Este apellido lo fue todo en el capitalismo catalán y su historia es la decadencia de una familia enriquecida en el textil que mostró muchos problemas para adaptarse a la modernidad
MARCOS LAMELAS
¿Qué se puede ser cuando se ha sido lo más grande en el capitalismo? Tal vez, conservar tu 6% en una de las mayores aseguradoras de España y esperar. LosJuncadella lo fueron todo en el capitalismo catalán y su historia es la decadencia de una familia enriquecida en el textil pero que luego mostró muchos problemas para adaptarse a la modernidad. Impulsores fabriles, propietarios de la mítica marca Burrito Blanco, promotores de arquitectura modernista. Mucho para acabar de socios de Javier de la Rosa y luego pasar al olvido.
Ahora, el miembro más relevante de la familia es Javier Juncadella Salisachs,consejero de Catalana Occidente. El 6% de este grupo asegurador lo controlaba su familia a través de la firma Jusal SL. El pasado 28 de diciembre este paquete de acciones pasó a incorporarse al grupo de sociedades concertadas dominadas por el presidente de Catalana Occidente, José María Serra.
Fuentes financieras explican que los Juncadella no han vendido sino que han agrupado su participación con los Serra, valorada en bolsa en 200 millones, por motivos fiscales. De hecho, la transacción ha sido comunicada a la CNMV como “permuta”. La relación de la familia Serra con los Juncadella es muy estrecha. Y define en lo que se han convertido los Juncadella: de capitanes de la industria a rentistas de lujo y escuderos del hombre fuerte del seguro catalán. Lejos de los focos y de la prensa, celosos de su intimidad, el único rastro de los Juncadella son sus acciones en Catalana Occidente.
Javier Juncadella es hijo de José María Juncadella Burés. Tiene tres hermanos:José María (el mayor), Mercedes y Guiomar. Las generaciones previas de los Juncadella habían utilizado el matrimonio para unir grandes familias. Los abuelos se casaron con los Burés. Y José María Juncadella padre enlazó en el altar con la saga industrial de los Salisachs. Con cada matrimonio, la familia era un poco más rica uniendo fortunas además de corazones. En concreto, la esposa de José María Juncadella Burés fue la famosa escritora Mercedes Salisachs, dinero y prestigio intelectual en un mismo apellido.
Los dorados 60
En esa época los Juncadella ponen las pilas a los activos industriales de los Burés. En especial la fábrica de Anglés, en Girona, junto a la orilla del Ter. Industrias Burés es la portaestandarte de la familia. En los años sesenta llega a tener más de mil trabajadores. Fabrica las sábanas marca El Burrito Blanco, célebre en España durante el franquismo.
Los Juncadella Burés tenían en 1979 una fortuna cifrada en 2.676 millones de pesetas de la época, según la publicación Fomento de la Producción. Eran, por tanto, una de las 100 familias más ricas en la época de la Transición española.
Pero a medida que la economía española se va abriendo, el textil catalán empieza a sufrir. Empieza el ahogo de Industria Burés. En los ochenta, Industrias Burés no se ha modernizado, le sobra personal y está perdiendo cuota de mercado, desangrándose por las exportaciones.
En dos décadas los Juncadella pasaron de patrones de un imperio industrial a protagonizar una de las mayores suspensiones de pagos del textil español
En dos décadas los Juncadella pasaron de patrones de un imperio industrial a protagonizar una de las mayores suspensiones de pagos del textil español
La situación es tan desesperada que al final José María Juncadella Burésacaba echándose en los brazos del financiero Javier de la Rosa, en ese momento vicepresidente de KIO en España y hombre fuerte del grupo Torras. A principios de los noventa, Torras compra el 51% de Burés, pero los días de gloria están a punto de acabar.
De la Rosa había comprado Burés con 2.000 millones de pesetas de deuda y tras un plan de despidos de más de 200 personas. En ese momento incluso la Generalitat de Jordi Pujol había intentando apoyar una empresa tan emblemática tomando el 3%. No fue suficiente.
Suspensión de pagos y cierre
De la Rosa apartó a Juncadella, quien pasó a ser el presidente de Catalana Occidente. Y en 1992, Burés acabó presentando suspensión de pagos en 1992, tras una fallida fusión con Coma Cros. La deuda en ese momento era13.000 millones de pesetas, seis veces más que la que había recibido De la Rosa. Javier de la Rosa y los Juncadella acabaron a la greña y con demandas en los tribunales por fraudes relacionados con la sociedad Grand Tibidabo.
Todos los planes para reflotar Burés fracasaron. Se segregó la empresa en tres grupos y se cedió la marca El Burrito Blanco a Industria Murtra. Los últimos restos del imperio, la planta de Anglés, que entonces explotaba la sociedad Buretex, cerró en 2008. El imperio industrial se perdió, si bien los Juncadella salvaron su fortuna en el refugio seguro de Catalana Occidente. Lo dicho, el canto del cisne. Eso sí, un cisne con ingente patrimonio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario