ANÁLISIS
El adelanto electoral en Grecia podría acarrear problemas de liquidez a lo largo de 2015.
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La convocatoria de elecciones anticipadas en Grecia y la consecuente interrupción de las negociaciones del Gobierno con la troika puede conducir al país a un problema de liquidez a lo largo de este año, de no lograr el futuro Ejecutivo rápidamente un acuerdo con los acreedores.
Esta previsión de la agencia de calificación británica Fitch la comparten otros analistas, como el catedrático de Economía de la Universidad de Atenas, Yorgos Petrakis.
"Grecia no tendrá problemas de liquidez hasta el mes de junio, pero no se sabe qué pasará en el segundo trimestre", explicó a Efe Petrakis, quien advierte que la financiación solo está asegurada "si hay un acuerdo con la troika (Fondo Monetario Internacional, Comisión Europea, Banco Central Europeo), sea cual sea el Gobierno".
La quinta evaluación del programa de rescate griego, que comenzó a finales de septiembre pasado, fue interrumpida el 10 de octubre por la falta de acuerdo entre el Gobierno y la troika, sobre todo con respecto a las estimaciones sobre el déficit de financiación en los presupuestos de 2015.
Mientras que los acreedores estimaban este "agujero" en 3.600 millones de euros, el Gobierno saliente niega la existencia de un déficit.
La troika exigía además que el Gobierno cumpliera una serie de reformas que forman parte del denominado "memorándum", el paquete de ajuste que iba ligado al rescate.
Entre las medidas pendientes, está la liberalización completa de los despidos en el sector privado y la eliminación de la protección contra los desahucios de las viviendas de primera residencia.
El Gobierno saliente ha estado evitando hasta el final tener que aplicar esta nueva serie de medidas impopulares y algunos analistas han insinuado que el adelanto electoral le ha venido muy bien al primer ministro, Andonis Samarás, que así ha podido evitar coger esta "patata caliente".
Del cumplimiento de estas asignaturas pendientes depende, sin embargo, el desembolso de los 1.800 millones que restan de la parte europea del rescate, prorrogado hasta finales de febrero (las ayudas del Fondo Monetario Internacional se prolongan en principio hasta 2016).
Pero del cierre de la evaluación en curso depende sobre todo que la Eurozona otorgue a Grecia el crédito reforzado que en principio debería sustituir en 2015 al rescate propiamente dicho.
La troika, que en principio debía regresar a Atenas el 10 de enero, ha dejado ahora la negociación para después de que se haya formado el nuevo Gobierno.
Nadie puede saber en estos momentos cuáles serán los puntos de partida de esa nueva negociación, pero es improbable que el debate se retome en el punto en que quedó, aún más si de los comicios saliera como vencedor el izquierdista Syriza, liderado por Alexis Tsipras.
Syriza ha prometido que acabará con las políticas de austeridad y que aplicará una política de inversiones que sirva para crear empleo y para el crecimiento de la economía.
Los partidos de la coalición gubernamental saliente, la conservadora Nueva Democracia y el socialdemócrata Pasok, acusan a Syriza de políticas aventureras y prevén que, si este partido gana las elecciones, Grecia acabará saliendo del euro.
Tanto Samarás como varios altos cargos de su partido advirtieron repetidamente que de ganar las elecciones Syriza, habría una retirada masiva de depósitos bancarios, posibilidad que tampoco excluye el análisis de Fitch.
"El Gobierno de Syriza garantizará, en cooperación con el Banco Central Europeo y con nuestros socios europeos, todos los depósitos", contestó Tsipras en su primer discurso tras la convocatoria de elecciones anticipadas.
Syriza insiste que las únicas medidas de su programa que aplicará sin negociación con los socios europeos son las que están destinadas a hacer frente a la crisis humanitaria, que cuestan apenas 2.000 millones de euros, según los cálculos del partido.
Tsipras asegura que no habrá otras decisiones unilaterales y augura una negociación "dura" con los acreedores.
El profesor Yorgos Petrakis por su parte cree que, "incluso si hay una negociación muy larga y muy dura, Europa no cortará completamente la liquidez a Grecia".
Otro tema polémico entre un posible Gobierno encabezado por Syriza y la Unión Europea es la viabilidad de la deuda soberana griega, que ronda el 175% del Producto Interior Bruto (PIB).
"La deuda griega es muy alta, pero a medio plazo no supone importantes obligaciones de pagos anuales. Mucho más importante es eliminar la obligación de Grecia de obtener un superávit primario anual de 4,5% del PIB, que aniquila toda posibilidad de crecimiento de la economía", estima Petrakis.
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