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sábado, 4 de junio de 2016

Una guía para el debate Trump-Sanders



 


Parece que Donald Trump y Bernie Sanders están planeando debatir entre sí. Drudge lo llama hoy “el debate del siglo”.
Llamadme escéptico. Si se produce, el debate proporcionará algo de diversión para los yonquis políticos, pero las áreas de disenso entre los dos son realmente bastante pequeñas y el debate es probable que se centre en asuntos “menores”, como ser educados con las mujeres. No espero mucho debate sobre temas que lleguen al núcleo del sistema económico.
La importancia principal del debate está en cómo deja al margen a Hillary Clinton, pero como “debate” real, este evento trataría casi totalmente sobre lemas y estilo, ya que los candidatos ya están de acuerdo en muchos asuntos clave.

Impuestos y gasto

Por ejemplo, parte de la popularidad de Trump está en que nunca ha sugerido que haría nada para recortar significativamente las prestaciones sociales. Trump raramente menciona programas como Seguridad Social, Medicaid y Medicare, que comprenden la mayoría del gasto federal cada año. Trump es, como mínimo, un candidato del estatus quo sobre esos temas. Sanders, por supuesto, quiere gastar mucho más.
La atención sanitaria puede ser uno de los pocos temas sobre los que podría haber sin embargo debate real, ya que Sanders quiere expandir la atención sanitaria pública más allá del Obamacare. La postura de Trump es remplazar el Obamacare con el “Donaldcare”, que será “absolutamente magnífico”. Lo que sí sabemos es que Trump en su propio sitio web ha reclamado la expansión de Medicaid “para asegurar que quienes quieran cobertura sanitaria la puedan tener”. Esto por sí solo aumentará los costes de la atención sanitaria para todos los demás, igual que los préstamos a estudiantes aumentan las matrículas. Por otro lado, Trump ha reclamado deducciones fiscales adicionales para el gasto privado en atención sanitaria.
En general, si apareciera el tema, el desacuerdo estaría en torno a en cuánto más aumentar el gasto social. Trump querría menos y Bernie querría más. En otras palabras, Trump se posicionaría como un “Bernie light”.
El mayor desastre que se cierne sobre la economía estadounidense, la deuda masiva y las obligaciones del inmenso gasto social(es decir, el gasto no discrecional) solo se debatiría de pasada. Trump diría que de alguna manera “renegociaría” la deuda, pero ningún candidato tiene idea alguna sobre cómo tratar el tema. Y tampoco apoyaría ningún recorte real del gasto.
Por supuestos, ambos hombres apoyan aumentar los impuestos. Trump tiene un largo historial de reclamar aumentos de impuestos y ha hablado repetidamente con ambos lados de su boca sobre esto. Trump dice que puede tener que apoyar mayores impuestos para conseguir un recorte de impuestos para la clase media. Al decir esto, sigue una larga fila de candidatos prometiendo recortes de impuesto a la clase media, incluyendo a Bill Clinton y Barack Obama. Prometer un recorte de impuesto a la clase media se ha convertido en una especie de ritual en las elecciones presidenciales. Por desgracia, recortar realmente los impuestos no es un ritual en absoluto. Y lo que es peor, si los tipos fiscales se recortan sin recortar el gasto público, los impuestos efectivos simplemente se aumentan en forma de gasto público.
En este caso también Trump es probable que quiera aumentar los impuestos un poco menos que Sanders. Así que, de nuevo es un debate entre Sanders y Sanders light.

Oposición al comercio

Tanto Trump como Sanders se oponen al libre comercio. En cierto sentido, esto ha llevado accidentalmente a buenas posturas por parte de ambos hombres, como su oposición al TPPI y el NAFTA. Pero ambos candidatos se oponen a los acuerdos comerciales por razones erróneas. Se oponen a los acuerdos comerciales porque se oponen a aumentar el comercio. Tanto Sanders como Trump beben los vientos proteccionistas y `por tanto creen que el comercio con China (y otros socios comerciales) ha “destruido empleos”.
Evidentemente, esta postura les beneficia a ambos políticamente, porque les permite cuidar a los trabajadores sindicados y grupos relacionados que son demasiado ignorantes o están demasiado interesados por sí mismos para entender o preocuparse de que una política anticomercio lleve a un mayor coste de la vida para todos. Trump afirma estar en contra de regulaciones públicas gravosas, pero no tiene problema en regular lo que los estadounidenses puedan comprar o vender o adónde puedan enviar su dinero.
¿Qué debatirían entonces sobre este tema? ¿Dedicaría Trump su tiempo solo a demonizar a extranjeros que producen bienes de bajo coste deseables para los estadounidenses? Bernie puede por el contrario centrarse en la necesidad de castigar y empobrecer a los trabajadores rurales asiáticos (es decir, cerrar los “talleres ilegales”) o imponer mayores requisitos medioambientales a las naciones extranjeras. En ambos casos, sería solo un debate sobre en cuánto aumentar la regulación pública. De nuevo no quedan Bernie y Bernie light. O tal vez en este caso serían Trump y Trump light.

Política exterior

Tanto Sanders como Trump son relativamente buenos en política exterior comparados con Hillary Clinton, que es el candidato más probable que empiece la Tercera Guerra Mundial. El problema aquí (para los propósitos del debate) es que Trump ya ha rechazado la política exterior de Bush. Si Trump fuera otro candidato, Sanders le acusaría de su apoyo a la “desastrosa” Guerra de Iraq. Pero Trump ya se ha posicionado en contra de la guerra. Incluso planteó el tema en Carolina del Sur, que es posiblemente el estado más promilitar de la Unión.
En otras palabras, entre las bases republicanas, la Guerra de Iraq se considera un desastre y nadie está haciendo campaña como defensor del legado de política exterior de Bush. ¿Dónde estaría entonces el debate sobre política exterior? Trump puede criticar el apoyo partidista de Sanders al bombardeo de Libia de 2011, pero Sanders recodaría su tibia oposición a esa acción explicaría que realmente no la apoyó.
Pero no esperéis que se hable de desmovilización, cierre de bases en el extranjero o cualquier recorte importante en el gasto militar. Sanders ha reclamado más “responsabilidad”, pero incluso Sanders ha rechazado adoptar una postura firme contra los ataques con drones y el gasto continuo que pone al gasto militar de EEUU a un nivel superior al de los siguiente siete país más grandes combinados. La retórica de Donald Trump sobe la necesidad de “reconstruir” el ejército, es alarmante.
Lo peor de todo es que Trump declaró su amor por la medida de estado policial conocida como “Patriot Act” cuando anunció que trataría de impedir que los ciudadanos enviaran transferencias de efectivo a México, usando disposiciones de la Patriot Act. En otras palabras, Trump está perfectamente cómodo usando el grito “antiterrorista” para dirigir la política interior y regular aún más la propiedad privada.
Ambos candidatos parecen estar a favor de menos invasiones y operaciones militares a gran escala. Esto es indudablemente un progreso y algo mejor que la política exterior de Clinton. Peo repito, es difícil ver que puede debatirse con sentido sobre este asunto.

Banca central y política monetaria

Por supuesto, el tema en el que ambos candidatos son especialmente ignorantes es sobre el tema de la banca centralizada. Tanto Sanders como Trump han señalado su apoyo a la continuidad de la política monetaria ultraacomodativa, con Trump declarando que la Fed no debería permitir que el dólar se hiciera demasiado fuerte o aumentara demasiado los tipos de interés. Sanders ha criticado a la Fed por no rebajar lo bastante los tipos de interés.
No oiréis nada en este debate sobre reformar la Reserva Federal, acabar con el mandato dual o volver a las políticas de tipos de interés más normales del mundo anterior a 2008.

Céntrate en tus sentimientos

Lo que oiríais en este debate son muchas discusiones sobre inmigrantes y diversidad y religión (es decir, Islam) y cuáles son nuestros sentimientos sobre estas cosas. Trump ganaría puntos con sus seguidores envolviéndose en la bandera estadounidense (esperemos que solo figuradamente) y Sanders insistiría en la línea de “¡justicia social!” para sus seguidores. Pero de nuevo mucha de la dicotomía sería cuestión de estilo.
Así que habría algunos desacuerdos sobre cómo deberíamos sentirnos acerca de los extranjeros y los ricos, pero habría poco debate precioso sobre los asuntos que tengan que ver con la capacidad de los estadounidenses de ganarse la vida, empezar un negocio o ahorrar para el futuro. Lo que se debatiría tendría poco que ver con el impuesto masivo de la inflación que se impone cada día a los tenedores de divisa de EEUU que resulta de las políticas de tipos bajos de interés tan queridas tanto por Sanders como por Trump. Los asuntos polémicos tendrían poco que ver con la necesidad de desmovilizar al ejército de EEUU y traer a las tropas a casa.
Así que si queréis entretenimiento, el “debate del siglo” puede tener algunas ocurrencias divertidas. Pero no tendrá mucho más.
ACTUALIZACIÓN: A las 4:29 de la tarde de hoy, Time informa de que Trump ha rechazado debatir con Sanders.

Publicado originalmente el 27 de mayo de 2016. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.

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