La comunidad económica y empresarial intenta constantemente prever los efectos de diversos cambios económicos y políticas públicas sobre las ganancias corporativas. Pero tanto la causa como el efecto del aumento de las ganancias son distintos de lo que imagina la mayoría de la gente. Por tanto será útil comprender de forma concreta qué representan o no las ganancias.[1]
¿Qué son las ganancias?
En primer lugar, es necesario entender exactamente qué son las ganancias. Las ganancias, definidas estrictamente, son el exceso de beneficio que obtienen las empresas de prever adecuadamente los cambios económicos a costa de otras empresas que pronostican incorrectamente. Como decía Mises: “Si todo el mundo previera correctamente el estado futuro del mercado, los empresarios no obtendrían ningún beneficio ni sufrirían ninguna pérdida”.
Pero entender las ganancias es sentido amplio es entender cómo un año sí y otro también los ingresos empresariales totales en toda la economía pueden exceder a los costes empresariales totales en toda la economía (Ingresos – Costes = Ganancias). Los ingresos totales en toda la economía consisten en (1) gastos de empresas para comprar bienes de capital a empresas fabricantes de bienes de capital y (2) gastos de individuos para comprar bienes de consumo a empresas fabricantes de bienes de consumo. Ambos comprenden todos los ingresos por ventas de todas las empresas de la economía.
El gasto por las empresas compradoras refleja su gasto en bienes de capital (suministros, materiales, herramientas, máquinas, etc.) en sus cuentas de resultados y presupuestos. Un ejemplo sería la compra de compuestos de aluminio de Boeing a Alcoa.
El gasto por los consumidores deriva de (y refleja) el gasto de salarios por las empresas: los trabajadores reciben pagos de salarios y gastan su dinero en bienes de consumo. Un ejemplo sería en trabajador de una fábrica de Boeing comprando entradas para el cine a Regal Cinemas.
Así que las empresas tienen dos formas básicas de gasto: compras de bienes de capital y compras de trabajo.
Como el dinero que reciben las empresas se origina de una forma u otra en el gasto de las propias empresas, uno pensaría que el gasto total en toda la economía que realizan las empresas (costes empresariales totales en toda la economía) sería igual a la cantidad total que reciben las empresas (ingresos en toda la economía). En este flujo circular de gasto, uno pensaría que los costes igualarían a los ingresos, sin dejar ninguna ganancia agregada.
Los costes en realidad sí se igualan a los ingresos. Pero además del gasto empresarial y de consumo en bienes de capital y bienes de consumo (los dos tipos de gasto en productos de empresas que constituyen ingresos por ventas), hay otra forma de gasto que no tienen ningunos costes previos correspondientes. Es el gasto por inversores individuales y empresarios de dividendos, repartos o cualquier otra forma de desinversión en una empresa.
Cuando se retiran los fondos invertidos en empresas y se consumen en la compra de bienes o servicios de consumo se produce un gasto en toda la economía por encima del gasto que proviene de los pagos de capital y salarios; este gasto genera ingresos por ventas sin costes correspondientes, ya que dividendos, repartos y similares no son gastos ordinarios de la empresa en forma de apuntes en cuentas de resultados. Aunque el reparto y otras distribuciones son algo aleatorios, diversas empresas están siempre pagando dividendos regulares que se consumen y no se reinvierten. El gasto de este dinero hace que los ingresos por ventas sean mayores que los costes.[2] Igualmente, el dinero que se toma de debajo del colchón y se gasta en bienes de consumo también contribuiría a que los ingresos por ventas sean mayores que los costes.
En esta visión más amplia de las ganancias, la preferencia temporal y el correspondiente porcentaje de ahorro afectan a la tasa de ganancia al afectar al tipo al que la gente desinvierte y consume su capital.[3] Cuanto mayor sea la preferencia temporal de la gente, más rápido consumirá sus fondos invertidos y más alta será la tasa de ganancia.
Esta línea de razonamiento se alinea con la visión tradicional de la preferencia temporal y el ahorro: cuanto menos ahorro haya disponible, mayor será el tipo de interés. (Debe recordarse que el interés solo existe porque existen las ganancias).
La explicación anterior describe lo que constituyen las ganancias reales: ganancias en la economía antes de los efectos del dinero y el crédito.
Pero el dinero y el crédito tienen de hecho un tremendo efecto en las ganancias nominales: al aumentar la oferta monetaria, los beneficios aumentan porque los ingresos aumentan más rápido que los costes. Varias técnicas contables como los costes de bienes vendidos y la depreciación causan muchos costes en las cuentas de resultados de las empresas que se reconocen con retraso. Así que en cualquier momento dado los costes de las cuentas de resultados reflejan en buena medida gastos productivos realizados años antes, mientras que los ingresos correspondientes reflejan valores de ventas actuales.
Dado que mucho del coste de producción se produjo en el pasado, y dada la siempre creciente cantidad de dinero a lo largo del tiempo, el valor monetario de los ingresos es normalmente mayor que el valor monetario de los costes correspondientes, ya que la mayoría de los costes se produjeron cuando existía menos dinero (es decir, cuando las cosas costaban menos y por tanto tenían valor monetario inferior). Así que, debido a la inflación, el valor monetario total de los costes empresariales realizados en un plazo temporal concreto es menor que el valor monetario total de los ingresos correspondientes por ventas empresariales. Así que la expansión del crédito aumenta la diferencia entre ingresos y costes, aumentando así los márgenes de ganancia.
Cuanto más alta sea la tasa de inflación, mayores serán los márgenes de ganancia. Por eso las empresas en países con inflación muy alta tienen altos márgenes de ganancia (y altos tipos de interés).[4]
Con estos dos productores de ganancias en mente (gasto de desinversión y creación de crédito/inflación), echemos un vistazo a los diversos productores económicos y políticos que podrían afectar o no a las ganancias agregadas en toda la economía.
Tecnología y productividad
Tecnología y productividad son ampliamente citadas como generadores de ganancias incrementadas. El argumento general es que como estas cosas ayudan a producir un mayor crecimiento económico, las empresas son capaces de producir más bienes y hacer más dinero, aumentando así sus ganancias. Pero, como he explicado anteriormente, el crecimiento económico no consiste en que las empresas hagan más dinero, ya que las empresas no crean realmente dinero (lo hace el banco central): consiste en su creación de más bienes y servicios.
Tecnología y productividad pueden ayudar a algunas empresas a obtener mayores ganancias a costa de otras empresas: pensemos en el primer fabricante de aviones a reacción quitando el negocio a fabricantes de máquinas de hélice o en los propietarios de las primeras máquinas de coser quitándoselo a quienes cosían a mano.
Pero la ganancia de una empresa es la pérdida de otra. Y si todas las empresas adoptaran una nueva tecnología o herramienta que aumente la productividad, no habría fuente de ganancias extraordinarias. Tomadas juntas todas las empresas, la tecnología y la productividad sirven para aumentar la tasa de producción, pero no aumentan las ganancias en la economía en su conjunto.
Políticas del banco central
Como el banco central es la entidad responsable de permitir a los bancos extender más crédito y expandir la oferta monetaria y por tanto el volumen de gasto (velocidad), es un importante generador de ganancias corporativas. Como los ingresos de las empresas aumentan más rápido que sus costes en buena parte fijos (parciales e históricos), cuando el banco central imprime dinero y aumenta los precios, se expanden las ganancias. Por el contrario, cuando la oferta monetaria y el volumen de gasto se contraen, los ingresos caen más rápidamente que los costes, lo que genera márgenes de ganancia en rápida disminución.
Hemos visto tanto ambos efectos en acción durante los últimos años. Desde 2007, debido a las pérdidas relacionadas con las hipotecas, el volumen de gasto en la economía disminuyó significativamente. Así que los ingresos empresariales cayeron simultáneamente, generando unos beneficios corporativos comprimidos.
Luego la Fed actuó en 2008 y aumentó en más del doble la base monetaria; la porción de esas nuevas reservas que fueron prestadas por bancos fueron tomadas por empresas y gastadas en comprar bienes a o tras empresas, cuando un alza en el gasto empresarial. Este gasto aumento a su vez los ingresos y beneficios muy por encima de los costes: aumentó los márgenes de ganancia.
Es este gasto de nuevo crédito (no el verdadero crecimiento económico generado por consumidores y preferencia temporal) el que está actualmente haciendo que las empresas sean más rentables. El verdadero crecimiento económico no generaría ingresos y ganancias (monetarias) mayores, sino, por el contrario, constantes, y precios a la baja, como expliqué en este artículo.
El grado de capitalismo
Contrariamente a las expectativas, cuanto más capitalismo haya, menores, no mayores, son las ganancias. El capitalismo, en este contexto, se refiere al grado de inversión empresarial en la economía. También puede considerarse como la proporción de gasto dedicada a la producción frente al consumo.
Para entender completamente esta relación inversa entre ganancias y grado de capitalismo, debemos entender que la forma original y más básica de renta es la ganancia, no los salarios.
Un rápido ejemplo ilustrará esta idea. Supongamos que alquilas un local comercial en el que vendes perritos calientes. También compras maquinaria y suministros y contratas trabajadores que te ayuden a vender perritos calientes todos los días. Supongamos que el primer año consigues 100.000$ en ventas y tienes que deducir 70.000$ por los costes: 20.000$ en suministros y 50.000$ en mano de obra (para simplificar, supondremos que el alquiler es un “suministro”). Esto deja una ganancia neta de un 30% (100.000$ – 70.000$ = 30.000$; 30.000$ / 100.000$ = 30%).
La ganancia existe después de pagar salarios. Si no hubiera habido salarios, el beneficio habría sido mucho mayor, del 80% (100.000$ – 20.000$ en suministros / 100.000$). Frente a la visión smithiana/marxista, los salarios se restan de la ganancia y no al contrario.
Si hubiera habido una mayor inversión en suministros y mano de obra, digamos de 90.000$ en lugar de 70.000$, las ganancias habrían sido de solo un 10% en lugar del 30%. Cuanto mayor sea la inversión empresarial (es decir, el gasto productivo y el grado de capitalismo) en la economía, menor es la tasa de ganancia.[5] Inversamente, cuanto menor es la inversión empresarial, mayor es la tasa de ganancia.
Sin embargo no es cierto que cualquier empresa individual pueda prosperar gastando menos en producción para aumentar sus ganancias: se vería rápidamente eliminada debido tanto a una falta de capital como de renta monetaria.
Impuestos y gasto público
Cuanto mayor sea la proporción de gasto público en la economía, mayor será la tasa de ganancia en toda la economía. En la medida en que el gobierno fija impuestos (la principal fuente del gasto público) que se pagan con fondos que de otra manera se habrían gastado en inversión en trabajo y capital (inversión empresarial), el efecto es aumentar la tasa de ganancia antes de impuestos.
Esto ocurre porque el dinero que las empresas gastan en pagar impuestos se quita del gasto empresarial. Supongamos que nuestra empresa anterior de perritos calientes tenga que pagar 10.000$ en impuestos cuando su gasto empresarial es de 90.000$ y su ganancia correspondiente es del 10%. Para mantener su ganancia después de impuestos del 10%, tendrá que pagar sus impuestos con lo que en caso contrario se habría gastado en capital y mano de obra. Su ganancia previa antes e impuestos del 10% se aumenta ahora al 20%: 100.000$ – (90.000$ [gasto en inversión] -10.000$ [para pagar impuestos]) = 20.000$; 20.000$ / 100.000$ = 20%. Por el contrario, si a la empresa se le perdonan los impuestos, invertiría el ahorro en capital y mano de obra.[6]
A nivel agregado, las empresas en su conjunto, cuando pagan impuestos más altos, desvían el gasto de procesos productivos a impuestos. Las empresas gastan menos en la economía, pero el gobierno aprovecha esa distensión para gastar más. Así que el gasto en producción es reemplazado con el gasto en consumo. Por tanto, los ingresos totales en la economía siguen igual, pero los costes empresariales correspondientes disminuyen ya que el gasto empresarial es menor que antes. Con los mismos ingresos totales pero costes inferiores, la tasa de ganancia en toda la economía es mayor.
La consecuencia de esta tasa de ganancia más alta es una reducción en los niveles de vida. Con las empresas invirtiendo menos en procesos productivos, se producen menos bienes y servicios y los precios del consumo aumentan en relación con los salarios.
Por muy paradójico que suene, menores ganancias y precios más bajos (no mayores ganancias y precios más altos) son el resultado del progreso económico. Todos los impuestos aplicados a ganancias, intereses, herencias, etc. (impuestos pagados con fondos que de otra manera apoyan los procesos productivos) reducen el crecimiento económico.
Conclusión
Estas explicaciones de las fuerzas que afectan a las ganancias no pretenden en modo alguno denunciar dichas ganancias, sino todo lo contrario.
Pues es la búsqueda de ganancias la clave para aumentar los niveles de vida para todos. Pero debe entenderse que las ganancias altas no se corresponden necesariamente con crecimiento económico real y pueden producirse debido a circunstancias adversas. Lo más importante es que debemos entender que ni la existencia de altas ganancias ni el objetivo de aumentar la tasa de ganancias de todas las empresas son necesariamente beneficiosos económicamente.
[1] La mayoría de las ideas de este escrito son resúmenes de principios expuestos originalmente por el profesor George Reisman en su libro Capitalism: A Treatise on Economics.
[2] Este exceso en el gasto que hace que los ingresos por ventas sean mayores que los costes, es lo que Reisman ha llamdo consumo neto.
[3] Para reconciliar esta opinión con la explicación austriaca tradicional del beneficio y el interés, ver el discurso sobre el beneficio y el interés de George Reisman en la Universidad Mises de 2005.
[4] Como son las ganancias las que pagan el interés, los tipos altos de interés solo existen si existen ganancias altas. Si las ganancias fueran más bajas que los tipos de interés, las empresas no podrían pagar los intereses y los tipos caerían hasta el nivel de las tasas de ganancia.
[5] Debería recordarse que la tasa de ganancia en la economía en general necesariamente no está relacionada con la rentabilidad general de empresas individuales y los niveles de vida reales de los individuos. Sin embargo la explicación está fuera del ámbito de este artículo.
[6] Debido a las fuerzas del mercado competitivo y a la propia necesidad de la empresa de una cantidad mayor de ganancia (es decir, porque podría ganar más por un volumen mayor obteniendo una ganacia porcentual menor) la empresa no mantendría la diferencia como ganancia. Para entenderlo mejor, ver por favor mis explicaciones en mi libro The Case for Legalizing Capitalism sobre el principio de la uniformidad de la ganancia (pp. 40-41) y la competencia por los servicios de los trabajadores (pp. 51-52).
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