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jueves, 29 de diciembre de 2016

¿Por qué valen algo los dólares?



 



¿Por qué valen algo los billetes de dólar en los bolsillos de la gente? Según algunos expertos, los billetes de dólar tienen valor porque lo dice el gobierno en el poder. Otros expertos son de la opinión de que es porque la gente está dispuesta a aceptarlos como pago.
Decir que el Valor del dinero se debe al gobierno o a la convención social es decir muy poco. De hecho, lo que los expertos están diciendo es que el dinero tiene valor porque es aceptado, ¿y por qué es aceptado?… ¡Porque es aceptado!

La diferencia entre el dinero y otros bienes

La demanda de un bien deriva de su beneficio percibido. Por ejemplo, la gente demanda comida por la nutrición que les ofrece. Con respecto al dinero, la gente lo demanda, no para su uso directo al consumo, sino para intercambiarlo por otros bienes y servicios. El dinero no es útil por sí mismo, sino porque tiene un valor de intercambio, es intercambiable en términos de otros bienes y servicios. El dinero se demanda porque el beneficio que ofrece es su poder adquisitivo (es decir, su precio).
Para que algo sea aceptado como dinero debe tener un poder adquisitivo preexistente, un precio. Así que, ¿cómo algo que el gobierno proclama que será el medio de intercambio adquiere ese poder adquisitivo, ese precio?
Sabemos que la ley de la oferta y la demanda explica el precio de un bien. Igualmente parecería que la misma ley debería explicar el precio del dinero. Pero hay un problema con esta forma de pensar, ya que la demanda de dinero aparece porque este tiene poder adquisitivo (es decir, el dinero tiene un precio). Aun así, si la demanda de dinero depende de su precio preexistente, es decir, de su poder adquisitivo, ¿cómo puede explicarse este precio por la demanda?
Aparentemente nos encontramos aquí en una trampa circular, pues el poder adquisitivo del dinero se explica por la demanda de dinero, mientras que la demanda de dinero se explica por su poder adquisitivo. Esta circularidad parece dar credibilidad a la opinión de que la aceptación del dinero es el resultado de un decreto público y de la convención social.

Mises explica cómo se estableció el valor del dinero

En sus escritos, Mises ha mostrado cómo se llega a aceptar el dinero.[1] Empezaba su análisis señalando que la demanda actual de dinero está determinada por el poder adquisitivo del dinero de ayer. Consecuentemente, para una oferta concreta de dinero, se establece a su vez el poder adquisitivo de hoy. La demanda de ayer de dinero se fijó a su vez por el poder adquisitivo del dinero del día anterior.
Así que, para una cantidad determinada dinero, se estableció el precio del dinero de ayer. El mismo procedimiento es aplicable a periodos anteriores.
Remontándonos a lo largo del tiempo acabaremos llegando a un punto en el que el dinero era solo un producto normal del que demanda y oferta fijaban su precio. El producto tenía un valor de intercambio en términos de otros productos, es decir, su valor de intercambio se establecía en el trueque. Por decirlo de manera sencilla, el día en que un producto se convierte en dinero ya tiene un poder adquisitivo o precio establecido en términos de otros bienes. Este poder adquisitivo nos permite establecer la demanda de este producto como dinero.
Esto, a su vez, para una oferta determinada, establece su poder adquisitivo en el día en que el producto empieza a funcionar como dinero. Una vez se ha fijado el precio del dinero, sirve como punto de partida para el establecimiento del precio del dinero de mañana. De esto se deduce que sin la información de ayer acerca del precio del dinero no puede establecerse el poder adquisitivo del dinero de hoy.
Con respecto a otros bienes y servicios, no hace falta historia para evaluar los precios presentes. La demanda de esos bienes se deduce de los beneficios percibidos por los que los consumen. El beneficio que proporciona el dinero es que puede intercambiarse por bienes y servicios. Consecuentemente, se necesita saber el poder adquisitivo pasado del dinero para establecer la demanda presente de este.
Utilizando el marco de pensamiento de Mises, también conocido como el teorema de la regresión, podemos deducir que no es posible que el dinero pueda haber aparecido como resultado de un decreto del gobierno o del apoyo del gobierno o de la convención social. El teorema demuestra que el dinero debe aparecer como un producto.
Sobre esto, Rothbard escribía:
Al contrario que los bienes directamente usados por consumidores o productores, el dinero debe tener precios preexistentes sobre los que fundar una demanda. Pero la única forma de que esto ocurra es empezando con un producto útil para el intercambio y añadiendo la demanda de un medio de intercambio a la previa demanda de uso directo (por ejemplo, para adorno, en el caso del oro). Por tanto, el gobierno no tiene poder para crear dinero para la economía, sólo puede desarrollarse por el proceso del libre mercado.[2]

¿Pero cómo se relaciona todo lo que hemos dicho hasta ahora con el dólar de papel? Originalmente el papel moneda no se consideraba como dinero sino solo como una representación del oro. Los diversos certificados en papel representaban derechos sobre oro almacenado en los bancos. Los tenedores de certificados de papel podían convertirlos en oro siempre que lo consideraran necesario. Como la gente encontraba más cómodo usar certificados de papel para los intercambios por bienes y servicios, estos certificados pasaron a ser considerados como dinero.
Estos certificados adquirieron poder adquisitivo debido al hecho de que se veían como representativos de oro. Advirtamos que de acuerdo con el teorema de la regresión, una vez se establece el poder adquisitivo de un certificado, este puede funcionar como dinero independientemente del oro, ya que ahora puede establecerse la demanda de dinero. Recordemos que la demanda de dinero se relaciona con su poder adquisitivo.
Los certificados de papel que se aceptaban como medio de intercambio abrieron la posibilidad de prácticas fraudulentas. Los bancos podían ahora estar tentados de aumentar sus ganancias entregando certificados que no estuvieran cubiertos por oro.
En una economía de libre mercado, un banco que emitiera certificados de papel en exceso descubriría rápidamente que bajaría el valor de intercambio sus certificados en términos de bienes y servicios. Para proteger su poder adquisitivo, los tenedores de los certificados con exceso de emisión lo más probable es que traten de convertirlos de nuevo en oro. Si todos ellos reclamaran de vuelta oro al mismo tiempo, esto haría quebrar el banco. Así que en el mercado libre, la amenaza de quiebra disuadiría a los bancos de emitir certificados en papel no respaldados por oro.
Sin embargo, el gobierno no puede eludir la disciplina del mercado libre. Puede emitir un decreto que haga legal que el banco con exceso de emisión no redima certificados de papel en oro. Una vez los bancos no están obligados a redimir certificados de papel en oro, se crean oportunidades de grandes beneficios que crean incentivos para seguir una expansión sin restricciones de la oferta de certificados de papel. La expansión no limitada de certificados de papel aumenta la probabilidad de crear un aumento galopante en los precios de bienes y servicios que puede llevar a la quiebra de la economía de mercado.
Para impedir esa quiebra, debe gestionarse la oferta de papel moneda. El principal propósito para gestionar la oferta es impedir que los bancos en competencia emitan excesivos certificados de papel y hagan quebrarse unos a otros. Esto puede lograrse estableciendo un banco monopolista (es decir, un banco central) que gestione la expansión de papel moneda.
Para afirmar su autoridad, el banco central presenta sus propios certificados de papel, que reemplazan los certificados de los diversos bancos. El poder adquisitivo del dinero del banco central se establece a partir del hecho de que diversos certificados de papel, que conllevan poder adquisitivo debido a su relación histórica con el oro, son intercambiados por dinero del banco central a un tipo fijo. En certificados de papel del banco central están completamente respaldados por certificados de banco, que tienen una relación histórica con el oro.
Por tanto se deduce de que las piezas de papel del banco central solo adquirieron poder adquisitivo debido a la relación histórica con el oro.
Contrariamente a la forma popular de pensar, el valor de un dólar en papel se origina en su relación histórica con el dinero metálico (que resultaba ser oro) y no el decreto del gobierno o la convención social. El dinero fiduciario del tipo que usamos hoy no podría haber existido ni existiría en un entorno de mercado. Lo que creó el mercado (dinero basado en oro) tuvo que destruirlo el gobierno antes de dejarnos con un papel moneda cuyo valor como dinero depende de las prácticas de gestión del banco central.

El artículo original se encuentra aquí.
[1] Ludwig von Mises. 1998. La acción humana. Capítulo 17.
[2] Murray N. Rothbard. 1990. ¿Qué ha hecho el gobierno de nuestro dinero?, cap. 2, “El dinero en una sociedad libre”, sección 3, “Intercambio indirecto”.

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