Frank Shostak
¡El plan de Trump es lo que habría prescrito Keynes!
La mayoría de los comentaristas económicos, como el premio Nobel Paul Krugman deberían estar encantados con el plan económico del presidente electo de EEUU, Donald Trump, pues va a seguir las líneas de la economía keynesiana.
Una de las promesas de Trump es un programa masivo de gasto en infraestructuras. Según Trump:
Vamos a arreglar los centros de nuestras ciudades y reconstruir nuestras carreteras, puentes, túneles, aeropuertos, escuelas, hospitales. Vamos a reconstruir nuestra infraestructura, que, por cierto, va a ser la mejor. Y pondremos a trabajar a millones de nuestra gente al reconstruirla.
Mr. Trump dijo en un momento de la campaña que doblaría el plan de infraestructuras de 275.000 millones de dólares que propuso Hillary Clinton. De acuerdo con plan de Trump, también promete crear 25 millones de empleos a lo largo de 10 años.
Trump apuesta por el gasto en déficit
Trump también ha prometido recortes fiscales para todos los estadounidenses. Su plan incluye rebajar el tipo para los mayores contribuyentes del actual 39,6% al 33% y también rebajar el tipo del impuesto de sociedades del 35% al 15%.
Diversas estimaciones han colocado en el coste de sus recortes fiscales en torno a 6 billones de dólares a lo largo de 10 años. Además de esto, Trump también ha prometido aumentar el gasto militar de EEUU.
No es posible rebajar los impuestos y aumentar el gasto público al mismo tiempo.
No hay nada en los planes de Trump que sugiera que pretenda generar más riqueza real. Se centra completamente en generar un aumento en el empleo independientemente de si dicho aumento es en respuesta actividades generadores de riqueza o no.
Esto es bastante desalentador, ya que dadas las credenciales empresariales de Mr. Trump habría que suponer que entendería el significado de actividades rentables frente a actividades no rentables.
Advirtamos que el plan de Trump también sugiere una rebaja de impuestos y un correspondiente aumento en los desembolsos del gobierno. Evidentemente esto es una contradicción, ya que no es posible rebajar efectivamente los impuestos sin una reducción correspondiente de los desembolsos del gobierno.
Es probable que el plan aumente la tasa de crecimiento de la oferta monetaria.
Siguiendo el modo de pensar popular, el presidente electo parece estar preocupado por una demanda débil que el gobierno y el banco central deberían centrarse en fortalecer.
Es bastante posible que la política fiscal laxa de Trump fortalezca el ritmo de inyección monetaria aumentando los préstamos al gobierno, algo que en último término va a ser monetizado por el banco central de EEUU.
Observemos que la tasa anualizada de crecimiento de nuestra medición monetaria AMS ya está a un nivel elevado, encontrándose por encima del 16% al final de octubre, el máximo desde 1990. Advirtamos que en octubre del año pasado la tasa de crecimiento estaba en el 3,5%.
El plan de Trump frente a la riqueza real
Ahora bien, el que las políticas fiscales laxas de Trump “funcionen” depende de si queda algo en el “fondo” para desperdiciar: el tamaño del “fondo” o de las existencias de riqueza real es desconocida. No está claro si las existencias de riqueza real se están expandiendo, estancando o disminuyendo.
Recordemos que para activar cualquier plan público o cualquier plan de inversión debe asignar se riqueza a este. Así que si durante la ejecución de un plan la infraestructura actual no generara un flujo adecuado de bienes y servicios finales, este plan tendría que cancelarse.
Cualquier intento de continuar con el plan llevará a un empobrecimiento económico. (Porque la parte de las existencias de riqueza real que va a ser absorbida por diversas actividades no generadores de riqueza, mientras la infraestructura actual no compense adecuadamente esto, va a generar presión de sobre las existencias totales de riqueza real debilitando así el crecimiento económico).
Por qué podrían tener problemas las existencias de riqueza real
Sospechamos que políticas monetarias imprudentes prolongadas del banco central de EEUU, como inyecciones monetarias agresivas y tipos de interés cercanos a cero, han afectado gravemente la capacidad del sector privado para genera riqueza. (Recordad que las políticas monetarias laxas llevan a un intercambio de nada por algo).
La eliminación de la relación entre el dólar de EEUU y el oro en 1971 ha dado al banco central de EEUU la libertad para dedicarse a una impresión monetaria sin restricciones y ha fortalecido el proceso de erosión de las existencias de riqueza real. Este erosión se intensificó aún más con las desregulaciones financieras de principios de la década de 1980, que fortalecieron los préstamos “de la nada” de los bancos comerciales.
Un daño adicional a las existencias de riqueza real apareció en 2008 con la introducción de la flexibilización cuantitativa por el entonces presidente de la Fed, Ben Bernanke, para “prevenir” la llamada depresión económica.
En este escenario, probablemente los bancos disminuyan sus préstamos. Esto puede llevar a un colapso económico y en la práctica a una deflación de precios.
Un colapso en la liquidez monetaria podría obligar a las empresas a tratar de prevenir la insolvencia y vender sus activos más líquidos, como títulos del Tesoro, impulsando los rendimientos fuertemente al alza. Asimismo, el precio del oro podría verse bajo presión, ya que es probable que la mayoría de la gente busque tener efectivo vendiendo oro para prevenir insolvencias.
Por contrario, si las existencias de riqueza real siguen expandiéndose, entonces la política fiscal laxa y los fuertes aumentos en oferta monetaria de Trump podrían estimular temporalmente actividades de “burbuja”, inflación de precios y expectativas de inflación. Esto también impulsaría temporalmente al alza los tipos de interés.
Creemos que el estímulo artificial en la llamada actividad económica reflejada por el PIB y otros diversos indicadores económicos es improbable que dure demasiado. Después de un breve periodo es probable que se produzca un estallido en las actividades de burbuja y deflación de precios.
Mr. Trump tiene la oportunidad de reforzar las existencias de riqueza real
Dado que los republicanos están ahora al mando de ambas cámaras, el Presidente electo de EEUU, Trump, tiene ahora mismo la posibilidad de activar políticas que probablemente refuercen el proceso de generación de riqueza real.
Esto requeriría imponer controles estrictos sobre la capacidad de la Fed de expandir su balance, limitando así la capacidad los bancos de expandir el préstamo de la nada a través de la banca de reserva fraccionaria.
Todo esto, unido a un gobierno pequeño, probablemente deje más riqueza real en manos de los generadores de riqueza, permitiendo así una rápida acumulación de existencias de riqueza real (el motor del crecimiento económico).
Por qué el beneficio es la clave y no un obstáculo para el crecimiento económico
No cabe duda que es necesario reparar carreteras y construir puentes. ¿Pero es asequible? Si las existencias de riqueza real se están estancando o quizás estén a punto de empezar a disminuir, entonces esas políticas podrían ser desastrosas, como hemos demostrado antes.
Algunos comentaristas sugieren que ahora necesitaríamos más estímulo fiscal público porque el sector privado no asumiría la construcción de carreteras y puentes. Culpan al sector privado de centrarse solo en el beneficio e ignorar el bienestar de la nación.
Estos comentaristas olvidan que el marco de pérdidas y ganancias es un marco que ayuda a las empresas a asignar eficientemente recursos escasos. (Informa a las empresas si los recursos escasos se usan eficientemente o no).
Un beneficio señala que los recursos se emplean en línea con los deseos de la gente y una pérdida señala que los recursos se usan incorrectamente.
Advirtamos que el marco de pérdidas y ganancias es solo un indicador, por decirlo así: guía a las empresas hacia la conducta que se corresponde con lo que dicta la gente.
En este sentido, ignorar este marco implica seguir los deseos de los burócratas desatendiendo los deseos de las personas, lo que es contrario al espíritu de lo que es el proceso democrático.
Por tanto no tiene sentido calificar como despiadadas y avariciosas a las empresas que tratan de conseguir beneficios.
Permitir que al mercado realice la asignación de recursos lleva siempre a mejores resultados. Incluso el fundador de la Unión Soviética, Vladimir Lenin, entendió esto cuando introdujo el mecanismo del mercado (es decir, la “Nueva Política Económica”) durante un breve período en marzo de 1921 para restaurar el suministro de bienes e impedir una catástrofe económica
Pero, por alguna extraña razón, la mayoría de los expertos hoy en día se aferra a la opinión de que no puede confiarse en el mercado en tiempos difíciles.
Un verdadero mercado libre aseguraría que Estados Unidos tuviera nuevas carreteras y nuevos puentes.
Es concebible que la acumulación de existencias de riqueza real se vea acompañada por la expansión de infraestructuras como carreteras y puentes. ¿Por qué? El proceso de expansión de riqueza requiere por implicación la expansión de diversas formas de infraestructura, que también incluye carreteras y puentes.
Lo que ahora necesita EEUU son menos políticas fiscales laxas keynesianas y más orientación hacia el mercado libre para establecer unas bases sanas para el crecimiento económico.
Donald Trump tiene la oportunidad de implantar las llamadas políticas menos “populares”, que podrían ser dolorosas a corto plazo. Esto crearía las bases para un crecimiento económico real, al permitir que el proceso de generación de riqueza se repare a sí mismo y beneficie a todos los ciudadanos a largo plazo.
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