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jueves, 10 de marzo de 2016

El gran fraude académico: la financiarización de la economía

Juan Laborda

La hoja de ruta marcada por la ortodoxia neoclásica, englobada bajo el pensamiento único del Consenso de Washington, ha generado como característica más relevante la “financiarización” de la economía en su conjunto. Este proceso de financiarización se ha complementado con una apuesta decidida por flexibilizar los mercados laborales, controlar y reducir salarios. Y todo ello ha sido aderezado con una utilización errónea y torticera del kit de políticas económicas (monetaria y fiscal), en lo que podemos denominar como el Gran Fraude Académico. De ese fraude forman parte los economistas de la oferta, los nuevos monetaristas, y los seguidores de la otrora Síntesis Keynesiana, es decir, la Nueva Economía Keynesiana. Frente a todos ellos la clarividencia de la escuela Postkeynesiana.
El veneno inoculado ha provocado daños importantes, algunos irreparables, otros reversibles
El coctel elaborado por la ortodoxia es una mezcla en diferentes dosis de moderación salarial, financiarización de la economía, maximización del valor de la acción, repudio a la política fiscal, y uso y abuso de la política monetaria. La combinación ha dado lugar a unapoción venenosa cuyos efectos los venimos arrastrando en las últimas décadas. El veneno inoculado ha provocado daños importantes, algunos irreparables, otros reversibles. La lista es larga: incremento y persistencia del desempleo, ausencia de inversiones productivas, crecimiento económico mediocre acompañado de una mayor volatilidad –inestabilidad financiera-, descenso del peso de los salarios en la renta, incremento de la pobreza, aumento de la desigualdad, mayor peso de los rentistas y lobistas.
Como telón de fondo, el asalto a las instituciones democráticas de las élites extractivas, que hacen y deshacen gobiernos a su antojo, la mayoría sumisos a su causa. Es el Totalitarismo Invertido de Sheldon Wolin, entendido como el momento político en el que el poder corporativo se despoja finalmente de su identificación como fenómeno puramente económico y se transforma en una coparticipación globalizadora con el Estado.
La “financiarización” de la economía
El sistema financiero ha evolucionado desde aquel en el que los bancos comerciales estaban estrechamente regulados y supervisados, a otro donde los mercados financieros dominan el sistema. Fue la consecuencia lógica de los ingentes esfuerzos bipartidistas, en época de Clinton, por y para anular las protecciones establecidas por Frank Delano Roosevelt en los días más oscuros de la Gran Depresión.
El sistema financiero creció rápidamente en relación al sector no financiero
Durante este período el sistema financiero creció rápidamente en relación al sector no financiero, pasando, en el caso de los Estados Unidos, de representar un 10 por ciento del valor añadido y una participación del 10 por ciento en los beneficios empresariales, a significar el 20 por ciento del valor añadido y el 40 por ciento de las ganancias de las empresas estadounidenses. En gran medida, esto se debió a las financiarización de lamayoría de las economías occidentales, donde el sistema financiero en lugar de financiar el capital productivo, se financió asimismo para apostar en el gran casino (burbujas bursátiles, inmobiliarias, de deuda, en materias primas, en bonos corporativos…). Al mismo tiempo, la inversión en capital productivo de la economía sufrió y sufre de manera perceptible. Si aplicamos una definición amplia de capital productivo que incluya los avances tecnológicos, el aumento de la productividad del trabajo, la infraestructura pública y privada, las innovaciones y el avance del conocimiento humano, la tasa de expansión del mismo se ha ralentizado.
El último cuarto de siglo ha sido testigo, en definitiva, de la mayor explosión de innovación financiera que el mundo jamás había visto antes. La fragilidad financiera “a lo Hyman Minsky” creció hasta que la economía finalmente colapsó en la actual crisis sistémica. Hemos visto cómo gran parte de la innovación financiera se dirigió fuera de la esfera de la producción, a instrumentos financieros complejos relacionados con hipotecas titulizadas, a mercados de futuros y una amplia gama de otros derivados financieros. Lo que la ortodoxia neoclásica no entendió, ni entiende a fecha de hoy, es que ¡los banqueros no son meros éforos del capitalismo, sino que son su principal fuente de inestabilidad!
Bajo el paradigma de la maximización del valor de la acción, se ha “financiarizado” la economía real
Pero la imagen actual no es simplemente la de unas finanzas fuera de control. Bajo elparadigma de la maximización del valor de la acciónse ha “financiarizado” la economía real. Las grandes corporaciones hace tiempo que dejaron de adoptar un enfoque de largo plazo. Tienen una visión cortoplacista. No se fomenta la inversión a largo plazo, solo la especulativa. Los líderes empresariales han respondido con acciones que pueden ofrecer resultados inmediatos a los accionistas, tales como recompras de acciones o aumentos de dividendos, mientras que no han invertido suficientemente en innovación, mano de obra especializada o gastos de capital necesarios para sostener el crecimiento a largo plazo.
Como sostiene Hyman Minsky, "el capitalismo es inherentemente defectuoso, siendo propenso a auges, crisis y depresiones", y esta inestabilidad "se debe a las características que el sistema financiero debe poseer si se quiere ser coherente con un capitalismo en toda regla". Por eso van a ser necesarias toda una serie de reformas financieras, así como un conjunto de políticas públicas, destinadas todas ellas a promover el desarrollo del capital productivo en la economía, prestando especial atención a la financiación de los procesos de innovación. Para ello habrá que integrar las ideas de Hyman Minsky sobre el sistema financiero,con los puntos de vista de Joseph Schumpeter sobre la financiación de la innovación. Y olvidémonos del Gran Fraude Académico.

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