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sábado, 18 de octubre de 2014


¿Es la inflación inocua o incluso buena?

17 Octubre, 2014


Mientras crece el movimiento “End the Fed” de Ron Paul, cada vez más economistas de la Fed hablan a favor del banco central. En un post reciente, David Andolfatto de la Fed de St. Louis, argumenta que la devaluación sistemática de la divisa tiene un efecto insignificante sobre el estadounidense medio. Como veremos, las evidencias de Andolfatto son completamente irrelevantes para la cuestión. La Fed y los bancos comerciales han estado estafando a cualquier que use dólares.

Andolfatto pita falta

Al preparar el escenario para su crítica, Andolfatto cita primero a Ron Paul, que escribió en End the Fed (p. 25):
Solo hace falta reflexionar sobre la acusada caída del valor del dólar que ha tenido lugar desde que se creó la Fed en 1913. Los bienes y servicios que podías comprar por 1,00$ en 1913 cuestan ahora casi 21,00$. Otra forma de ver esto es desde la perspectiva del poder adquisitivo del propio dólar. Ha caído a menos de 0,05$ de su valor en 1913. Podríamos decir que el gobierno y su cártel bancario han robado juntos 0,95$ de cada dólar al haber seguido una política inflacionista interminable.
Andolfatto piensa que esta objeción típica a la Fed es espuria. El hecho de que los precios (citados en dólares) hayan aumentado constantemente desde la fundación de la Fed no significa necesariamente que todos seamos más pobres. ¿Por qué? Porque los salarios también han aumentado constantemente desde la fundación de la Fed. Para defenderlo, Andolfatto crea el gráfico siguiente y luego comenta:
Según estos datos (disponibles públicamente), el nivel de precios (IPC) se ha multiplicado por 10 desde 1948. Pero la tasa nominal salarial media se multiplicado por 25. (…)
El gráfico anterior implica que el salario real (el salario nominal dividido por el nivel de precios) se ha multiplicado por 2,5 desde 1948. Esto es indudablemente bueno, porque implica que el trabajo (el factor que todos debemos aportar) puede producir/comprar más bienes y servicios. Más producción significa un aumento en nuestros niveles materiales de vida. (…)
Ahora bien, una pregunta interesante a plantear es cómo podría haberse alterado la imagen anterior si el nivel de precios se hubiera mantenido por el contrario más o menos constante. A juzgar por los correos electrónicos que recibo, mucha gente cree evidentemente que el camino del salario nominal mostrado antes hubiera permanecido aproximadamente igual (es decir, aparentemente no ven relación entre salarios nominales y nivel de precios). (…)
[Creo que] hay razones para creer que bajo un régimen político de estabilidad del nivel de precios, la tasa de salarios nominales en el gráfico anterior habrían acabado en realidad multiplicándose solo por 2,5 (más o menos), el factor por el que aumentaron en realidad los salarios reales.
Antes de continuar, dejemos claro el argumento de Andolfatto: Afirma que estadísticas aisladas demostrando la caída en el poder adquisitivo del dólar (o lo que es lo mismo, el aumento general en los precios de los bienes y servicios) no prueban que el ciudadano medio se vea perjudicado por la inflación. Las inyecciones de nuevo dinero de la Fed han llevado a precios más altos en la gasolina y el pan, sí, pero por la misma razón han llevado a salarios más altos.
Ahora bien, si se cree (como hacen la mayoría de los economistas) que el dinero es “neutral” a largo plazo, no hay razón para suponer que los precios relativos del trabajo y otras cosas cambien solo porque se imprima más o menos dinero. Por ejemplo, si añadir un trabajador a una fábrica genera una producción adicional de un DVD por hora, entonces la teoría básica de precios dice que el salario por horas del trabajador debería ser aproximadamente capaz de comprar un DVD. Si ha habido una inflación moderada y el DVD se vende por 25$, entonces el salario del trabajador será de 25$ la hora. Si ha habido una inflación importante y el DVD se vende por 2.500$, entonces (al menos cuando las cosas se calmen) esperaríamos que al trabajador se le pagara 2.500$ la hora.

¿Qué pasa con el ahorro?

La respuesta inmediata de la postura de Andolfatto es que está ignorando los ahorros de la comunidad. He aquí como responde a esa objeción:
Hay muchos episodios en la historia en los que los ahorradores se han visto dañados por un aumento inesperado en la inflación. No quiero defender las acciones de ninguna agencia responsable de episodios de inflación alta y volátil. (…)
Pero este no es el régimen en el que vivimos actualmente. (…) la inflación se ha mantenido (relativamente) baja y estable durante 30 años. Y la Fed está comprometida en mantener la inflación (…) “baja y estable” (el objetivo implícito de inflación es del 2%). El argumento de que un “ahorrador cuidadoso” a lo largo de los últimos 30 años ve “ahora mismo” destruido el poder adquisitivo de ese dinero me parece inverosímil. La mayoría de la gente no guarda la mayoría de sus ahorros en forma de efectivo. (Y si la gente mantuviera sus ahorros en forma de bonos del Tesoro, habría experimentado importantes ganancias de capital a lo largo del último par de años con la bajada de los tipos nominales de interés). Creo justo decir que la mayoría de la gente, o de la gente que gestiona su dinero, espera inflación.
Así que Andolfatto piensa no solo que los trabajadores no han hecho un mal negocio gracias a la Fed, sino que incluso los jubilados deberían estar contentos (al menos durante las últimas tres décadas, cuando la inflación de precios era bastante predecible).
En lugar de señalar los errores de Andolfatto, es más fácil analizar un experimento mental.

El falsificador

Supongamos que el vecino de Andolfatto manipula su impresora a color y consigue imprimir billetes falsos de 100$ que son indistinguibles de los fabricados por el Tesoro. (Para quienes no la hayan visto, la dirección real del sitio web de la Oficina de Acuñación e Imprenta es algo divertido).
En el primer año, el hombre produce 1 millón de dólares en efectivo falsificado y se dedica a comprar joyas, ropas, coches nuevos y otras cosas con un valor total de mercado de 1 millón de dólares. ¿Cómo deberíamos sentirnos los demás respecto de esta pequeña operación?
A la mayoría (excepto a Walter Block) le repugnaría ese comportamiento egoísta y antisocial: el tipo que falsifica moneda en su sótano está básicamente robándonos a los demás, Está obteniendo bienes y servicios valiosos aunque no haya producido nada a cambio. Ni siquiera puede argumentar que está proporcionando un activo monetario valioso, porque está simplemente yendo a cuestas de forma fraudulenta sobre un sistema con el que no tiene nada que ver. Si los comerciantes hubieran sabido que el efectivo en su cartera  venía de su impresora a color, no lo habrían aceptado al comerciar.
Ahora, en este escenario ¿qué pasa con las defensas de la Fed de Andolfatto? Por ejemplo, ¿causará el falsificador que los trabajadores sufran salarios “reales” permanentemente más bajos, es decir, cheques ajustados a los nuevos precios?
En absoluto. Si el falsificador restringe sus actividades a una sola vez con 1 millón de dólares, todos los demás precios en la economía se acabarán ajustando a la nueva cantidad de dinero. Los precios en general serán más altos, y eso incluye el precio del trabajo (es decir, salarios). Alguien que tuviera que trabajar una semana para ganar el dinero para pagar a su casero probablemente siga teniendo que hacer lo mismo; solo que las cifras serán un poco mayores de las que habrían sido en otro caso.
¿Así que acabo de demostrar que el falsificador en realidad no dañó en absoluto a la economía? No, por supuesto que lo hizo. En realidad está conduciendo un nuevo Ferrari y tiene nueva ropa elegante. Su impresión de 1 millón de dólares no creó nuevos recursos para facilitar la fabricación de esos bienes; simplemente los redistribuyó de otros. El resto de la comunidad es precisamente más pobre en esa cantidad, incluso si ignoramos las perturbaciones secundarias causadas por su inyección de dinero.
¿Qué pasa con lo que dice Andolfatto respecto de las expectativas? ¿Está nuestro hipotético falsificador despojando a la gente, porque no espera los aumentos de precios?
Tampoco. Supongamos que el falsificador es un ávido lector del blog de Andolfatto y así, para aplacar su conciencia, envía siempre un aviso anónimo a los diversos economistas de la Fed el mes antes de empezar una nueva inyección de dinero falsificado. De esta manera, la comunidad puede prepararse para los precios crecientes que se producirán inevitablemente. En este escenario revisado, ¿es la gente ahora inmune a la falsificación?
Por supuesto que no. Si la comunidad espera otro millón de dólares, los precios siempre podrían subir ligeramente, incluso antes de que la falsificación llegue a las tiendas. Pero sigue teniendo 1 millón de dólares nuevos (irreconocibles) de dinero falso. Aún puede usarlos para comprar bienes y servicios valiosos, lo que reduce por tanto la cantidad que quede para todos los demás.
Simplemente no puede evitarse este hecho básico. Con el tiempo, al viajar por el mundo el falsificador, pagando comidas exquisitas y comprando joyas caras, está absorbiendo consumo potencial (o acumulando riqueza) de todos los demás. El hecho de que los salarios suban con otros precios y de que los inversores puedan empezar a prever las subidas de precios e invertir de acuerdo con ellas, no niega esa sencilla conclusión.

¿Dónde se equivocaba Andolfatto?

Hay al menos dos cosas importantes que Andolfatto olvidó en su análisis. En primer lugar, no es verdad que toda renta nominal de un trabajador aumente en proporción a los precios de las cosas que este quiere comprar. Para un buen ejemplo, supongamos que nuestro falsificador compra todos los cromos del mundo de Mickey Mantle de su primera temporada. Esto impulsará al alza su precio de mercado, ya que el último poseedor insistirá en pedir más dólares.
Una vez terminado, el precio final de un cromo de Mickey Mantle de su primera temporada será mucho mayor que el aumento general en salarios (y otros precios). Así que quien intentara usar su paga de navidad para comprar uno de los cromos ahora no tendría suerte. Sí, su paga de navidad sería mayor que antes, pero no lo bastante como para completar la transacción que pretende.
He aquí un ejemplo más serio: si el falsificador compra inmuebles en Nueva York, Los Ángeles y Chicago, impulsará más al alza los precios y los alquileres en aquellos mercados que, por ejemplo, el precio de los huevos. La gente que viva y trabaje en esas ciudades se verá por tanto perjudicada: sus salarios no aumentarán lo suficiente como para compensar el aumento en el coste de la vida.
La segunda gran omisión del post de Andolfatto es la inflación que proviene de la banca de reserva fraccionaria. Andolfatto mira el “señoreaje” que gana el Tesoro por la emisión de nuevo dinero fiduciario por la Fed y concluye que son “chucherías” (sus palabras). Pero eso es porque solo se fija en la renta directa para el Tesoro remitida por la Fed sobre su exceso de renta de interés. Explicao todo este proceso oculto en “La Fed como falsificadora gigante”).
Andolfatto está ignorando a los bancos comerciales que (normalmente) generan mucha más inflación que la Fed. Cada vez que un banco comercial concede un nuevo préstamo que no esté respaldado al 100% por reservas, está “creando dinero de la nada”, igual que hace Bernanke  cuando compra activos tóxicos. (Explico la mecánica del balance de la banca de reserva fraccionaria desde una perspectiva rothbardiana en mi lección en vídeo, “The Theory of Central Banking“).
Es verdad que, cuanto más competitivo sea el sector bancario, más parte de estas ganancias por préstamos con reserva fraccionaria se compartirán con clientes del banco. Por ejemplo, los bancos de reserva fraccionaria pueden permitirse pagar intereses en cuentas corrientes, lo que probablemente no ocurriría bajo reservas del 100%.
Aun así, si se acepta la teoría rothbardiana de que la Fed es un dispositivo cartelizador creado porlos grandes banqueros para enriquecerse, vemos lo débil de la defensa de Andolfatto. Al público en general se le estafa mucho más de lo que indicaría el “ingreso de señoreaje”.

Conclusión

La desconfianza general del público hacia los grandes banqueros y la Reserva Federal se basa en hechos. La inflación realmente nos hace a la mayoría más pobres. Aunque hay algunas minucias en la argumentación, es válido apuntar la caída en el poder adquisitivo del dólar desde 1913 como indicación de la magnitud del robo.

Publicado el 4 de abril de 2011. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.

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