Blog salmón 29 de noviembre de 2011
Al 31 de diciembre del año pasado el total de derivados era de 601 billones de dólares, como señalamos en este post. Al 30 junio de este año la magia del sistema lo hizo crecer hasta los 707 billones de dólares. Esta cifra representa el mayor número conocido para estos instrumentos financieros y da cuenta de que la burbuja de derivados se sigue hinchando a niveles de alta irracionalidad que no tardarán en hacerla reventar. La información fue publicada este sábado en el último reporte del Banco de Pagos Internacionales (BIS, por su siglas en inglés. Aquí enlazo el documento.
El número dado a conocer en el informe es de US$ 707.568.901.000.000, y representa el total de los derivados en circulación. Este es un gran salto cuantitativo (también un asalto cualitativo) y demuestra que el sistema financiero se sigue alimentando de su propio veneno. Si comprendemos que el PIBmundial es de aproximadamente 63 billones de dólares, constatamos que estos papeles juegan con la producción mundial de once años. Otra forma de ver el tema es que el crecimiento de los derivados en los últimos seis meses igualó al desempeño que tuvieron estos instrumentos en los últimos 12 años, cuando también aumentaron en 100 billones de dólares.
Esto nos pone nuevamente frente a una de las características del esquema ponzi, la estructura que está en el eje de las finanzas modernas. Con el fin de “hacer caja” para enfrentar los pagos de primas y vencimientos actuales, la banca ha debido acelerar el proceso de venta y reproducción de derivados. Por esto hay sequía de liquidez, pese a que la Fed inyectó al sistema financiero mundial la nada despreciable suma de 7,7 billones de dólares, como se supo ayer. Algo que en este blog dimos a conocer el año pasado, cuando salieron los primeros informes de la investigación: La Fed hizo el trabajo de Dios y rescató en secreto a megabancos y grandes corporaciones. Otro tanto ha hecho el BCE. La paradoja es que se le exigen recortes a los gobiernos mientras se dilapidan sumas mucho más altas en los rescates a la banca.
El aumento en el volumen de derivados a esta magnitud, nos ayuda a comprender las convulsiones y espasmos del sistema; sus ataques e infartos, donde la violenta volatilidad no hace más que reflejar el campo de batalla donde unos mueren y otros prolongan su agonía. Prueba de ello son las masivas quiebras bancarias de unos, y las enormes ganancias transitorias de otros. Esto explica también la fuerte rentabilidad de una parte del sector bancario durante el primer semestre de este año. No todos los bancos han sufrido pérdidas masivas, y hay unos que operan con clara ventaja, devorando y aniquilando a los que dan asomo de debilidad. El sistema ha llegado a un punto de alta distorsión, y la quiebra de MF Global, producto de su rápida insolvencia, demuestra que el sistema está viviendo una batalla terminal que implosionará una vez que reviente esta enorme burbuja, veinte veces mayor a toda la deuda del mundo.
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