Murray Rothbard
La teoría del dinero y del crédito, de Ludwig von Mises, es simplemente una de las más extraordinarias contribuciones al pensamiento económico del siglo XX. Aparece como culminación y realización de la “Escuela Austriaca” de economía y además, al hacerlo, funda por sí misma una nueva escuela de pensamiento.
La Escuela Austriaca aparece como una burbuja de luz en el mundo de la economía en la década de 1870 y 1880, sirviendo para derrocar al sistema clásico o ricardiano que había llegado a un callejón sin salida. Este derrocamiento ha sido calificado a menudo como “revolución marginal”, pero esta etiqueta es altamente inadecuada para el nuevo modo de pensamiento económico. La esencia del nuevo paradigma austriaco era analizar el individuo, sus acciones y elecciones como pilares fundamentales de la economía.
La economía clásica pensaba en términos de grandes clases y por tanto no podía ofrecer explicaciones satisfactorias para el valor, el precio o las ganancias en la economía de mercado. Los austriacos empezaban con las acciones de los individuos. Por ejemplo, el valor económico consistía en las valoraciones realizadas por los individuos que eligen y los precios resultaban de las interacciones del mercado basadas en estas evaluaciones.
La Escuela Austriaca se inició con Carl Menger, profesor de economía en la Universidad de Viena, con la publicación de sus Principios de economía política (Grundsätze der Volkswirtschaftstehre) en 1871. Fue posteriormente desarrollada y sistematizada por el alumno y sucesor de Menger en Viena, Eugen von Böhm-Bawerk, en escritos a partir de la década de 1880, especialmente en distintas ediciones de sus volúmenes de Valor, capital, interés. Entre ellas y basándose en su análisis fundamental de la valoración, acción y elección individual, Menger y Böhm-Bawerk explicaban todos los aspectos de lo que hoy se llama “microeconomía”: utilidad, precio, intercambio, producción, salarios, interés y capital.
Ludwig von Mises era un austriaco de “tercera generación”, un estudiante brillante en el famoso seminario de grado de Böhm-Bawerk en la Universidad de Viena en la primera década del siglo XX. El gran éxito de Mises en La teoría del dinero y del crédito (publicada en 1912) fue tomar el método austriaco y aplicarlo a una manifiesta y vital laguna en la teoría austriaca: la amplia área macroeconómica el dinero y los precios en general.
Porque la teoría monetaria seguía languideciendo en el molde ricardiano. Mientras que la teoría “micro” general se basaba en el análisis de la acción individual y construía los fenómenos de mercado a partir de los bloques de la elección individual, la teoría monetaria seguía siendo “holística”, ocupándose de agregados muy alejados de las elecciones reales. De aquí la separación total de las esferas micro y macro. Mientras que todos los demás fenómenos económicos se explicaban por la acción individual, la oferta de dinero se consideraba como algo dado y externo al mercado y se pensaba que la oferta afectaba mecánicamente a una abstracción llamada “el nivel de precios”. No aparecía el análisis de la elección individual que ilustraba el área “micro”. Las dos esferas se analizaban totalmente separadas y sobre diferentes fundamentos. Este libro realizó la asombrosa tarea de integrar la teoría monetaria y la micro, de construir una teoría monetaria bajo los fundamentos individualistas del análisis económico general.
Eugen von Böhm-Bawerk murió poco después de la publicación de La teoría del dinero y del crédito y los ortodoxos böhmbawerkianos, encerrados en su viejo paradigma, rechazaron aceptar la nueva ruptura de la teoría del dinero y los ciclos económicos. Mises por tanto tuvo que emprender la dura tarea de fundar su nueva escuela de pensamiento neo-austriaca o misesiana. Tenía la desventaja del hecho de que su puesto en la Universidad de Viena no estaba pagado; aún así, durante toda la década de 1920 muchos estudiantes brillantes acudieron en masa a su Privatseminar.
En el mundo angloparlante, la aceptación de las ideas de Mises estaba gravemente dificultada por el simple pero significativo hecho de que pocos economistas leían otra lengua distinta del inglés. La teoría del dinero y del crédito de Mises no se tradujo al inglés hasta 1934 y fue el resultado de dos décadas de olvido de las ideas misesianas. El análisis del saldo de caja se desarrolló a finales de la década de 1920 en Inglaterra por parte de Sir Dennis H. Robertson, pero su visión era holística y agregativa, y no se basaba en la acción individual.
La teoría de la paridad del poder de compra llegó sólo a Inglaterra y Estados Unidos a través de la forma defectuosa y diluida propuesta por el economista sueco Gustav Cassel. El desconocimiento de la teoría de Cuhel-Mises de la utilidad marginal ordinal permitió a los economistas occidentales, liderados por Hicks y Allen a mediados de la década de 1930, desechar completamente la utilidad marginal a favor de la falsa “curva de indiferencia”, ahora familiar en los libros de texto de micro.
La integración de Mises de la teoría micro y macro, su desarrollada teoría del dinero y el teorema de la regresión, así como su sofisticado análisis de la inflación fueron totalmente ignorados por economistas posteriores. La idea de integrar la teoría macro en bases micro está más alejada que nunca de la práctica económica actual.
Sólo llegó al mundo angloparlante la teoría del ciclo económico de Mises y esta proeza se logró más por medios personales que escritos. El extraordinario seguidor de Mises, Friedrich A. von Hayek, emigró a Londres en 1931 para asumir el puesto de profesor en la London School of Economics. Hayek, que se había concentrado en desarrollar las ideas de Mises en una teoría sistemática del ciclo económico, se las arregló rápidamente para convertir a los mejores de la nueva generación de economistas ingleses y uno de los más brillantes de este grupo, Lionel Robbins, fue responsable de la traducción al inglés de La teoría del dinero y del crédito.
Durante unos pocos años gloriosos a principios de la década de 1930, esas jóvenes luminarias de la economía inglesa como Robbins, Nicholas Kaldor, John R. Hicks, Abba P. Lerner y Frederic Benham cayeron bajo la fuerte influencia de Hayek. Entretanto, los seguidores austriacos de la teoría del ciclo económico de Mises (principalmente Fritz Machlup y Gottfried von Haberler) empezaron a ser traducidos o publicados en Estados Unidos. También en Estados Unidos, el joven Alvin H. Hansen se estaba convirtiendo en el principal defensor de la teoría del ciclo de Mises-Hayek.
La teoría del ciclo económico de Mises se estaba adoptando precisamente como una explicación convincente de la Gran Depresión, una depresión que Mises anticipó a finales de la década de 1920. Pero justamente cuando se estaba extendiendo por Inglaterra y Estados Unidos, la revolución keynesiana barrió el mundo económico, convirtiendo incluso a quienes más sabían. El proceso de conversión ganó, no rebatiendo pacientemente las opiniones miesianas u otras, sino simplemente ignorándolas… y llevando al mundo económico a viejas e insensatas opiniones inflacionistas vestidas superficialmente con una nueva e imponente jerga.
A final de la década de 1930, sólo Hayek y ninguno de los demás discípulos suyos o de Mises, seguía siendo fiel a la opinión misesiana sobre el ciclo económico. La teoría del dinero y del crédito de Mises en su versión inglesa apenas tuvo tiempo para leerse antes de que la revolución keynesiana de 1936 hiciera inaccesible psicológicamente el pensamiento prekeynesiano, especialmente sobre los ciclos económicos, para la siguiente generación de economistas.
Mises añadió la parte cuatro a la edición inglesa de La teoría del dinero y del crédito de 1953. Pero la economía keynesiana estaba volando alto y el mundo de la economía estaba escasamente dispuesto a recobrar la atención hacia las ideas misesianas. Sin embargo, ahora y particularmente desde su muerte en 1973, la economía misesiana ha experimentado un notable resurgimiento, especialmente en Estado Unidos. Hay abundantes conferencias, simposios, libros, artículos y disertaciones sobre economía austriaca misesiana.
Con el sistema keynesiano en total desorden, tambaleándose por una inflación crónica y acelerada salpicada de periodos de recesión inflacionaria, los economistas son más receptivos a la teoría misesiana del ciclo de lo que lo han sido en cuatro décadas. Esperemos que esta nueva edición estimule a los economistas a reexaminar las demás brillantes ideas de esta obra maestra lamentablemente ignorada y que la integración del dinero y la banca de Mises con la teoría micro sirva de base para avances futuros en el pensamiento monetario.
Prólogo de La teoría del dinero y del crédito.
Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.
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