Buscar este blog

jueves, 17 de diciembre de 2015

¿Es la Seguridad Social un esquema de Ponzi?



Desde que Rick Perry ridiculizó a la Seguridad Social como un esquema de Ponzi, economistas y otros expertos han saltado a la refriega. El bloguero progresista Matt Yglesias dice que está “chalado” quien hable así, porque la Seguridad Social sencillamente confía en el crecimiento económico futuro, igual que un plan privado de pensiones. El economista librecambista Alex Tabarrok contestaba a Yglesias con enlaces a los archikeynesianos (y premios Nobel) Paul Samuelson y Paul Krugman, ambos comparando a la Seguridad Social con un “juego de Ponzi”.


En el presente artículo tengo tres objetivos: Primero, apuntaré que los críticos tienen razón: en la medida en que Seguridad Social “funcionaba” era por su parecido con un esquema clásico de Ponzi. Segundo, demostraré cómo los planes de jubilación del sector privado no operan en nada como eso. Tercero, defenderé el bien nombre de Charles Ponzi de las insidiosas comparaciones: lo que hizo no fue nada comparado con la estafa conocida como Seguridad Social.

“Aspectos de juego de Ponzi” de la Seguridad Social

Paul Krugman es un tipo famoso con un largo historial de opiniones fuertes. Hay que esperara que periódicamente éstas vuelvan para morderle. Su táctica habitual es negar que sus antiguas columnas signifiquen lo que indicaría una lectura literal. Por ejemplo, Krugman no puede creer que alguien piense que esta columna (de 2002) deba considerarse como su apoyo a que Greenspan trate de crear una burbuja inmobiliaria.
Respecto de la Seguridad Social, he aquí lo que escribía Krugman a finales de 1996:
La Seguridad Social se estructura desde el punto de vista de los receptores como si fuera una plan ordinario de jubilación: lo que obtienes depende de lo que pongas. Así que no parece un esquema redistributivo. En la práctica ha resultado ser fuertemente redistributivo, pero solo a causa de su aspecto de juego de Ponzi, en el que cada generación se lleva más de lo que puso. Bueno, el juego de Ponzi acabará pronto, gracias a los cambios demográficos de forma que el receptor medio de ahora en adelante solo obtendrá aproximadamente lo que puso (y el joven de hoy puede obtener menos de lo que puso).
Igual que en su desafortunado artículo de la burbuja inmobiliaria, aquí también Krugman ha tenido que realizar un control de daños. Después de que la columna anteriores flotara por Internet, Krugman trató de acallar las risitas afirmando que quien quiera que trate de utilizarle en apoyo de afirmaciones republicanas está “jugando con las palabras”. Depué Krugman dio un enlace a esta fascinante historia del esquema original de Ponzi, cortesía de… ¡la Administración de la Seguridad Social! (Parece de que deben escuchar mucho esto).

Era curioso ver cómo la Administración de la Seguridad Social se defendía de la acusación de que era un esquema de Ponzi. Esto es lo que decía:
Al contrario que en un esquema de Ponzi, dependiente de una progresión insostenible, una disposición financiera común es el llamado sistema de “pago al recibir”. Algunos sistemas privados de pensiones, así como la Seguridad Social, han utilizado este diseño. Un sistema de pago al recibir puede visualizarse como una tubería, con el dinero de los contribuyentes actuales entrando por un extremo y el pagado a los beneficiarios actuales saliendo por el otro (…)


Hay una analogía superficial entre esquemas piramidales o de Ponzi y programas de pago al recibir en el sentido de que en ambos el dinero de posteriores participantes va al pago de prestaciones para los participantes anteriores. Pero aquí acaban las similitudes. (…)

Mientras la cantidad de dinero que entre por el extremo de la tubería mantenga un equilibrio general con el dinero pagado, el sistema puede continuar eternamente. No hay una progresión  insostenible que mueva el mecanismo de un sistema de prensiones de pago al recibir, así que no es un esquema piramidal o de Ponzi.

Al contrario de lo que declaran Yglesias, Krugman y la Administración de la Seguridad Social, no creo que la acusación de ser un “esquema de Ponzi” se injusta en lo más mínimo. Cuando los críticos dicen que la Seguridad Social es “insostenible”, quieren decir evidentemente que no puede mantener los planes actuales de cotizaciones y prestaciones. O las cotizaciones de los trabajadores aumentarán o las prestaciones prometidas se reducirán o se hará una combinación de ambas cosas. La columna de Krugman de 1996 confirma ese análisis, y la tubería de la Administración de la Seguridad Social (ASS), también.

Hasta ahora, los jubilados se han estado llevando más de lo que pusieron y eso no puede continuar (este patrón se basa en encontrar cada vez más trabajadores que se unan al sistema). En otras palabras, es un esquema clásico de Ponzi. No estoy aquí para apoyar al candidato Rick Perry, pero su acusación es evidentemente cierta: cada generación no puede seguir obteniendo del sistema más de lo pone en él, una vez que cambia la demografía.

Es interesante el gráfico de la tubería de la ASS. Si en definitiva es eso lo que resulta ser la Seguridad Social y cada generación de trabajadores meramente se lleva “lo que puso originalmente”, entonces significa que los trabajadores ganarían un retorno (real) del 0% de su “contribución” al sistema.

Sí, eso indudablemente sería “sostenible” en sentido contable (al menos con una distribución estable de edades en la población), ¿pero funcionaría políticamente? Si los políticos dijeran sinceramente a los votantes: “Cuando nos llevemos 1.000$ vuestros cuando tengáis 25 años, no os preocupéis, esos 1.000$ os estarán esperando cuando tengáis 65” ¿estarían contentos con este estado de cosas? Charles Ponzi también podría haber hecho su plan más sostenible si hubiera prometido a sus inversores un tipo de retorno del 0%, pero entonces nadie hubiera estado interesado.

Para ser justos, Matt Yglesias apunta que el método de la tubería puede generar un tipo de retorno positivo. Si los trabajadores en el primer extremos de la tubería siempre inyectan digamos un 15% de su nómina, entonces (si la productividad crece con el tiempo como hace normalmente) cincuenta años después, cuando estén en el otro extremo estarán cayendo más dólares. Sin embargo, en este escenario estamos de nuevo en una situación en la que cada generación obtiene más de lo que pone: lo que el propio Krugman pensaba que era un “aspecto del juego de Ponzi”. En cualquier caso, el marco de Yglesias sigue siendo vulnerable a cambios demográficos.

Por qué funcionan los planes de jubilación del sector privado


La confusión en las explicaciones populares de la Seguridad Social reside parcialmente en la ignorancia general de cómo una comunidad entera puede hacerse más rica mediante el ahorro y la inversión En otras palabras, un montón de gente cree (hayan pensado realmente en ello atentamente o no) que por cada Sally que haya por ahí ahorrando 10.000$ al año debe haber algún Jim apuntándose 10.000$ en el debe. Por tanto, cuando Sally empieza a vivir de sus ahorros, la gente imagina que Jim debe rebajar su propio nivel de vida. A nivel comunal (sigue el pensamiento) todos es un enjuague y solo estamos cambiando la distribución de la “producción total” basada en qué gente era frugal y cuál derrochadora.

Esta forma de pensar es completamente errónea. Lo explico metódicamente en el capítulo 10 de mi libro de texto de introducción, pero esto es lo esencial: Es posible que todos en toda la comunidad “vivir por debajo de sus medios”, es decir, consumir menos que su renta y ahorrar. Entonces la economía es físicamente capaz de reducir la producción de bienes de consumo (televisores, coches deportivos, cenas pantagruélicas, etc.) y aumentar la producción de bienes de inversión o de capital (perforadoras, fertilizantes, máquinas de resonancia magnética, etc.). En el futuro, las mayores cantidades de las distintas herramientas y equipos harán a los trabajadores más productivos de lo que serían en otro caso. Por eso el nivel de vida puede aumentar: la comunidad es físicamente capaz de producir más bienes y servicios a causa de las inversiones pasadas.

Veámoslo así: Durante su carrera laboral, un granjero toma parte de su cosecha cada año y la utiliza para comprar un componente para un tractor. Un año compra una rueda, otro compra un volante y así sucesivamente. Después de trabajar 45 años, el granjero está listo para jubilarse. En este momento ha ensamblado un tractor completamente nuevo. Ahora ya no necesita utilizar su trabajo para obtener una renta. En su lugar, alquila el uso del tractor a trabajadores más jóvenes (que de otra manera habrían tenido que usar sus manos desnudas para trabajar la tierra, etc.).

Desde cierto punto de vista, el granjero jubilado estaría “quitando la nata” cada vez que comiera una mazorca de maíz cosechada después de que dejara de trabajar en el campo. Después de todo, ese maíz sería parte de la cosecha de ese año, así que si el granjero la come, habría menos maíz disponible para la gente que realmente lo recogió. Aún así el consumo del hombre jubilado no estaría financiado mediante una “contribución” o “redistribución” de los trabajadores jóvenes ese año.

Por el contrario, esos jóvenes trabajadores estarían ganando todo su salario de mercado (y si fueran inteligentes, estarían ahorrando parte para su propia jubilación). El granjero retirado compraría el maíz en el mercado abierto con las rentas obtenidas de alquilar su tractor. Habría más maíz disponible por haber dedicado décadas a ensamblar el tractor y otros como él habrían acumulado fertilizantes, azadas, equipos de riego, etc.

Evidentemente mi relato no es realista, pero sirve para apreciar lo esencial de los planes voluntarios de jubilación. La gente puede obtener más de lo que pone (medido en términos físicos) por lo que Böhm-Bawerk llamaba superior productividad física de los procesos indirectos. Como yo me quejaba durante los debates sobre las propuestas de “privatización” de George W. Bush, muchos reformistas supuestamente pro-mercado querían conseguir la magia del interés compuesto sin las disciplina del ahorro durante décadas.

Una defensa (muy cualificada) de Charles Ponzi


Ha explicado antes por qué la acusación de ser un “esquema de Ponzi” es apropiada en el contexto de los debates políticos modernos. Sin embargo hay un sentido muy importante en que es injusta… injusta para con Charles Ponzi.

Es verdad que Ponzi estafaba: sus víctimas nunca habría “invertido” en él si hubiera explicado realmente el modelo de negocio. Por tanto, los libertarios están de acuerdo con todos los demás en que Charles Ponzi era un delincuente y tendría que afrontar las consecuencias legales en cualquier orden legal justo.

Sin embargo, hasta donde sabemos, Ponzi nunca amenazó a nadie. No dijo atacando a los trabajadores jóvenes: “Dame el 15% de tu nómina cada mes, para que te pueda dar un retorno fantástico… o si no, enviaré matones a secuestrarte”.

En este sentido, la Seguridad Social no es un esquema de Ponzi después de todo. Es más parecido a los gángsters sacudiendo a la gente por dinero para protección, porque en caso contrario “podría pasar algo malo”.

Conclusión


Las quejas acerca de la Seguridad Social son apropiadas: La única razón por la que ha disfrutado de ese “éxito” hasta ahora, es que se basaba en las crecientes contribuciones de cada nueva generación de trabajadores. Ahora que la demografía se ha vuelto contra el sistema, es literalmente insostenible. Veremos aumentar las cotizaciones de los trabajadores, reducir las prestaciones de los beneficiarios o una combinación de ambas cosas.

En el sector privado voluntario, la gente puede planificar su propia jubilación mediante ahorro e inversión genuinos. No necesitan extraer cotizaciones a la siguiente generación de trabajadores, porque los ahorros previos de los jubilados permiten la creación de bienes de capital que ofrecerán rentas cuando sus cuerpos ya no puedan hacerlo.

Finalmente, en un aspecto importante un esquema clásico de Ponzi es menos peligroso que la Seguridad Social: se basa en engañar a la gente que entrega voluntariamente su dinero. Una vez se detecta el fraude, se elimina el peligro. Por el contrario, los trabajadores estadounidenses no tienen otra alternativa que no sea “contribuir” a la Seguridad Social, les guste o no.

Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario