Los distintos tipos de deuda pública: letras del tesoro, bonos y obligaciones del estado
La semana pasada, uno de nuestros lectores nos sugirió hablar sobre los distintos tipos de deuda pública en los que podemos invertir. Siguiendo esa sugerencia vamos a comentar los distintos tipos de deuda pública que emite el tesoro público. Básicamente hay tres tipos de deuda pública: letras del tesoro, bonos del estado y obligaciones del estado. La mayor diferencia de estos activos para el pequeño inversor es la diferencia entre cantidades y plazos a los que invierte.
Todos estos tipos de inversiones se realizan mediante anotaciones en cuenta, por lo que nuestros derechos quedan registrados en un archivo, no recibimos un certificado de los mismos en un papel como se hacía antaño.
Las Letras del Tesoro son un activo emitido por el Tesoro público y con vencimiento inferior a 18 meses. Se crearon en 1987 cuando se puso en marcha el Mercado de Deuda Pública en Anotaciones. Se emiten a seis y doce meses, por lo que son un activo muy adecuado para inversiones muy seguras a corto y medio plazo, por ejemplo estamos ahorrando para comprar un coche dentro de nueve meses, podemos poner a seis meses los ahorros que tenemos y de ese modo tener una cantidad mayor en el momento de adquirir el coche. Se emiten mensualmente y modo descuento. Modo descuento significa que los activos nos dan el derecho a cobrar una cantidad prefijada un día determinado y nosotros compramos ese derecho por una cantidad inferior. Por ejemplo, compramos el derecho a cobrar 1.000 euros en una fecha determinada por 990 euros. Estos activos se emiten con un valor de 1.000 euros, por lo que hemos de invertir esa cantidad o múltiplos de 1.000.
Hay tres formas de adquirir este tipo de activos, que se pueden compar en mercados primarios (emitidos por el estado) y mediante mercados secundarios (comprándole el activo alguien que ya lo posee).
- A través de nuestra entidad finaciera se pueden comprar en el mercado primario.
Los Bonos del Estado se emiten a tres y cinco años y son una forma de inversión a medio y largo plazo. Además la forma de pago de intereses es explícita, por lo que se emiten especificando la rentabilidad que se dará. Se suelen emitir mensualmente y también se pueden adquirir en los mercados secundarios. , por tanto nos podemos deshacer del activo si fuera necesario. La inversión mínima es de mil euros y múltiplos.
La remuneración de este tipo de deudas se hace mediante el pago de “cupones”, cuya generación de intereses suele ser anual. El nombre de cupones viene porque en el pasado la deuda se emitía en papel y había cupones que indicaban la fecha de vencimiento. Esos cupones se separaban del título de deuda y se cobraban, de hecho incluso se llegaron a utilizar como moneda. Hoy en día ese sistema de cupones impresos ha quedado obsoleto, pero el nombre se conserva. La ventaja de este sistema es que no tenemos que esperar al vencimiento, sino que recibimos el pago periódico en nuestra cuenta corriente. Además existe un mercado secundario de cupones (que se pueden separar de los títulos) denominado strips.
Las Obligaciones del Estado son muy similares a los bonos del estado, siendo el plazo la mayor diferencia. Se emiten a 10, 15 y 30 años, por lo que se trata de inversiones a muy largo plazo.
Por último existen las Emisiones en Moneda Extranjera, aunque están destinadas a inversores institucionales. Este tipo de deuda se emite principalmente en yenes japoneses, seguido de dólares y en menor medida libras esterlinas francos suizos. Para el pequeño y mediano inversor este tipo de deuda es difícil de conseguir y tiene el defecto de que se corre el riesgo de tipo de cambio, por lo que no resulta recomendable.
Como hemos visto sólo el tesoro público español nos permite una gran cantidad de oportunidades de inversión a distintos plazos. Además cómo hemos visto, aunque se trata de inversiones a plazo fijo, se puede obtener liquidez si fuera necesario. Por último recordar que la inversión en deuda pública suele ser una de las inversiones más seguras que nos ofrece el mercado.
Javier Navarro, editor de El Blog Salmón
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