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miércoles, 8 de junio de 2016

La manipulación de la divisa por Estados Unidos está viva y coleando


dollar puzzle




El mes pasado, los banqueros centrales y líderes financieros del Grupo de las 7 economías más desarrolladas (G-7) se reunieron en Sendai para discutir sobre la economía global en su conjunto. Como cabía esperar, Estados Unidos advirtió a Japón, un país con su divisa bajo vigilancia de EEUU, que se cuidara de dar más pasos para manipular su moneda. Esta advertencia se produjo como consecuencia de que el ministro de finanzas, Taro Aso, sugiriera que su país estaba “preparado para llevar a cabo intervenciones” en el mercado de moneda extranjera para debilitar el yen.
La hipocresía de la orden del Secretaria del Tesoro de EEU, Lew, es risible. Igual podría haber dicho a Japón: “Somos Estados Unidos, somos poderosos y tenemos permitido crear normas que tenemos permitido incumplir”, porque esa es indudablemente la implicación de sus palabras.
Históricamente, EEUU ha sido el primer animador mundial para la manipulación de la divisa. EEUU no solo ha animado y ayudado a Japón en su esfuerzo por mantener bajo el valor del yen, sino que también a imitado la propia política monetaria amiga de las exportaciones en tiempos de pánico.

¿Qué es manipulación de la divisa?

La manipulación de la divisa se produce esencialmente cuando un país debilita artificialmente el valor de su moneda para aumentar sus exportaciones netas. Puede hacerse de una de dos maneras:
  1. Comprando divisa extranjera en el mercado de moneda para aumentar su poder adquisitivo.
  2. Utilizando una política monetaria blanda para incrementar la inflación, recortar los tipos de interés y reducir el poder adquisitivo nacional.
Supongamos que hacen falta 10 yenes japoneses para comprar 1 dólar. Supongamos también que el gobierno japonés no está contento con los totales de exportación y quiere vender más bienes a Estados Unidos. Los japoneses optan por fijar esto a través de la Vía A: compran miles de millones de dólares con su divisa aumentando la oferta de yenes en el mercado y disminuyendo la oferta de dólares. Como consecuencia, el yen deprecia su valor cambiando la tasa de cambio EEUU-Japón a 110:1.
Traducción: Los estadounidenses pueden ahora comprar bienes japoneses por menos dólares, mientras que los bienes de EEUU se han hecho cada vez más caros para el ciudadano medio japonés.
Alternativamente, los japoneses podrían haber elegido laVvía B y simplemente imprimir más yenes. La mayor oferta de yenes habría llevado a inversores escépticos a vender bonos y acciones japoneses y comprar otros extranjeros, disminuyendo así el poder adquisitivo del yen.
En ambos casos se logra el objetivo subyacente: los consumidores de EEUU empiezan a comprar más bienes japoneses porque pueden conseguir más por menos.

Los efectos de la devaluación

¿Es la manipulación de la divisa una política económica sensata? Absolutamente no. Los japoneses están esencialmente subvencionando bienes baratos a Estados Unidos. Es verdad que los propietarios más ricos de las industrias exportadoras japonesas pueden beneficiarse del aumento en las ventas, pero el recorte en el poder adquisitivo tiene que afectar a algunos. En este caso daña a los trabajadores japoneses, quienes, en ausencia de un aumento en sus pagas, están sometidos a rentas reales que disminuyen.
Por supuesto, la manipulación de divisas también distorsiona la estructura de producción y entrometerse en el mercado laboral nunca es bueno. La intervención en el tipo de cambio ha hecho que Japón obtenga una cantidad desproporcionada de trabajos en manufacturas y que EEUU obtenga una cantidad desproporcionada de trabajos en el sector servicios. Estas distorsiones del mercado están perjudicando a ambos, porque la ventaja comparativa en la economía global sería indudablemente más alta del General en ausencia de intervención pública.
Y desde un punto de vista holístico, la manipulación de la divisa no es buena para ninguno de los dos, pero es hipócrita por parte de Estados Unidos atacar a Japón por considerar más intervenciones del tipo de cambio cuando el propio EEUU ha sido un participante destacado en las guerras de divisas globales.

Japón ha ayudado a la devaluación de EEUU

Históricamente EEUU (un receptor de importaciones baratas) ha animado a la devaluación del yen e incluso ha ayudado a financiar su declive. Por ejemplo, desde septiembre hasta octubre de 2003, Japón vendió 2,7 billones de yenes para devaluar su divisa. El ministro de finanzas de Japón confirmó que muchos de ellos fueron comprados por Estados Unidos a través de la Reserva Federal de Nueva York.
Sin embargo, en algunos casos EEUU ha pensado que su propia divisa era demasiado fuerte. En esos casos ha intervenido en el mercado de cambio de moneda para devaluar el dólar, incluso recibiendo ayuda de países como Japón para hacerlo.
Esto pasó de 1997 a 1998, cuando el poder adquisitivo del dólar aumentó frente al yen en casi un 15%. En un intento de combatir su rápida apreciación la Fed de Nueva York compró yenes por valor de 800 millones de dólares. Como se puede ver en el gráfico siguiente, de diciembre de 1997 a junio de 1998, Japón no fue el único en rebajar artificialmente su divisa. El país estaba en realidad reforzando el valor del yen vendiendo decenas de miles de millones de dólares para ayudar a EEUU a devaluar su divisa:
Japan Intervention: Janpanese Bank purchases of USD against JPY
Así que, si el gobierno de EEUU quiere continuar mostrando una retórica de manipulación anti-divisa, es mejor que explique por qué tiene sus propias manos en el mercado de tipos de cambio.

La enorme devaluación de la flexibilización cuantitativa de EEUU

Pero EEUU no solo manipula su divisa de través de la Vía A. Lo hace a través de aumentar su oferta monetaria mucho más a menudo. El ejemplo más memorable de esto en la historia reciente se produjo al calor de la crisis financiera de 2008. Con millones de empleos estadounidenses perdidos, el presidente de la Fed, Ben Bernanke, y el secretario del Tesoro, Hank Paulson, estaban desesperados por impulsar el PIB de EEUU de cualquier manera posible. Lo hicieron manipulando la divisa a través de una política monetaria blanda, recortando el tipo de los fondos federales y luego empezando inmediatamente el tristemente famoso programa de flexibilización cuantitativa.
De noviembre de 2008 (el inicio de la QE1) a junio de 2011 (el final de la QE2), las existencias de dinero M2 aumentaron en más de un billón. No es sorprendente que esta expansión de la oferta monetaria contribuyera a que la tasa spot dólar-yen se desplomará del 96,89 a 80,49 durante ese periodo:
¿Y qué trabajo un declive en la tasa spot EEUU-Japón? Por supuesto, las exportaciones de bienes de EEUU a Japón se dispararon:

US Exports of Goods to Japan
Aunque la tasa spot empezó a aumentar poco después de la QE2 como consecuencia de su propia gran flexibilización monetaria, sigue estando claro: EEUU usó el poder de la imprenta para manipular a la baja su divisa en un claro intento de aumentar artificialmente las exportaciones netas.

El yen se recupera

Gracias a Dios, los países no pueden manipular sus divisas eternamente. El baile tiene que acabar alguna vez en la economía de Japón es un ejemplo apropiado de este hecho. A la economía japonesa no le va muy bien en estos días. El país, que depende de las exportaciones, no parece debilitar el yen con respecto al dólar. De hecho, el yen alcanzó recientemente su posición más fuerte frente al dólar desde octubre de 2014.
Japón se está quedando sin opciones. Su tipo de interés se encuentra actualmente en el -0,1%, así que estaría muy presionado para debilitar se a través de una mayor expansión de la oferta monetaria. Su único otro recurso es intervenir en el mercado de cambio de moneda por primera vez desde 2014 y por eso su ministro de finanzas, Taro Aso, insinuó recientemente que su país podría pronto pretender hacerlo.
Aunque una mayor manipulación de la divisa esté lejos de ser lo ideal, EEUU no puede en modo alguno criticar a Japón por ello. Con el dólar como divisa de reserva mundial de hecho, EEUU no debería gobernar como un matón de patio de colegio, ni debería usar un mantra de “haz lo que digo, no lo que hago”. Debería, o liderar con el ejemplo, o sentarse y callar. Pero cuanto antes elija lo primero, antes se detendrá completamente la práctica de la manipulación de la divisa y antes se restaurará algún grado de sensatez fiscal para la economía global.

Publicado originalmente el 1 de junio de 2016. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.

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