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La economía estadounidense reafirmó su papel tradicional como motor del crecimiento global tras registrar su expansión más rápida en más de una década.
El índice S&P 500 marcó un nuevo máximo histórico tras conocerse que el crecimiento anualizado en el tercer trimestre de este año fue del 5%, la tasa más elevada desde 2003. Esto supuso una revisión al alza inusualmente amplia desde una estimación previa del 3,9%.
Las nuevas cifras muestran que la economía más importante del mundo estaba acelerando antes incluso de la reciente caída del precio del petróleo.
El ritmo de crecimiento aumentará las presiones sobre la Reserva Federal de EEUU para que se plantee subidas más agresivas de los tipos de interés después de que en su reunión de la semana pasada sólo modificase con prudencia su mensaje.
“El crecimiento del PIB de EEUU fue superlativo”, señala Mike Jakeman, analista global de Economist Intelligence Unit. “La creación de empleo registra su nivel más alto en 15 años. Más población activa implica más ingresos, lo que significa más gasto privado, que lleva a más inversión de las empresas, lo que se traduce en más contrataciones”.
El S&P cotizaba un 0,25% al alza en máximos históricos, el Dow Jones rebasó el nivel de los 18.000 puntos por primera vez, y el dólar subió frente a la mayoría de las grandes divisas.
“Esta sólida lectura del PIB aumentará la presión sobre la Fed para que abandone su política de tipos de interés cero e inicie su ciclo de subidas, lo que beneficiará aún más al dólar”, explica Camilla Sutton, una estratega de divisas extranjeras de Scotiabank.
La rentabilidad de los bonos del Tesoro a dos años, que son muy sensibles al ritmo de las subidas de los tipos de interés por parte de la Fed, marcó un máximo de tres años del 0,74%.
La fortaleza del tercer trimestre muestra que la economía estadounidense ha subido otra marcha este año, mientras el resto del mundo sufre dificultades.
La revisión al alza en EEUU choca con el movimiento opuesto de Reino Unido. La Oficina Nacional de Estadística revisó a la baja cinco trimestres consecutivos de crecimiento económico, lo que implica que la tasa anual de crecimiento del PIB en el tercer trimestre cayó del 3% al 2,6%. Esto supuso un golpe para el ministro de Finanzas George Osborne, que había proclamado que el rápido ritmo de recuperación británica validaba las políticas económicas conservadoras.
En EEUU, el fuerte aumento de los ingresos de los consumidores en noviembre, del 0,4% con respecto al mes anterior, hizo crecer las esperanzas de una buena temporada navideña. Los analistas prevén que la solidez del consumo y el crecimiento de la inversión seguirán impulsando a EEUU el año que viene, pero advierten de que es poco probable que se mantenga el ritmo de los últimos trimestres.
Los pedidos de productos duraderos, a los que se considera un importante indicador de la futura inversión, cayeron un 0,7% en noviembre. La mayoría de los analistas prevén que el crecimiento en el último trimestre de 2014 se situará entre el 2,5% y el 3% y que mantendrá un ritmo similar el año que viene.
Existe la posibilidad de que el crecimiento sea aún más rápido si repunta la vivienda, que es el único punto débil de la economía, pero la caída de las ventas de vivienda nueva del 1,6% en noviembre muestra pocos signos de ello. El sector se ha visto afectado por el endurecimiento de las condiciones para los préstamos hipotecarios y por el lento crecimiento de los ingresos del estadounidense medio.
Las revisiones del consumo sumaron 0,7 puntos porcentuales al crecimiento en el tercer trimestre, de los cuales en torno a 0,3 puntos porcentuales derivan de la asistencia sanitaria, lo que muestra la volatilidad que ha generado en las cuentas nacionales la aplicación de las reformas sanitarias del presidente Barack Obama.
Los otros 0,3 puntos porcentuales de movimiento al alza proceden de la inversión de las empresas.
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