potencias Centrales sufrieron su propia recesión en 1919). “A lo largo del auge de 1919, la crisis de 1920 y la depresión de 1921 siguieron los patrones de ciclos anteriores”, escribía Mitchell, “hemos visto cuánto se ha visto influido este ciclo por las condiciones económicas resultantes de la guerra y su súbito final. (…) Si los hombres de negocios estadounidenses fueron traicionados por reclamaciones de posguerra de acciones estúpidas, pasó lo mismo con los hombres de negocios en todos los países situados de igual manera”.
Así que era una depresión en realidad (p.71).
Resulta interesante que hay varias similitudes entra “La depresión olvidada” de 1921 y “La gran recesión” de 2007-2008. Por ejemplo:
  • La financiación bélica (la devaluación de la divisa y la expansión del crédito asociada con financiar la guerra) se ha asociado desde hace mucho con la distorsión económica que incluye la Primera Guerra Mundial, que precedió a “La depresión olvidada”. Esas distorsiones desgraciadamente continúan hasta el día de hoy.
  • El escándalo está también asociado con auges y declives; por ejemplo, el auge que precedió a “La depresión olvidada” tuvo a Charles Ponzi, mientras que el auge que precedió a “La gran recesión” tuvo a Bernie Madoff.
  • Los auges que preceden tanto las perturbaciones financieras también vieron a los reguladores bancarios sin hacer un trabajo demasiado bueno en regular a los bancos bajo su supervisión.
  • Es conocido que Citibank tuvo grandes problemas en ambos acontecimientos.
  • Ambas épocas tuvieron a antiguos catedráticos de la Universidad de Princeton en altos cargos de la administración: Woodrow Wilson era presidente de Estados Unidos al inicio de “La depresión olvidada”, mientras que Ben Bernanke era presidente de la Fed durante “La gran recesión”.
  • En el lado de los profesionales, el inversor en valor Benjamin Graham obtuvo grandes beneficios de las arriesgadas inversiones que hizo durante “La depresión olvidada”, mientras que su discípulo más famoso, Warren Buffett,  obtuvo grandes beneficios de las arriesgadas inversiones que hizo durante “La gran recesión”.

El crash que se curó a sí mismo

A pesar de las similitudes, hay notables diferencias entre estos dos eventos financieros. La principal diferencia es la razón por la que “La depresión olvidada”, se ha olvidado en realidad: el gobierno no hizo nada por detenerla. No solo no se rebajaron los tipos de interés y no se gastó dinero público, sino que los tipos de interés en realidad aumentaron y se liquidó la deuda. El contexto tras estas acciones es fascinante y se relata y analiza soberbiamente por parte de Mr. Grant.
Por ejemplo, la Fed en ese momento “compartía una aproximación general de laissez faire en política económica y monetaria. Nadie expresó ninguna duda acerca de un dólar definido como un peso en oro. Nadie, con la excepción de [John Skelton] Williams, llegó a sugerir que la Reserva Federal tuviera nada que hacer tratando de anteponerse a la estructura de los precios determinados por el mercado. La inflación había distorsionado esos precios. Ahora la deflación debía corregirlos” (p. 94).
Pero si el gobierno no dirigió la recuperación económica, ¿cómo se  recuperó la economía?
Al responder a esta pregunta, Mr. Grant emplea su experiencia como analista financiero e inversor en valor para evaluar los precios de activos durante este periodo de tiempo. Su explicación da una luz considerable sobre el poder del mecanismo de precios para inspirar la acción (siendo, por supuesto, el tipo de interés un precio) incluso durante (¡especialmente durante!) periodos de perturbaciones económicas, como ilustra claramente esta cita:
Las acciones eran imperiosamente baratas, concluía la fuente capitalista del Journal. Las “puntuaciones” de las empresas se valoraban en el mercado a menos de su fondo de maniobra, como si la propia empresa, aparte del efectivo neto, no valiera nada.  Las acciones de “gran cantidad” de empresas industriales se estaban vendiendo a “un tercio de sus valores intrínsecos respectivos”.

¡Liberad los precios!

En año 1920 fue económicamente seminal por diversas razones. Además de “La depresión olvidada”, Ludwig von Mises publicó El cálculo económico en la comunidad socialista en 1920. En este trabajo, quizá el ensayo económico más importante del siglo XX, Mises explicaba que:
El cálculo monetario solo tiene sentido en el ámbito de la organización económica. Es un sistema por el que pueden aplicarse las normas de la economía a la disposición de bienes económicos. Los bienes económicos solo tienen parte en este sistema en proporción al grado en que pueden intercambiarse por dinero.
En la página final de su libro, Mr. Grant señalaba que “el mecanismo de precios funcionó con más libertad en 1920-21 de lo que se le permitió en 1929-33” (p. 218). Como consecuencia, la primera depresión se ha “olvidado” en buena medida, mientras que la segunda se recuerda como “La Gran Depresión”. Esto no supone rebajar la gravedad de la depresión 1920-21. De hecho, como observa el propio Grant: “La depresión de 1920-21 fue terrible a su manera. En comparación con lo que iba a seguirla [por ejemplo, “La Gran Depresión” y la “Gran recesión”], fue, a su manera, un triunfo” (p. 218).

Nota: las opiniones expresadas en Miseshispano.org no reflejan necesariamente las de Mises Hispano.
Publicado originalmente el 15 de diciembre de 2014. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.

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