Ni inflación ni crédito: los 10 gráficos que complican la vida al QE de Draghi
El programa de expansión cuantitativa del BCE cumple un año. Y lo hace en vísperas de que la institución lo refuerce para intentar cumplir las metas con las que fue concebido
Lo anunció el 22 de enero de 2015. Pero no fue hasta el 9 de marzo cuando el Banco Central Europeo (BCE) comenzó a ejecutar su programa de expansión cuantitativa (QE), es decir, la iniciativa con la que su presidente, Mario Draghi, se propuso erradicar las presiones deflacionistas, reactivar el crédito y estimular el crecimiento en la Eurozona.
Dotado con una potencia de 60.000 millones de euros al mes para comprar deuda pública y privada en el mercado hasta septiembre de 2016, ya ha sido prorrogado hasta marzo de 2017. Y aún está más por venir, porque un año después, y ante la persistencia de los problemas, la institución monetaria está en vísperas de lanzar una nueva descarga monetaria en la reunión que su Consejo de Gobierno celebrará este jueves. Diez gráficos ayudan a entender lo que el QE ha dado de sí, sus efectos y, sobre todo, las razones que complican su éxito y por las que Draghi quiere potenciarlo.
1. Compras de deuda. En su primer año de andadura, al BCE le ha dado tiempo a comprar 608.000 millones de euros en deuda pública o respaldada por agencias públicas. De ese total, 70.000 millones han correspondido a títulos españoles. En paralelo, y también incluidos en la órbita del QE, ha dedicado 120.000 millones a adquirir cédulas hipotecarias y titulizaciones. Este jueves, podría anunciar una ampliación del abanico de activos que puede comprar.
2. Exceso de liquidez. El objetivo del BCE es que el dinero del QE se canalice hacia la economía real para que, de ese modo, actúe verdaderamente como un estímulo que reactive el crecimiento. La realidad, sin embargo, no es tan amable. Buena parte de ese dinero no está filtrando a las empresas y los hogares y, directamente, sobra. El exceso de liquidez existente en la Eurozona se ha quintuplicado en el último año y ronda los 700.000 millones de euros.
3. Balance. Draghi lo anticipó en 2014: su intención pasaba por devolver el balance del BCE hasta los 3 billones de euros a los que ya llegó en 2012 tras las sucesivas inyecciones de liquidez a largo plazo (LTRO) con las que regó a la banca con un billón de euros. Y el QE está siendo el trampolín para conseguirlo. De momento, la compra de deuda ya le ha permitido engordarlo hasta los 2,86 billones, con lo que es un 34% mayor que hace un año.
4. IPC. Draghi recurre al BCE y convence al Consejo para lanzarlo con la misión de evitar que la deflación -caída general de los precios- arraigue en la Eurozona. Cuando comenzó a comprar los bonos en el mercado, la tasa de inflación en la región, medida a través del Índice de Precios al Consumo (IPC), estaba en negativo. Un año después ha vuelto a terreno negativo en febrero. Otra 'excusa' más para potenciar el QE en la reunión de este jueves.
5. Expectativas de inflación. Ya no es que el BCE esté teniendo problemas para 'fabricar' inflación, sino que el verdadero problema radica en que las expectativas tampoco contemplan que vaya a ser capaz de hacerlo. La tasa implícita de inflación a cinco años llegó a descender en febrero hasta el 1,36%, la más baja desde el nacimiento del euro en 1999. Solo el rebote del petróleo en las últimas jornadas está alimentando un rebote en esas expectativas.
6. Impulso del crédito. Además de inflación, el BCE también aspira a 'fabricar' crédito bancario con el QE. Pero de nuevo la realidad es tozuda: la presión regulatoria sobre el sector bancario, los procesos de desapalancamiento en países como España y las dudas que han sufrido entidades como las italianas o Deutsche Bank en las últimas semanas han frenado el impulso del crédito al sector privado en la región. El crédito, por tanto, no termina de revivir.
7. Euríbor a 12 meses. Hace un año, la referencia para la mayoría de hipotecas a tipo variable en España ya estaba en zona de mínimos históricos. Y el QE no ha hecho más que acentuar su tendencia bajista. De hecho, y en combinación con el recorte de los tipos de la facilidad de depósito por parte del BCE, que en diciembre los rebajó del -0,20% al -0,30%, el euríbor a 12 meses ha alcanzado el hito de situarse incluso en negativo.
8. Euro. Se esperaba que la creación de euros por parte del BCE debilitara al euro, una reacción que jugaría en favor de Draghi para crear inflación. La realidad, sin embargo, ha ido por otro camino. La divisa europea se ha depreciado casi un 2% contra el dólar, hasta los 1,10 dólares, y se ha apreciado contra la mayoría de las divisas del mundo. Draghi nunca lo reconocerá, pero parte de su intención pasa por contribuir a rebajar el tipo de cambio del euro.
9. Deuda pública. El impacto del QE en los bonos soberanos no ha sido tan homogéneo como se pudiera creer. En general, es cierto que ha servido para presionar a la baja sobre los rendimientos y también que ha metido a muchos títulos en rentabilidades negativas. Pero, por ejemplo, el rendimiento del bono español a 10 años ha repuntado del 1,27% al 1,57% en el último año. Por el contrario, el del 'bund' alemán ha caído del 0,31% al 0,17%.
10. Bolsa. El 'QE' europeo no ha sido tan rentable para los inversores como lo fue el estadounidense. La caída del petróleo y la incertidumbre transmitida por China han desactivado el influjo alcista que estas maniobras de los bancos centrales suelen tener en las bolsas. En el último año, el EuroStoxx 50 ha caído un descenso del 17%. El Ibex 35 español, que hace un año superaba los 11.000 puntos, camina ahora por debajo de los 9.000, con una caída del 21%.
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