POR David Corral Hernández
Meliá entra en Irán con el primer cinco estrellas internacional
Seguidoras del partido reformista iraní asisten a un acto electoral celebrado en Teherán ante las elecciones del 26 de febrero.otación se prevé clave para dar un vuelco al poder político iraní en detrimento de los conservadores. EFE/Abedin TaherkenarehABEDIN TAHERKENAREHEFE
Alejado ya del "eje del mal", Irán ofrece ahora enormes oportunidades para que las empresas extranjeras inviertan en infraestructuras, industria, servicios, en la modernización de su sector petrolero o en el del transporte, entre muchos otros. La demanda pujante de ochenta millones de iraníes, el dinero de su petróleo, miles de millones de dólares recién recuperados y un nuevo contexto internacional han convertido a esta potencia regional en una tierra llena de posibilidades.
El sábado 16 de enero el director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OEIA), Yukiya Amano, fue la persona que proporcionó la "llave" que desbloqueó la aplicación del acuerdo sobre el programa nuclear de Teherán. En una declaración Amano comunicó públicamente que había difundido un informe "que demuestra que Irán llevó a cabo todos los preparativos para comenzar a implementar el Plan de Acción Universal Conjunto. El informe fue presentado a la Junta de Gobernadores del OIEA y al Consejo de Seguridad de la ONU. Con esta confirmación comenzó a lo largo del mundo la derogación y el levantamiento total de las sanciones económicas y financieras impuestas contra Teherán por el Consejo de Seguridad de la ONU, EE.UU. y la UE, tal como acordaron el 14 de julio Irán y el Grupo 5+1 (Gran Bretaña, China, Francia, EE.UU. y Rusia más Alemania), en el histórico Plan de Acción Universal Conjunto.
La llegada a la presidencia de Irán en 2013 de Hasan Rohani, un perfil más moderado que su predecesor Mahmud Ahmadineyad, aceleró un acuerdo nuclear que, para Teherán, debía mejorar la situación económica y social del país y, como el propio Rohani ha dicho, se ha convertido el "punto de partida para una nueva cooperación y relación de Irán con el mundo". La buena sintonía y excelente relación personal entre el secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry y su homólogo iraní, el ministro de Exteriores Mohammad Yavad Zarif, han sido determinantes en estos meses para que Washington viera temporalmente congelado el programa nuclear de Irán y Teherán pudiera ver el fin de años de sanciones internacionales. Además de las impuestas unilateralmente por EE.UU., muchas de las cuales siguen vigentes, se han levantado la mayoría que se impusieron basadas en varias resoluciones aprobadas por el Consejo de Seguridad entre 2006 y 2010 y que limitaban el comercio y las transacciones financieras. Se mantiene el embargo de armas por cinco años, el que afecta al programa de misiles durante ocho años y 10 durará aún el que limita el acceso al material nuclear civil.
Sin sanciones económicas en el horizonte Irán ha tenido acceso a sus activos congelados, unos bienes que se estiman entre 29.000 y 150.000 millones de dólares. La Casa Blanca, basándose en cálculos del Servicio de Investigación del Congreso , considera que rondan los 50.000 millones repartidos por todo el mundo. Para el Banco Central del país persa las cantidades son más modestas , tan solo 32.600 millones de dólares ya disponibles con la reconexión de los bancos iraníes al sistema internacional de comunicación bancaria SWIFT. Evidente es que estas cantidades son un importante estímulo para una economía que ya puede acceder libremente a los mercados de venta de crudo, siendo una de las reservas más importantes del mundo, y que podría crecer a un ritmo del 5% según las previsiones para 2016 del FMI (Fondo Monetario Internacional), o hasta del 8%, según ha puesto como objetivo el presidente Rohani, quien ha asegurado que su país necesita anualmente una inversión extranjera de entre 30.000 y 50.000 millones de dólares.
En esta nueva etapa de rehabilitación política y comercial la República Islámica quiere recuperar años y terreno perdidos en los mercados internacionales, principalmente en los energéticos, en los que ya puede actuar con plena legitimidad. En 2012 salían del país 2,5 millones de barriles diarios, una producción que las sanciones redujeron hasta un millón exportado al día aunque, como miembro de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), Irán produce actualmente 2,8 millones de barriles diarios. Ahora la pretensión es aumentar la producción en 500.000 barriles por día para alcanzar los cuatro millones en un futuro próximo, según ha informado el presidente de la Organización Nacional de Petróleo de Irán (NIOC), Rokneddine Javadi. Para dar respuesta a este objetivo, y hacerse con una importante cuota del mercado frente al monopolio de sus rivales saudíes, el país podría necesitar unas inversiones de 150.000 millones de dólares con los que modernizar su industria e infraestructuras tras décadas sin acceso a tecnologías de última generación. Pese al exceso de oferta y a que el crudo se cotiza estos días a menos de 30 dólares, su precio más bajo de los últimos 12 años, a Teherán están llegando representantes de las grandes petroleras mundiales en busca de oportunidades y con contratos de inversión que permitirán revitalizar la economía de la potencia chií. Sin embargo pasará todavía bastante tiempo para que los iraníes puedan disfrutar de los beneficios económicos de estos proyectos dadas las importantes necesidades del país.
Sí que se podría notar el flujo económico en las Fuerzas Armadas. Gran parte de su equipamiento es de fabricación nacional, proveniente de los grandes contratos firmados por el Sha con Occidente hasta su derrocamiento en 1979 o lo poco que se consiguió adquirir hasta la imposición de las sanciones en Rusia o China, dos potencias que tienen ahora en Irán a uno de sus clientes potenciales con más demanda de equipos. No es probable que Estados Unidos o sus aliados se conviertan en proveedores de armas para Teherán, tampoco que Teherán disponga de los presupuestos ni del tiempo para equilibrar sus fuerzas en breve con las potencias suníes de su vecindario (Arabia Saudita y otros estados del Golfo), o con Israel, pero mucho van a tener que ver en esta carrera de armamento los contratos con Moscú y Pekín.
CHINA, UN TRIUNFADOR DISCRETO
China ha sido unas de las naciones que se ha sentado frente a Irán en las negociaciones. Como parte de las potencias del 5+1 (las permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU y Alemania), ha sido uno de los artífices del acuerdo que permitió el levantamiento de sanciones a mediados de enero. Con la noticia de la implementación del denominado Plan Integral de Acción Conjunta (JCPOA en inglés) aún destacada en los medios de comunicación el presidente Chino llegó a Teherán. No solo fue la primera visita en 14 años de un mandatario chino a la República Islámica, fue sobre todo la del primer mandatario extranjero que viajó al país tras el levantamiento de las sanciones económicas y financieras.
Xi Jinping mantuvo reuniones con su homólogo iraní, Hasan Rohani, y con el líder supremo iraní, el ayatolá Ali Jamenei, reforzando aún más las buenas relaciones que las dos naciones mantienen desde hace décadas y que quedaron patentes con el apoyo de Pekín a Teherán a lo largo de las negociaciones nucleares. "La visita del presidente Jinping marca un momento histórico muy importante y es el principio de un nuevo capítulo en las relaciones entre China e Irán", declaró Rohani al término del encuentro. Por su parte Jamenei afirmó tras el encuentro con Xi Jinping que Teherán "nunca olvidará" la cooperación de Pekín durante los años de sanciones internacionales contra Irán. En una visita de apenas dos días se firmaron 17 nuevos acuerdos bilaterales por un período inicial de 10 años sobre ámbitos estratégicos como la seguridad, terrorismo, el energético, industrial, comercial, cultural, medioambiental o judicial, entre otros. China, el principal socio comercial de Irán y el mayor importador de crudo, ha firmado con Irán, un país cuyo mercado está prácticamente por explotar, acuerdos económicos por valor de 600.000 millones de dólares.
Fundamentales serán para China la construcción de carreteras, ferrocarriles y de redes de telecomunicaciones ya que considera a Irán un socio clave para su macroproyecto Una franja, una ruta, la nueva ruta de la seda que Pekín quiere abrir a lo largo de Asia para llevar sus mercancías hasta Europa cruzando países ricos en recursos naturales pero pocos desarrollados en los que la potencia comunista quiere aumentar su influencia. Es tal el ímpetu político y comercial de este proyecto que, no había terminado enero, y ya rodaba el primer tren de mercancías directo a Irán desde Yiwu. Esta ciudad, situada en la provincia costera de Zhejiang, al este del país, es también el punto de partida y llegada de los ferrocarriles de mercancías directos que conectan China con Madrid. Si la historia reciente de la región sirve de pista se podría aventurar que las compañías petroleras chinas probablemente se convertirán en el mayor inversor en el sector petrolero de Irán, tal como lo han hecho en Iraq. El campo de crudo "North Azadega", en la frontera entre Irán e Iraq, es un buen ejemplo de la cooperación entre Irán y la Corporación Nacional China de Petróleo (CNPC).
Pekín, que se presenta a sí misma como "un mediador sin ataduras" frente a las otras potencias y sus intereses creados en esa región desde hace décadas, ha publicado además a mediados de enero su primer Documento Oficial de Política en el mundo Árabe, un texto en el que defiende un "consenso amplio sobre la salvaguardia de la soberanía estatal y la integridad territorial, la defensa de la dignidad nacional, buscando la resolución política de las cuestiones críticas y promover la paz y la estabilidad en el Oriente Medio".
ESTADOS UNIDOS, UNA VICTORIA SIN GLORIA
Para la Administración Obama, principal artífice del acuerdo nuclear con Irán, éste hará posible que el mundo sea "un lugar más seguro". Por ello, con la aplicación del Plan de Acción Universal Conjunto, el presidente Obama, siguiendo los compromisos de EE.UU., revocó los decretos que impusieron las sanciones. Este éxito de la Casa Blanca y la diplomacia encabezada por John Kerry está cargado, sin embargo, de múltiples matices y escasas ganancias.
Cierto que Washington levantó sus sanciones vinculadas con el programa nuclear aunque ha quedado dispuesto un mecanismo de restablecimiento automático de éstas si Irán da, en algún momento de los próximos diez años, un paso atrás. También se borraron 400 nombres de personas físicas y jurídicas que figuraban en sus listas negras por acusaciones de infringir las leyes sobre las sanciones relativas al programa nuclear iraní. No desaparecen tampoco todas las restricciones para empresas y ciudadanos estadounidenses que quieran hacer negocios con Irán, pero sí podrán hacerlo a través de sus sedes en el extranjero, si es que las tuvieran. Washington sí intentará facilitar el acceso a visas y la exportación comercial de bienes como piezas de repuesto aeronáuticas o las importaciones desde Irán de alfombras, caviar o pistachos.
Sin embargo Obama mantiene que aún persisten las diferencias con Irán, tal como demostró la imposición por parte de EE.UU. de nuevas sanciones a compañías e individuos implicados en el programa de misiles balísticos de Irán. "Vamos a seguir vigilantes" respecto al cumplimiento de los compromisos, en palabras de Obama. En el futuro no está prevista la reanudación de las relaciones diplomáticas con Irán, rotas en 1980 cuando un grupo de estudiantes iraníes asaltó la embajada estadounidense en Irán y 59 rehenes americanos permanecieron 444 días secuestrados. La incertidumbre sobre quién será el próximo presidente estadounidense no facilita el inicio de unas conversaciones cuyo resultado es, claramente, impredecible.
Recelosos y críticos con el acuerdo con Irán están los principales aliados de Washington en la región. Arabia Saudita, socio preferente de EE.UU. entre las naciones árabes, se ha visto muy perjudicado en la lucha que mantiene por la hegemonía en la región del sunismo sobre el chiismo que defiende su eterno enemigo. Israel ha sido vehemente en su oposición al acuerdo nuclear, advirtiendo que el levantamiento de las sanciones permitirá a Irán a gastar más dinero en su carrera nuclear, en reforzar sus fuerzas armadas y en apoyar a sus aliados en el Líbano o Siria. En Washington, los republicanos han acusado a la Casa Blanca, a través del presidente de la Cámara de representantes, el republicano Paul Ryan, de que el levantamiento de las sanciones ayudará a Irán a financiar al terrorismo.
El gran avance bilateral es que después de décadas de hostilidad hay abierto un diálogo positivo y constructivo entre Washington y Teherán. No serán aliados ni amigos, no existirá una plena confianza mutua, ni habrá un intercambio comercial importante, pero esta potencia regional es clave (históricamente) para estabilizar Oriente Medio. Este acercamiento puede favorecer la solución de conflictos como los de Siria, Yemen, Iraq y para acabar con el autodenominado Estado Islámico. Irán, para Estados Unidos uno de los patrocinadores del terrorismo internacional durante mucho tiempo, será a partir de ahora un legítimo y útil interlocutor en el tablero internacional.
EUROPA MIRA HACIA IRÁN
Las relaciones del régimen de los ayatolás con sus vecinos y Occidente no han sido fáciles ni fluidas a lo largo de los años. Su alineación con países como Venezuela, Bolivia o Ecuador, o las estrechas relaciones con Rusia o China, poco favorecieron el diálogo o la distensión, menos aún tras la imposición de sanciones. En cumplimiento del Plan de Acción Conjunta la UE eliminará todas las restricciones en dos fases, la primera ya en marcha y la segunda, la plena eliminación de las medidas, en ocho años o antes si el OIEA considera que todo el material nuclear iraní continúa teniendo una "actividad pacífica".
Fuera de la lista negra de los 28 quedan 300 personas y entidades; entre 15 y 20 bancos iraníes, entre ellos el Banco Central de Irán; las transferencias financieras a y desde la República Islámica; los metales preciosos; las restricciones sobre seguros; las subvenciones, asistencia financiera y préstamos; la importación de petróleo y gas desde Irán, de productos petroquímicos, la exportación de equipos para estos sectores y las inversiones en los mismos o el sector del transporte, entre muchos otros. Permanecen aún en la lista negra de sanciones unas 150 personas y entidades; la Guardia Revolucionaria iraní y las instituciones bajo su control; los bancos privados Sepah y Saderat; la agencia aeroespacial iraní o todo aquello relacionado con misiles balísticos y aquellas personas que estén incluidas en el listado de terrorismo de la Unión Europea. Tampoco se levantarán las sanciones relacionadas con los derechos humanos.
El Servicio de Acción Exterior de la UE, consciente de las múltiples oportunidades de inversión y de negocio que llegarían con el denominado "Día de la Implementación" del acuerdo nuclear, ha elaborado un documento de 46 páginas para explicar a los operadores económicos las posibilidades, las implicaciones de esta decisión y las sanciones que quedaron anuladas. El sector de los hidrocarburos es prometedor, como pudo constatarse hace unos meses con la Feria organizada en Teherán a la que asistieron 152 multinacionales de hidrocarburos de 45 países, entre ellas las europeas Shell, BP, Total, ENI y las españolas Repsol y Cepsa.
La inversión extranjera no será solo importante en este campo, también es necesaria para modernizar o crear infraestructuras como carreteras, puertos, aeropuertos o ferrocarriles; telecomunicaciones; industria; finanzas; turismo; formación; etc. Ante tal demanda, y tan suculenta, se han sucedido a Teherán los viajes de multitudinarias delegaciones comerciales encabezadas por jefes de estado o ministros de diferentes países en busca de millonarios contratos que poder firmar. El presidente Rohani ha sido muy claro en sus declaraciones a los inversores de todo el mundo: "Irán es una economía emergente, una oportunidad única. Es en este momento el país más seguro y estable de la región de Oriente Medio. Estamos preparados para acoger a inversores extranjeros en nuestro país... Es una oportunidad de negocio que no debe ser visto como un mercado único sino como el acceso a otros mercados en Oriente Medio".
Europa ha sido, precisamente, el primer destino de presidente iraní desde el fin de las sanciones. La visita de Rohani a Italia, el Vaticano y Francia, la primera de un mandatario iraní en veinte años, se ha cerrado con importantes negocios aunque con cifras muy alejadas a las firmadas con China. Encabezando una delegación de 120 ministros y empresarios en Italia se firmaron siete acuerdos oficiales y diez comerciales que podrían superar los 17.000 millones de euros. Entre otros hay un contrato de casi 4.000 millones de euros para el grupo de servicios petroleros Saipem, de 5.700 millones de euros para la siderúrgica Danieli, 4.000 millones de euros para Condotte d'Acqua, otros 4.000 millones para la empresa de ferrocarriles y carreteras Gavio y uno de 400 millones para el fabricante aeronáutico Finmeccanica por 20 aviones de transporte regional ATR24.
Aeronaves es, sobre todo, lo que lleva de regreso de París a Teherán el presidente Rohani. Irán necesita alrededor de 500 aviones en los próximos tres años para renovar unas flotas que se remontan a la época del Sha y cuyo mantenimiento ha sido pura supervivencia y creatividad de la aislada industria aeronáutica iraní. Según un comunicado difundido por la Presidencia francesa la delegación iraní ha firmado un protocolo de acuerdo con el fabricante aeronáutico Airbus para la compra de 118 aviones por un valor superior a los 25.000 millones de dólares (unos 23.000 millones de euros) a precio de catálogo. Serán 45 aparatos A320, 45 del modelo A330, 16 del nuevo A350 y otros 12 del avión gigante A38025 de los que España, como participante de Airbus y sede de algunas de sus factorías, sacará un buen beneficio. Según la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), Irán cuenta con importantes perspectivas de crecimiento en transporte aéreo. Será un mercado en el que Europa podría tener un importante éxito, más aún por las dificultades políticas y comerciales de la estadounidense Boeing para proporcionar aeronaves nuevas o repuestos.
Otro de los sectores estratégicos que salió reforzado tras el encuentro con el presidente Hollande y otros miembros de su gobierno y de la industria gala es el de la automoción. Antes de las sanciones Renault y Peugeot contaban con el 30% del mercado iraní. Hoy, con la competencia de los fabricantes chinos, coreanos o japoneses, las empresas francesas pretenden recuperar su cuota de mercado. En la actualidad en Irán se fabrica algo más de un millón de vehículos al año, cantidad que se espera aumente desde este 2016 hasta más de millón y medio y hasta tres millones en los próximos años. De momento PSA Peugeot Citroën e Iran Khodro podrían invertir 400 millones de euros en una empresa conjunta en Irán que fabrique los modelos de Peugeot 208, 2008 y 301.
ESPAÑA, EN BUENA POSICIÓN
Nuestro país ha mantenido históricamente buenos lazos con Irán en los ámbitos económico y político. Este último se ha reforzado además por el papel que tiene España como presidente del comité de sanciones a Irán (el Comité 1737), en el que es la intermediaria y responsable en el Consejo para la implementación del acuerdo nuclear. Tras el levantamiento de las sanciones, según aseguró el ministro en funciones de Asuntos Exteriores y Cooperación de España, José Manuel García-Margallo, se abre un tiempo de "buenas oportunidades de negocio" para las empresas españolas en Irán. El ministro español también ha recordado que tuvo en 2014 diversas reuniones con su homólogo iraní, Mohammad Yavad Zarif, y que en septiembre de ese mismo año una delegación oficial española visitó Teherán. En ella estuvieron los ministros de Exteriores, Fomento e Industria y más de 50 empresarios pertenecientes a las compañías españolas más importantes, como Repsol, Cepsa, ACS, Sacyr, OHL, SEAT, Gas Natural, Hotusa, Paradores o Renfe. Sólo el vicecanciller alemán, los ministros de Exteriores de Francia y Reino Unido y la Alta Representante de la Unión Europea precedieron a la delegación española, que tuvo ocasión de celebrar un encuentro empresarial con 400 empresas iraníes.
Los sectores con más interés en la apertura iraní, por posicionamiento y capacidad, son el de hidrocarburos, el industrial, el ferroviario, aeronáutico, automoción, agrícola, turismo o bienes de equipo. Solo en modernizar el sector petrolífero serán necesarios 200.000 millones de dólares, según estima Balbino Prieto, Presidente del Club de Exportadores e Inversores Españoles. Entre otras opciones se ha planteado la posible construcción de una refinería iraní en Andalucía, cuestión que está rodeada de escepticismo por la inversión necesaria, el coste del crudo, el impacto medioambiental y la tendencia, en Europa, a cerrar este tipo de instalaciones (como la de Tenerife de Cepsa, que paró en 2013). También han mostrado interés las constructoras españolas en participar en los 80.000 millones de euros de inversión previstos en infraestructuras, como la "Nueva Ruta de la Seda" impulsada por China. Aeropuertos, líneas de ferrocarril convencional o de alta velocidad, autopistas, metros,... son algunas construcciones a las que ya están muy habituadas las empresas españolas a lo largo del mundo.
España, que es el tercer mayor importador de productos iraníes en la UE, cuenta por experiencia con una gran ventaja en el sector turístico, uno de los que más desarrollo podría tener y que ha tenido en la última Feria Internacional del Turismo (FITUR) el mayor despliegue de los últimos años de la delegación iraní. El embajador iraní en España, Mohammad Fadaifard, ha afirmado que "Irán necesita construir 300 hoteles de tres, cuatro y cinco estrellas en diez años y España puede colaborar con nosotros tanto en las tareas de construcción, como aportando su experiencia en materia de gestión hotelera". Según la Organización Mundial del Turismo el número de turistas extranjeros que viajan a Irán no ha dejado de crecer en los últimos años, de 1,3 millones en 2000 hasta los cinco millones de 2014, cifras que se estima aumentarán notablemente con la apertura y por la inestabilidad en destinos tradicionales en el mundo árabe como Egipto o Túnez. Irán cuenta además con casi 80 millones de habitantes y una clase media que aumentará en número y capacidad adquisitiva según se recupere la economía nacional.
La apertura, el progreso económico, la estabilidad o los proyectos futuros tienen una cita con las urnas el 26 de febrero. Ese día se celebran elecciones para elegir a los 290 diputados de la X Asamblea Consultiva Islámica de Irán y a la Asamblea de Expertos de la República Islámica de Irán, institución formada por 86 clérigos con la atribución de designar, confirmar e incluso destituir al ayatolá, la autoridad máxima en términos políticos y religiosos de Irán. Rohani examina sus reformas ante el núcleo más duro y conservador del régimen, contrario a las reformas y al reciente acercamiento a Estados Unidos, todavía considerado oficialmente como el "Gran Satán". De momento el ultraconservador Consejo de los Guardianes ha descalificado al 99% por ciento de los candidatos reformistas que se presentarán a las elecciones legislativas. En Irán, donde no existen propiamente partidos políticos, los candidatos radicales o "principalistas" dominan el Parlamento desde hace tres legislaturas y así pretenden que siga siendo.
El éxito en el acuerdo nuclear del presidente Rohani y su ala moderada puede propiciar una victoria reformista que deje fuera del poder a los ultraconservadores al menos hasta el año 2021 y permita una lenta pero paulatina reapertura. O, por el contrario, puede causar una inesperada muerte por éxito que, 37 años después de la victoria de la revolución islámica, mantenga un régimen controlado por la línea dura en el que cualquier proyecto internacional acabe frenado por las conservadoras normas islamistas aplicadas al marco político y legal de Irán. De ahí a la situación previa y a las sanciones, apenas un mal paso.
Este artículo se ha publicado originalmente en el Boletín Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE).
El número de marzo de Actualidad Económica incluye un amplio reportaje sobre las oportunidades que se abren para las empresas españolas con la nueva situación geopolítica de Irán.
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