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martes, 1 de marzo de 2016

La ‘guerra’ contra el efectivo disparará al oro y la plata


En México, la Ley Antilavado ha hecho lo propio en la limitación del uso de efectivo. (Foto: Reuters)

Mal haría quien les creyera a los burócratas que esta guerra se trata de acabar con la delincuencia, cuando en realidad atacan el uso de efectivo.
 
Que en el mundo existe una guerra abierta y total contra el uso de dinero en efectivo, no hay ya duda alguna. En este espacio hemos llamado la atención sobre que esta acción global representa una amenaza contra la libertad de las personas.

Bajo el pretexto de la lucha contra el crimen, las autoridades de todo el planeta se han embarcado en esta guerra que, de ganarla, significaría además la eliminación de la privacidad de todas las transacciones entre particulares.

Aquí hemos subrayado que si el argumento es que se busca atacar delitos como el “lavado” de dinero, terrorismo, narcotráfico, etc., no tienen por qué pagar justos –la abrumadora mayoría– por pecadores –la ínfima minoría de gente que delinque–. Siempre se debe presumir inocencia.

Mal haría quien les creyera a los burócratas que se trata de acabar con la delincuencia. En realidad, ahora atacan el uso de efectivo por algo de fondo: contener la huida de la gente hacia los billetes físicos –insuficientes para cubrir la oferta monetaria– en un clima en que las tasas de interés negativas comienzan a cundir por el mundo.

Como le conté hace poco, este año podrían ser abolidos los billetes de 500 euros por parte del Banco Central Europeo (BCE). A propósito, al día siguiente de que esto se supo, apareció en The Washington Post un artículo de Larry Summers, ex secretario del Tesoro de Estados Unidos, pidiendo la eliminación del billete de 100 dólares, el más popular.

En México, la llamada Ley Antilavado ha hecho lo propio en la limitación del uso de efectivo, atendiendo las recomendaciones del GAFI, órgano internacional encargado de operar (imponer) estas acciones coordinadas a escala global.

Pero el intervencionismo de los gobiernos –que, como lo advirtió Ludwig von Mises en múltiples ocasiones, nos conduciría hacia un peligroso dominio estatal sobre los habitantes de la Tierra– ha encontrado el momento y la justificación perfectos para sus movimientos: hace falta “estimular” la economía. Otra mentira.

El mundo entero se aproxima hacia una inevitable recesión, y la sinrazón de los bancos centrales y gobiernos –guiados por equivocadas ideas y teorías económicas– los empuja a implementar más de las mismas acciones que nos trajeron hacia el desastre: impresión monetaria, expansión de la deuda, del crédito y el consumo. ¡No saben qué más hacer que cavar más hondo!

Es falso que sus políticas traerán crecimiento, pero cierto que la crisis que van a provocar hará que la mayoría de la gente corra hacia los brazos del Estado pidiendo “protección”. ¿Será ése su objetivo? De cumplirse, la libertad de las personas quedaría borrada.

Como resultado de su novedosa política de “estímulo” con tasas de interés negativas hay una huida hacia el efectivo.

La gente reaccionará cada vez de la misma manera: si van a ser castigados nominalmente por prestarle su dinero al banco, preferirán guardarlo ellos mismos “debajo del colchón” o donde sea, que en una cuenta bancaria.

Ya hay reportes del propio Wall Street Journal (WSJ) de que en Japón –uno de los países en implementar ya los absurdos y perjudiciales tipos negativos– la demanda de cajas de seguridad se ha disparado al punto de la escasez. La gente busca proteger su efectivo.

En Suiza, según el mismo WSJ, la circulación de billetes de 1,000 francos se disparó en 17% el año pasado, como consecuencia de la misma política de tasas negativas del banco central suizo.

Aquí hemos advertido que la limitación y prohibición al uso de efectivo no tardará en reforzarse en México.

También que ante las restricciones se reducen las opciones de refugio financiero, algo que beneficiará a las “materias primas” monetarias por excelencia: el oro y la plata, dinero real.

Con nuestra postura coincide James Saft, columnista de Reuters, quien en su artículo “War on cash to pump up silver, wine, art, gold” señaló la semana pasada que la guerra contra el efectivo hará que los inversores busquen nuevos depósitos de valor. Entre ellos están los SWAG, acrónimo para referirse a la plata (silver), vino (wine), arte (art) y al oro (gold).

Sí, la política monetaria nos conduce, pues, de nuevo a la inflación/explosión de nuevas burbujas –como en mercados bursátiles, bonos, divisas, etc.–, que traerá más de la devastadora deflación de activos.

Un gran favor nos harían los banqueros centrales y gobernantes si se hicieran a un lado y dejaran que el mercado –o sea, la libre interacción de las personas en sus intercambios– hiciera los ajustes necesarios.

No hacen falta los consejos de “notables” que pretenden saber más de qué queremos, buscamos o necesitamos todos los seres humanos en conjunto y en constante cambio.

Inflar burbujas para que rebote la economía no es lo mismo que crecer sostenidamente, sino una forma de hacerla caer desde mayor altura. Nada de esto comprenden los perdidos bancos centrales, que, como afirma el gurú de Wall Street, Jim Rogers, no tienen idea de lo que están haciendo.
 
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