¿Debería la economía emular a las ciencias naturales?
Los economistas siempre han envidiado a los practicantes de las ciencias naturales y exactas. Han pensado que introduciendo los métodos de las ciencias naturales, como un laboratorio en el que puedan llevarse a cabo experimentos podría llevar a grandes logros en una comprensión del mundo de la economía.
Pero aunque un laboratorio es una forma válida de hacer las cosas en ls ciencias naturales, no lo es en economía. ¿Por qué?
El laboratorio es necesario en física, pues ahí el científico puede aislar diversos factores relativos al objeto de la investigación.
Aunque el científico pueda aislar diversos factores, sin embargo no conoce las leyes que gobiernan estos factores.
Hipótesis y certidumbre lógica
Todo lo que puede hacer es hacer hipótesis acerca de la “ley real” que gobierna el comportamiento de las diversas partículas identificadas.
Nunca puede estar seguro con respecto a las “verdaderas” leyes de la naturaleza. Sobre esto Murray Rothbard escribía:
Las leyes solo pueden hipotetizarse. Su validez solo puede determinarse deduciendo lógicamente consecuencias de ellas, que puedan verificarse apelando a los hechos del laboratorio. Sin embargo, incluso si las leyes explican los hechos y sus inferencias son coherentes con ellos, las leyes de la física nunca pueden establecerse absolutamente. Pues alguna otra ley puede resultar más elegante o capaz de explicar un rango más amplio de hechos. Por tanto, en física, las explicaciones postuladas tienen que hipotetizarse de tal manera que ellas o sus consecuencias puedan probarse empíricamente. Incluso así, las leyes son solo tentativas en lugar de válidas absolutamente.
Contrariamente a las ciencias naturales, los factores que conciernan a la acción humana no pueden aislarse y descomponerse en sus elementos más simples.
Sin embargo, en economía tenemos cierto conocimiento acerca de ciertas cosas, que a su vez pueden ayudarnos a entender el mundo de la economía.
Po ejemplo, sabemos que un aumento en la oferta monetaria genera un intercambio de nada por algo. Esto lleva a una desviación de la riqueza de los generadores de riqueza a los no generadores de riqueza. Esto es un conocimiento seguro y no hace falta verificarlo.
También sabemos que para una cantidad concreta de bienes, un aumento en la oferta monetaria en igualdad de condiciones debe llevar a pagar más dinero por una unidad de un bien, un aumento en los precios de los bienes. (Recordemos que un precio es la cantidad de dinero por unidad de un bien).
También sabemos que si en el país A, la oferta monetaria crece a un ritmo superior que la oferta monetaria en el país B, con el tiempo, en igualdad de condiciones. La divisa de A debe depreciarse con respecto a la divisa de B. Este conocimiento deriva de la ley de la escasez.
De ahí que para algo que es un conocimiento seguro, no hace falta ninguna prueba empírica.
¿Cómo puede aplicarse este conocimiento?
Por ejemplo, si observamos un aumento en la oferta monetaria provocado por un banco central, podemos concluir que esto generará un desvío de la riqueza real de actividades generadoras de riqueza a actividades no generadoras de riqueza. Ha hecho que de debilite el proceso de generación de riqueza.
Este conocimiento, sin embargo, no puede decirnos el estado de las existencias de riqueza real y cuándo va a tambalearse la llamada economía.
Aunque podemos deducir ciertas conclusiones de algunos factores, la compleja interacción de diversos factores significa que no hay forma de que conozcamos la importancia de cada factor en ningún momento concreto.
Algunos factores, como la oferta monetaria (porque opera con retraso) podrían proporcionarnos información útil acerca de acontecimientos futuros, como los ciclos de auge y declive y la inflación de precios. Pero un cambio en la oferta monetaria no afecta a todos los mercados instantáneamente o por igual. Varía de un individuo a otro, de un mercado a otro. (Esto es lo que causa el retraso en los cambios en el dinero y su efecto en diversos mercados).
Contrariamente a las ciencias naturales, en economía, por medio del conocimiento de que todo efecto debe tener una causa y entendiendo que (ceteris paribus) cuanto más haya de algo, menos valioso se hace, podemos deducir lógicamente todo el cuerpo del conocimiento económico.
Este conocimiento, que no debería confundirse con el obtenido en campos relacionados como historia, historia económica y estadística, es seguro y no se verifica mediante experimentos de laboratorio.
Nota: las opiniones expresadas en Miseshispano.org no reflejan necesariamente las de Mises Hispano.
Publicado originalmente el 16 de diciembre de 2014. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí
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