Analizando el empleo y el PIB desde distintos puntos de vista, se constata que la reforma sí ha favorecido la creación de empleo
Existe cierto debate en los medios sobre el impacto de la reforma laboral en el empleo. El fin de este análisis es estimar de manera objetiva si la economía española es capaz de generar más o menor empleo a partir de que el PIB crezca, sin entrar a valorar las condiciones del empleo creado.
He tomado como base del análisis parte de un informe del Tesoro Público y diversos escenarios alternativos a partir de una sugerencia del habitualmente brillante @combarro. Como fuentes de información he tomado el INE para el PIB, la EPA del INE que posteriormente he corregido de estacionalidad como medida del empleo, y de Eurostat las series de demanda de gasto público y de oferta del valor añadido bruto del sector primario, deflactadas para omitir el impacto de la variación de los precios en la economía.
Dado que dicha reforma fue aprobada mediante Real Decreto-ley 3/2012 en febrero de 2012, mediré el impacto a partir del primer trimestre de 2012. A su vez, para valorar el impacto de la reforma en la creación de empleo, tomaré los coeficientes de las regresiones del PIB y empleo para cada uno de los siguientes escenarios:
1. PIB y empleo total
En este primer escenario, mido la variación anual del PIB y empleo totales sin ningún tipo de ajuste. Como se puede observar en el siguiente gráfico, la serie de puntos marrones -trimestres posteriores a la reforma- se sitúan por lo general por encima de los puntos grises, lo que indica que el mercado laboral es capaz de crear más empleo.
En concreto, la economía precisaba para crear empleo un crecimiento mínimo del 1,2% del PIB antes de la reforma. Con posterioridad a su puesta en marcha dicho umbral se ha reducido al 0,6%.
2. PIB y empleo privado
Éste es el escenario elegido en su análisis por el Tesoro Público. Excluye de la variación el empleo público, cuya evolución no tiene por qué obedecer totalmente al ciclo económico sino a acciones de las Administraciones Públicas -en algunos casos puede incluso incrementarse la contratación como medida de gasto público para mitigar el descenso de PIB-.
Sin embargo, en este caso no se comparan variables homogéneas. Hay parte del PIB que se explica por la demanda del sector público en forma de gasto de las administraciones públicas, por lo que se está comparando empleo privado con PIB público y privado. En este escenario el umbral de crecimiento del PIB para crear empleo ha pasado del 1,4% al 0,3%.
3. PIB excluido gasto público
En este caso, se ajusta no sólo el empleo, sino también el gasto público correspondiente al PIB. De hecho, la remuneración de los asalariados es la principal partida del gasto público y supone más de la mitad del mismo.
El crecimiento mínimo del PIB bajo estás hipótesis ha pasado del 0,9% al 0,7%, diferencial menor que en los anteriores escenarios, pero también con un resultado positivo para valorar el efecto de la reforma.
4. PIB excluido gasto público y sector agrario
Por último, si se ajusta además el sector primario tanto del PIB como del empleo, se excluye un componente volátil que no está completamente vinculado con la evolución de la actividad económica y sí con otros factores como la meteorología -por ejemplo un año de buenas o malas cosechas-.
En este caso, la mayor flexibilidad del mercado laboral para poder generar empleo se traduce en una reducción del crecimiento mínimo del PIB del 1,4% al 0,6%.
En definitiva, bajo distintas hipótesis se constata que la reforma laboral ha permitido que se haya incrementado la capacidad de crear empleo. Por ello, su derogación podría devolvernos a niveles de rigidez previos que a su vez podrían impactar en un menor crecimiento del empleo.
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