Frank Shostak
Según Carl Menger:
En la medida en que el mantenimiento de nuestras vidas depende de la satisfacción de nuestras necesidades, la garantía de satisfacción de las necesidades anteriores debe preceder necesariamente a la de las posteriores. E incluso donde no únicamente nuestras vidas, sino simplemente nuestro bienestar continuo (sobre todo, nuestra salud) dependan de la obtención de una cantidad de bienes, el logro de nuestro bienestar en un periodo más cercano es, por lo general un requisito previo para el bienestar en un periodo posterior. (…) Toda la experiencia enseña que un disfrute presente o en el futuro cercano normalmente parece más importante a los hombres que uno de igual intensidad en un momento más remoto del futuro.
Igualmente, según Mises:
La satisfacción de un deseo en el futuro más cercano es, en igualdad de condiciones, preferida a esa misma en un futuro más distante. Los bienes presentes son más valiosos que los bienes futuros.[2]
Una persona que tenga solo recursos suficientes para mantenerse con vida es improbable que preste o invierta sus insignificantes medios.
El coste de prestar o invertir es muy probable que para él sea muy alto, podría incluso costarle la vida si consideramos prestar parte de sus medios. Por tanto, bajo estas condiciones es improbable que preste o invierta aunque se le ofrezca un tipo de interés muy alto.
Una vez empieza a expandirse su riqueza, empieza a disminuir el coste de prestar o invertir. Asignar parte de su riqueza al préstamo o inversión va a perjudicar en menor grado la vida y bienestar de nuestra persona en el presente.
De esto podemos inferir que, en igualdad de condiciones, cualquier cosa que lleve a la expansión de la riqueza real de las personas da lugar a una bajada en los tipos de interés, es decir, a la rebaja de la prima de los bienes presentes frente a los bienes futuros.
Inversamente, los factores que perjudican la expansión de la riqueza real llevan a un tipo superior de interés.
Preferencia temporal y oferta y demanda de dinero
En la economía monetaria, las preferencias temporales individuales se aprecian a través de la oferta y la demanda de dinero.
La rebaja de las preferencias temporales (es decir, rebajar la prima de los bienes presentes frente a los futuros debido a la expansión de la riqueza real) se pondrá de manifiesto en una mayor disposición a prestar e invertir dinero y así se rebajará la demanda de dinero.
Esto significa que, para unas existencias concretas de dinero, habrá un aumento en el exceso de oferta de dinero.
Para librarse del exceso, la gente empezará a comprar diversos activos, aumentando con el proceso el precio de los activos y rebajando sus rendimientos, en igualdad de condiciones. Por tanto, el aumento en las existencias de riqueza real se asociarán con una rebaja en la estructura de tipos de interés.
Pasará lo contrario con una rebaja en la riqueza real. La gente estará menos dispuesta a prestar e invertir, aumentando así su demanda de dinero con respecto a la situación anterior.
Así que una oferta determinada de dinero reduce el dinero excesivo. Consiguientemente, en igualdad de condiciones, esto rebaja la demanda de activos y por tanto rebaja sus precios y aumenta sus rendimientos.
Los bancos centrales intervienen
¿Qué pasará con los tipos de interés debido a un aumento en la oferta monetaria? Un aumento en la oferta monetaria, en igualdad de condiciones, significa que aquellas personas cuyas existencias monetarias hayan aumentado son ahora mucho más ricas. Por tanto, esto pone en marcha una mayor voluntad para invertir y prestar dinero.
El aumento en el préstamo y la inversión significa la rebaja en la demanda de dinero por parte del prestamista y el inversor. Consecuentemente, un aumento en la oferta de dinero aumenta la oferta excesiva de dinero, lo que a su vez empuja al alza los precios de los activos y rebaja sus rendimientos.
Con el paso del tiempo, el aumento de la inflación de precios empieza a perjudicar el bienestar de las personas y esto lleva a un aumento general en las preferencias temporales. Esto rebaja la tendencia de las personas a invertir y prestar (es decir, aumenta la demanda de dinero y hacer rebajar la tasa de crecimiento del exceso de oferta monetaria) y esto presiona al alza los tipos de interés.
En una economía de mercado, dentro del marco de un banco central, el factor clave que perjudica el ritmo de expansión de la riqueza real es la política monetaria del banco central. Es su política monetaria laxa la que perjudica a las existencias de riqueza real y el poder adquisitivo del dinero.
Podemos por tanto concluir que un aumento general de la inflación de precios, debido a un aumento en la oferta monetaria y una caída de la riqueza real, son factores que ponen en marcha un aumento general de los tipos de interés. Una caída general en la inflación de precios en respuesta a una caída en la oferta monetaria y un aumento en la riqueza real son factores que ponen en marcha uina caída general en los tipos de interés.
Además, un aumento en la tendencia de crecimiento de la oferta monetaria pone en marcha una caída temporal de los tipos de interés. Al mismo tiempo, una caída en la tendencia de crecimiento de la oferta monetaria pone en marcha un aumento temporal de los tipos de interés.
Advirtamos de nuevo que los cambios en la oferta excesiva de dinero son iguales a la interacción entre cambios en oferta-demanda de dinero.
El artículo original se encuentra aquí.
[1] Ludwig von Mises, La acción humana.
[2] Ibíd.
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