Dos gráficos para comunicar las cifras del paro: perspectiva, contexto, ruido y señal
Si uno lee solamente los titulares de un periódico, el paro registrado le parecerá una montaña rusa: siempre arriba y abajo. El paro baja en diciembre, sube en enero, baja en marzo, vuelve a subir en agosto, y así los titulares van dibujando una trayectoria ininteligible.
Pero el paro no es una partícula caótica.
El error está en mirar desde demasiado cerca. Imaginad que retransmitimos un partido de tenis y que cada vez que la bola pasa sobre la red escribimos un titular. Sería imposible seguir el partido. Con el registro de parados ocurre algo parecido. Las variaciones mensuales contienen mucho ruido (sucesos puntuales) y señales de alta frecuencia (el ciclo estacional de contratos en verano y despidos en invierno) que enmascaran la información que nos interesa: la dinámica del paro que no es puntual ni estacional, sino que se sostendrá a medio plazo.
Para capturar mejor esa señal, los buenos periodistas añaden a sus textos la variación del paro en el último año o cifras corregidas de calendario. Estos datos son de baja frecuencia, están libres de ciclo estacional, y gracias a eso informan mejor de la evolución del paro. Pero tienen un problema: son datos que cambian poco a poco y eso resulta muy poco noticioso.
¿Cuál es el resultado? Que en los titulares hay más ruido que señal.
Las soluciones
Como digo, hay varias soluciones posibles. La primera es poner las cifras en perspectiva. Para eso basta con acompañar la cifra del mes con un gráfico como el de arriba (que llegue bien atrás en el tiempo). Así el salto diminuto del paro mensual se observa en su verdadera magnitud. Además la variación estacional se hace evidente y todo es más claro y más bonito.
Una segunda solución sería dar siempre datos corregidos de calendario, pero eso tiene un inconveniente: son cifras «de mentira», un ajuste matemático muy útil, pero que hace que las cifras no representan «personas de verdad». Cuando hablamos de paro registrado —y subrayo registrado—, eso es un inconveniente. No creo que la prensa vaya a reportar el paro registrado con esas cifras en lugar de las variaciones brutas y reales.
Por eso prefiero una tercera alternativa, que consiste en acompañar la variación del paro de cada mes con sus equivalentes de años anteriores. Para eso basta un gráfico como el siguiente, donde se nos muestre la variación del paro en septiembre de 2014 —por ejemplo— junto con las variaciones de los meses de septiembre de 2013, 2012, etc. (Haced clic para verlo en grande.)
En el gráfico se observa el aspecto del paro a lo largo de un año corriente. Vemos que el paro suele crecer en enero, permanece plano en febrero y marzo, se reduce con los contratos de Semana Santa y verano, para volver a crecer en otoño, cuando los despidos dominan a los nuevos contratos.
La ventaja de este gráfico es que servirá de referencia cada mes, cuando el Ministerio de Empleo publica el dato nuevo del paro registrado. Por ejemplo, este es el detalle del mes de septiembre, que se publicó hace unos días. En septiembre el paro aumentó en 19.000 personas, una cifra que aisladamente dice poco y suena mal, pero que tiene mejor aspecto cuando se compara con otros meses de septiembre.
En resumen, la variación mensual del paro es un dato que necesita perspectiva y contexto para ser informativo. Por eso conviene insertar ese dato en una serie larga en el tiempo, como el gráfico del principio, o rodearlo de sus iguales de años anteriores, como en el último gráfico. Me he referido solo al paro registrado, pero los problemas que he descrito son generales e inevitables. Siempre que seguimos una serie temporal desde muy cerca enfrentamos el mismo problema: distinguir entre ruido y señal. Dar más contexto siempre es una ayuda.
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