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jueves, 11 de diciembre de 2014

Cómo armar el puzzle del QE en la eurozona.


Parece fácil. El Banco Central Europeo imprime dinero y lo utiliza para comprar deuda pública. Sin embargo, en la eurozona nada resulta tan sencillo.
Con una inflación agonizante, todo apunta a que el BCE al final optará por un programa de expansión cuantitativa (QE) que incluya la compra de deuda pública. Lo que está menos claro es hasta qué punto el QE ayudaría a la eurozona a resolver sus problemas. Y, lo más importante, hay cuestiones prácticas pendientes por resolver, como el modo en el que el BCE llevaría a cabo las compras de deuda. Los problemas a los que se enfrenta el BCE son distintos de los de la Reserva Federal de EEUU y de los del Banco de Inglaterra.
Tomemos como ejemplo un tenedor de bonos italianos: por el momento, el inversor tiene una exposición a la economía italiana. Pero, como señala Goldman Sachs, si el BCE compra esos bonos, el inversor tendrá euros, con lo que al final tendrá una exposición a toda la eurozona. Esto representaría una distribución del riesgo: a través del balance del BCE, los contribuyentes de otros países estarían expuestos al riesgo fiscal italiano. Incluso si reservan parte de su crédito, los bancos centrales asumen un riesgo comprando activos. El Banco de Inglaterra (BOE) solicitó y recibió una compensación del Tesoro británico por su programa de expansión cuantitativa.
Hay dos posibles razones para actuar así: la primera es para que las autoridades del BOE pudieran llevar a cabo su programa de política monetaria sin tener que preocuparse por que el banco central tuviera que cargar con grandes pérdidas en el futuro. La segunda es actuar como un límite sobre las autoridades fiscales de cara a evitar el abuso de las políticas monetarias extraordinarias.
Sin embargo, la crisis también ha puesto de manifiesto que el riesgo crediticio es muy real en la deuda pública de la eurozona. El BCE ya ha tenido que lidiar con la cuestión de cómo evitar asumir las pérdidas de la reestructuración de la deuda griega. Y con las compras de deuda garantizada y valores respaldados por activos, está minimizando el riesgo crediticio que asume. También ha introducido normas más estrictas para los valores de Grecia y Chipre. Todas estas medidas tienen implicaciones relacionadas con el tipo y la manera en la que el BCE compra deuda pública. Sólo podría comprar valores a corto plazo: esto proporcionaría un seguro frente al riesgo crediticio, pero también limitaría la eficacia de las compras, dado que las rentabilidades a corto plazo son muy bajas.
Básicamente, el desafío al que se enfrenta el BCE está relacionado únicamente con la política monetaria: es su capacidad para conseguir su objetivo de inflación. Sin embargo, la herramienta que utilizaría para solucionarlo, las compras de deuda pública, van más allá de la esfera de la política monetaria por la fragmentación de los mercados de deuda de la eurozona. Y de momento el BCE no ha dado señales de haber resuelto este aspecto.
Lea el artículo original publicado en The Wall Street Journal Europe Putting the Pieces Together on Eurozone QE
Más información en www.europe.wsj.com
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