(OroyFinanzas.com) – Los dos modelos básicos de rescates utilizados actualmente por el sistema financiero son el ‘bail-in’ y el ‘bail-out’. En el caso de un ‘bail-out’ el estado, es decir, la ciudadanía en su conjunto con sus impuestos, asume el coste de la recapitalización. Contrariamente en los rescates del tipo ‘bail-in’ como ha sido el reciente caso de Chipre, las pérdidas las asumen los acreedores, accionistas, bonistas y depositantes. La recapitalización interna se llama ‘bail-in’, en contraposición al ‘bail-out’ que supone una inyección de capital externo, la mayoría de las veces público.
Las condiciones del rescate que se han aplicado a los bancos chipriotas podría marcar un antes y un después en la crisis financiera de la zona euro. No se ha cumplido ni un año desde que en el verano del 2012 Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo aseguraba convencido “Durante mi mandato, el BCE está preparado para hacer lo que sea necesario para preservar el euro. Y créanme, será suficiente” Aseguró que haría “todo lo que fuera necesario para proteger a la zona euro y salvarla del colapso. Europa va a vencer a los mercados”.
Recientemente Jeroen Dijsselbloem, ministro de Finanzas holandés, presidente del Eurogrupo y delMEDE (Mecanismo Europeo de Estabilidad, ESM en inglés) envió un aviso completamente diferente a navegantes, asegurando que el acuerdo de Chipre se podría utilizar como modelo para rescates futuros y que los depósitos superiores a 100.000 euros no están garantizados.
En su momento Jean-Claude Juncker, predecesor de Dijsselbloem en la presidencia del Eurogrupo llegó a defender la opción de “mentir si la situación es grave”. Asegurando que si se indican previamente posibles decisiones, se ‘alimentaba la especulación’.
Hasta la fecha, la mayoría de gobiernos han optado por rescatar de manera ilimitada a las entidades financieras mediante el modelo ‘bail-out’ siempre sufragado con dinero publico. A partir de ahora la troika formada por el BCE, la Comisión Europea y el FMI, ha cambiado de rumbo y pretende cambiar de estrategia, obligando a que los saneamientos financieros se efectúen a través de rescates privados ‘bail-in’ y que sean los acreedores y accionistas de los bancos o instituciones en cuestión los que se encarguen de sacar a flote a las entidades en problemas mediante la conversión de deuda en acciones. Ahora quieren que todos aceptemos esta nueva idea.
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