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jueves, 8 de enero de 2015

La Banca y las heridas de la crisis

 08/01/2015
de Francisco de la Torre Díaz. Inspector de Hacienda y autor de “¿Hacienda somos todos?
Uno de los sectores que más pérdidas ha sufrido en esta crisis es el sector bancario. La razón más simple, aunque no la única, es que cuando las empresas no han podido pagar los créditos, todos los impagos y deterioros han acabado en los balances de los bancos que habían concedido los créditos. Cuando esto ocurre, es decir cuando un banco, o bien no recupera un crédito, o bien se le entrega un activo que vale menos, experimenta una pérdida. Si el banco, aún así tiene beneficios, debido a esas pérdidas, pagará menos impuesto de sociedades.
Si esa pérdida todavía no se puede deducir en el impuesto de sociedades, o bien el banco, simplemente tiene pérdidas fiscales en total, el banco puede anotar un 30% de la pérdida como crédito como crédito por activo fiscal diferido- Deferred Tax Asset (DTA) en jerga. El importe total de estos créditos para todos los bancos y cajas de 51.000 millones de euros según el FMI (disponible aquí, página 26) . Esto significaba que el sistema bancario, si tiene beneficios en el futuro, dejará de pagar por los mismos hasta 51.000 millones de euros. Como el tipo vigente era del 30%, las pérdidas extraordinarias en las que habría incurrido el sistema financiero serían, como mínimo de unos 170.000 millones de euros, cerca de un 17% del PIB.
Esta cifra monstruosa tiene múltiples implicaciones. Por ejemplo, en varios bancos constituye la mayor parte del capital regulatorio, que es la cifra por la que se juzga la solvencia de las entidades financieras, por ejemplo en los famosos test de stress. Sin embargo, si una entidad entra en liquidación, al acreedor no le serviría para nada cobrar en un derecho, a que una entidad que se liquida, pague menos impuestos sobre beneficios, que, evidentemente no tendrá. Por esa razón, el Estado ha garantizado la mayor parte de esos activos por créditos fiscales diferidos. Esto quiere decir que si una entidad financiera hay que liquidarla, la mayor parte del crédito por activo fiscal diferido de una entidad se transformará en una devolución fiscal: en que el Estado pagará el crédito. Si la entidad financiera tiene pérdidas contables, ese pago sería parcial.
De forma simétrica, con la normativa vigente, los primeros 170.000 millones de euros que a lo largo de los años ganen los bancos no pagarán impuesto de sociedades. La razón es que la mayor parte de estos DTAS no sólo están garantizados por el Estado, sino que además eran deducibles sin límite alguno desde el RDL 14/2013.
Esto ha generado diversos problemas en la reforma fiscal. El primero de ellos es que no se ha podido reducir el tipo del impuesto de sociedades a los bancos, que sigue en el 30%. Como ya advertía en mi libro “¿Hacienda somos todos?” , una parte importante de la solvencia de los bancos era el resultado de multiplicar estas pérdidas por el tipo vigente del impuesto de sociedades. Visto de otra forma, si hemos recogido en un balance el “derecho a pagar menos impuestos en el futuro”, si el tipo vigente disminuye habrá un menor ahorro fiscal futuro y el activo fiscal valdrá menos, deteriorando la solvencia de la entidad financiera.
Hay otra implicación importante: la banca en su conjunto va a tardar muchos años, si es que alguna vez lo hace, en ganar en España, 170.000 millones de euros. Esto va a lastrar durante mucho tiempo la recaudación del impuesto de sociedades. Para evitarlo, la nueva ley del impuesto de sociedades ha impuesto una limitación a la compensación de los créditos por activos fiscales diferidos, con efectos 1 de enero de 2014.
Esto significará que los bancos que tengan beneficios a efectos fiscales en 2104 y 2015 tendrán que pagar el impuesto de sociedades de forma efectiva, ya que no podrán compensarlo como hasta ahora con créditos por activos fiscales diferidos. De hecho, en 2015 los bancos ingresarán la cuota del impuesto de sociedades de los bancos correspondiente a 2014, y además los pagos fraccionados correspondientes a 2015.
Probablemente, este complejo y oscuro juego de las disposición transitoria 34ª y la Disposición Final 6ª de la ley del impuesto de sociedades, es lo que justifica la previsión de un incremento del 25% en la recaudación total del impuesto para el año que viene. Aún así, creo que la previsión me sigue pareciendo excesivamente optimista: no creo que las entidades financieras ganen tanto dinero en España y en consecuencia ingresen tanto impuesto de sociedades. Evidentemente, esta recaudación adicional está alargando el aval del Estado y disminuyendo la recaudación de las próximas décadas. Aún así, en mi opinión, es la mejor opción.
Es muy conveniente ser conscientes de la realidad: una economía necesita un sistema financiero. Las antiguas cajas, fundamentalmente, pero también los bancos han experimentado enormes pérdidas durante la crisis. Las gravísimas heridas necesitarán mucho tiempo para cicatrizar. Este imprescindible salvamento está lastrando el crédito que necesita la economía para funcionar, y de rebote, como hemos visto, la recaudación fiscal. Sin embargo, la alternativa de tener un sistema financiero quebrado, y sus consecuencias de fuga de capitales y pánico financiero son muchísimo peores. Aún así, la sociedad no lo aceptará si no se depuran las evidentes responsabilidades no sólo por mala gestión, sino también por corrupción. Es la otra medicina que necesitamos para sanar estas profundas heridas, financieras y también morales que nos deja esta crisis.

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