La Crítica de Lachmann a la Teoría Austriaca del Ciclo Económico
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En su artículo The Rôle of Expectation in Economics as a Social Science (1943) en Económica Ludwig M. Lachmann presenta una crítica interesante a la Teoría Austriaca del Ciclo Económico (ABCT), quizás mejor denominada como la Teoría Wicksell-Mises-Hayek del Ciclo Económico. El artículo de Lachmann mereció una respuesta de Mises, “Elastic Expectations” and the Austrian Theory of the Trade Cycle (1943) en el mismo journal.
Lachmann aplica el concepto de elasticidad de expectativas de Hicks al ABCT. La idea de Lachmann, en pocas palabras, es que si las expectativas de largo plazo son que la autoridad monetaria deberá volver a la tasa de interés natural o de equilibrio, entonces las expectativas son inelásticas a la política monetaria y por lo tanto no se da una crisis según es descripto por la ABCT. La crítica de Lachmann es que el ABCT requiere del supuesto, según él implícito, de elasticidad de expectativas que no parece ser consistente con lo que se esperaría a largo plazo. Según Lachmann (1943, p. 23):
If inelastic expectations are really as frequent and important as some writers would have us believe, an interesting problem arises with regard to the interpretation of Wicksellian theory, more particularly in its Austrian version. According to this doctrine booms and slumps are engineered by banks lowering the “money rate of interest” below its “natural level”, or raising it above it. Whatever the precise meaning of these terms, we now know that if banks are to succeed in altering the long-term rate of interest, expectations have to be very elastic. Seen from this angle, the Wicksellian theory appears to be based on a very special assumption, viz. of a capital market without a very strong mind of its own, always ready to follow a lead on the spur of the moment, and easily led into mistaking an ephemeral phenomenon for a symptom of a change in the economic structure. Without fairly elastic expectations there can therefore be no crisis of the Austro-Wicksellian type.
En otras palabras, la crítica de Lachmann parte del mismo punto que la crítica de expectativas racionales. ¿Por qué si los empresarios son tan inteligentes a la hora de leer el mercado reaccionan ciegamente a un manipuleo de la tasa de interés?
La respuesta de Mises es, creo, interesante. Mises (p. 251) dice que coincide con el punto de Lachmann, salvo por el uso del término “elasticidad” dadas las connotaciones mecánicas que esta palabra implica. Lachmann, sin embargo, estaba siguiendo la terminología de Hicks. Es posible que para Lachmann no tuviese sentido cambiar un término de uso común para los fines de ese artículo. Pero Mises (p. 251) sostiene que el ABCT de hecho usa ese supuesto:
But I want to point out that I did not fail to state the fact that my explanation of the trade cycle is based on such an assumption. In my treatise Nationaloekonornie(Geneva, 1940) the chapter dealing with credit expansion ends with the following observation: “This typical course of the trade cycle has sometimes been altered through the interference of extraordinary events, mostly of a political character. But by and large one can observe in Great Britain since the end of the 18th century and in Western and Central Europe and in North America since the middle of the 19th century an almost regular alternation of booms and depressions. We may wonder whether the conditions which have had this result still prevail. The teachings of the monetary theory of the trade cycle are to-day so well known even outside of the circle of economists, that the naive optimism which inspired the entrepreneurs in the boom periods has given way to a greater s[k]epticism. It may be that business men will in future react to credit expansion in another manner than they did in the past. It may be that they will avoid using for an expansion of their operations the easy money available, because they will keep in mind the inevitable end of the boom. Some signs forebode such a change. But it is too early to make a positive statement.”
Mises continúa sosteniendo que el hombre de negocios no ve el mercado con los mismo ojos que el economista, y que ello puede hacerlo más proclive a confundir una baja artificial de la tasa de interés con una real, es decir, que la elasticidad de las expectativas sea de hecho relevante. Esto no quita, según él mismo admite, que bajo ciertas condiciones los hombres de negocios no caigan en la confusión y se evite un ciclo económico. Luego, Mises afirma lo siguiente:
The economic consequences of credit expansion are due to the fact that it distorts one of the items of the speculator’s and investor’s calculation, namely, interest rates. He who does not see through this, falls victim to an illusion; his plans turn out wrong because they were based on falsified data. Nothing but a perfect familiaritywith economic theory and a careful scrutiny of current monetary and credit phenomena can save a man from being deceived and lured into malinvestments.It is worth mentioning that the factors described by Dr. Lachmann provide one of the two arguments proper for a thoroughgoing refutation of the spurious acceleration theory of the trade cycle. This theory considers the entrepreneur as an automaton mechanically reacting to every increase of demand by an expansion of investment; Dr. Lachmann’s reasoning must logically lead to an exposure of these fallacies. It is, of course, a minor objection only to be raised against the acceleration doctrine; the main argument is that but for credit expansion such tendency toward additional investment would very soon be checked by the rising prices for the factors of production concerned.
Mises, por lo tanto, concede:
- El ABCT requiere del supuesto de “elasticidad de expectativas.” Esto se relaciona con los posts sobre Machlup y el rol de supuestos (contenido empírico) para Mises; quien en este artículo está implícitamente rechanzando que se pueda llegar a las conclusiones del ABCT únicamente a priori.
- Que si el caso descripto por Lachmann es correcto, entonces no se sucede una crisis según lo descripto en el ABCT.
¿Cuál es la diferencia, entonces, con la crítica de expectativas racionales? Si interpreto bien ambas críticas, creo que hay una diferencia sutil pero importante. Ambas críticas se encuentran en planos distintos. Lachmann critica que no se está mencionando un supuesto en particular, pero no sostiene que este supuesto y las conclusiones del ABCT sean incompatibles. Sino que se requiere explicitar el supuesto y analizar si aplica o no a un caso histórico en particular. Que el ABCT no aplique a un caso de estudio no lo hace falso en el sentido de ser internamente inconsistente. La crítica de las expectativas racionales, en cambio, crítica una incompatibilidad con un tipo particular de expectativas que el ABCT no utiliza. En ese sentido creo que la crítica de Lachmann es más aguda y abierta y se encuentra en un plano más apropiado que la de las expectativas racionales. Lo de Lachmann es una crítica interna al ABCT, lo de las expectativas racionales es una crítica externa. A mi juicio la crítica de expectativas racionales logra identificar el rol de las expectativas, pero erra en el tipo de expectativas que le exige al ABCT. Lachmann, en ese sentido, parece dar en el blanco según Mises concede. Ante una baja artificial de la tasa de interés la crítica de expectativas racionales exige que los agentes económicos se comporten de cierta manera en particular compensando sus errores entorno a los valores de equilibrio (pero no acepta que estas expectativas no estén presentes), mientras que el ABCT es más abierto al perfil subjetivo de los individuos. El problema no es que no haya expectativas en el ABCT, sino que no las hay del tipo particular que las expectativas racionales espera.
Así y todo queda lugar para una potencial lectura más similar entre ambas críticas. Estrictamente hablando, las expectativas racionales exigen compensar errores en el largo plazo (de allí que a sus ojos las expectativas racionales acepten políticas de corto plazo). Pero este es también el punto de Lachmann, que la inelasticidad de expectativas es a largo plazo. Sin embargo, Lachmann (p. 23) parecer conceder que este sea o no el caso y está abierto a distintos tipos de expectativas (elasticidades en su artículo):
In reality, of course, expectations of greatly varying degrees of elasticity are met with. It may be possible to reconcile apparently irreconcilable theories by reducing their differences to different assumptions about the prevailing type of expectation. But the story does not end here. In a World of Change no one type of expectation can be relied upon to provide stability. Neither a gullible capital market nor an obstinate one, nor, we may add, any interinediate variety is in itself a bulwark against crises of every kind. They each provide us with protection against some afflictions while leaving us unprotected against others.
Mientras no sea plausible suponer el nivel de visión futura en los inversores que Lachmann menciona, bajas artificiales en las tasas de interés pueden desembocar en crisis económicas. Especialmente si al emitir medios fiduciarios un banco central puede expandir la oferta de dinero por tiempo suficiente para alterar las expectativas subjetivas de los agentes económicos y “desanclar” las expectativas de largo plazo. En otras palabras, el debate entre Lachmann y Mises no es tanto si el ABCT es consistente o no, sino si se cumplen o no los supuestos que requiere.
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