Macario Schettino es profesor de la División de Humanidades y Ciencias Sociales del Tecnológico de Monterrey, en la ciudad de México y colaborador editorial y financiero de El Universal (México).
En el arranque de este 2016, permítame primero desearle un gran año, y después proponerle algunos temas que merecen atención en este período. Hoy empezamos con la economía, y creo que en esto hay tres preocupaciones globales, una latinoamericana, y dos sólo de nosotros.
A nivel global, los puntos de atención, me parece, son: el precio del petróleo, la política monetaria de EE.UU., y la caída de China.
Después de 18 meses de hundimiento, el petróleo llegó a estar en diciembre a 35 dólares por barril, que es la mitad de lo que yo suponía era el precio más bajo al que podían vender los nuevos desarrolladores (shale oil). Y en ese entonces, la mayoría de los pronosticadores suponían precios mucho mayores todavía. De hecho, la explicación más frecuente durante 2015 era que estos pozos perdían dinero, pero que los mantenían operando para sostener el flujo de efectivo y cubrir el financiamiento. Todavía no sabemos si el piso está en 50 dólares, o si pueden vender en 30, pero no son los únicos en problemas, ya que los países petroleros de Medio Oriente, con costos de producción muchísimo menores, requieren precios más elevados aún para sostener los gastos de sus gobiernos, totalmente dependientes del petróleo. En suma, para 2016 la mayoría de quienes pronostican piensan en que el precio regresará a 50 dólares por barril. Ya veremos.
El segundo tema global es la política monetaria de EE.UU., es decir la tasa de interés de referencia de la Fed. Como usted sabe, finalmente la movieron en un cuarto de punto en diciembre, algo ya muy esperado y por ello con poco impacto. Sin embargo, hay ahora expectativa acerca de cuándo ocurrirá el segundo movimiento. Algunos creen que tan pronto como en marzo. Y eso todavía no lo descuentan los mercados, y menos una tendencia relativamente rápida al alza, digamos un punto en el transcurso de 2016.
Tercero, China, que sigue teniendo muchas dificultades para hacer el tránsito de economía de inversión a economía de consumo. Debían haberlo hecho desde 2007 (y lo intentaron) pero la Gran Recesión los indujo a un exceso de deuda espectacular: más de cien por ciento del PIB en los siguientes seis años. No creo que sea tan importante cuál es el crecimiento del PIB de China de ahora en adelante, sino cuál es el crecimiento de su consumo. Eso también hay que seguirlo, porque será fuente de turbulencia.
En América Latina, el fin del ALBA es lo relevante: Argentina en un proceso de ajuste que no es fácil para un presidente con poca práctica política y menos apoyo en su Legislativo. Cualquier falla le puede llevar al Peronismo a las calles, y convertirlo en uno más de los presidentes argentinos que no terminan su período. Ojalá no sea así. En Brasil, este 2016 será un muy mal año en materia económica, pero no parece que eso lleve a la presidenta Dilma Rousseff a perder su puesto. Y hoy mismo veremos que trayectoria sigue Venezuela, cuando se instale la Asamblea con mayoría de una oposición que se niega a unirse.
Nuestros dos temas económicos son el creciente impacto de las reformas y la interacción con la economía estadounidense. Estos dos fenómenos nos permitieron crecer en 2015 muy por encima del resto de América Latina, pero apenas alrededor de 2,5 por ciento. Uno supondría que en 2016 el ritmo será mayor, pero no sabemos en qué medida, porque eso es precisamente el impacto de las reformas que le mencionaba, especialmente la financiera.
Son asuntos que hay que estar cuidando, pero por el momento no parece que tengamos amenazas serias para la economía mexicana en 2016. Feliz año, pues.
A nivel global, los puntos de atención, me parece, son: el precio del petróleo, la política monetaria de EE.UU., y la caída de China.
Después de 18 meses de hundimiento, el petróleo llegó a estar en diciembre a 35 dólares por barril, que es la mitad de lo que yo suponía era el precio más bajo al que podían vender los nuevos desarrolladores (shale oil). Y en ese entonces, la mayoría de los pronosticadores suponían precios mucho mayores todavía. De hecho, la explicación más frecuente durante 2015 era que estos pozos perdían dinero, pero que los mantenían operando para sostener el flujo de efectivo y cubrir el financiamiento. Todavía no sabemos si el piso está en 50 dólares, o si pueden vender en 30, pero no son los únicos en problemas, ya que los países petroleros de Medio Oriente, con costos de producción muchísimo menores, requieren precios más elevados aún para sostener los gastos de sus gobiernos, totalmente dependientes del petróleo. En suma, para 2016 la mayoría de quienes pronostican piensan en que el precio regresará a 50 dólares por barril. Ya veremos.
El segundo tema global es la política monetaria de EE.UU., es decir la tasa de interés de referencia de la Fed. Como usted sabe, finalmente la movieron en un cuarto de punto en diciembre, algo ya muy esperado y por ello con poco impacto. Sin embargo, hay ahora expectativa acerca de cuándo ocurrirá el segundo movimiento. Algunos creen que tan pronto como en marzo. Y eso todavía no lo descuentan los mercados, y menos una tendencia relativamente rápida al alza, digamos un punto en el transcurso de 2016.
Tercero, China, que sigue teniendo muchas dificultades para hacer el tránsito de economía de inversión a economía de consumo. Debían haberlo hecho desde 2007 (y lo intentaron) pero la Gran Recesión los indujo a un exceso de deuda espectacular: más de cien por ciento del PIB en los siguientes seis años. No creo que sea tan importante cuál es el crecimiento del PIB de China de ahora en adelante, sino cuál es el crecimiento de su consumo. Eso también hay que seguirlo, porque será fuente de turbulencia.
En América Latina, el fin del ALBA es lo relevante: Argentina en un proceso de ajuste que no es fácil para un presidente con poca práctica política y menos apoyo en su Legislativo. Cualquier falla le puede llevar al Peronismo a las calles, y convertirlo en uno más de los presidentes argentinos que no terminan su período. Ojalá no sea así. En Brasil, este 2016 será un muy mal año en materia económica, pero no parece que eso lleve a la presidenta Dilma Rousseff a perder su puesto. Y hoy mismo veremos que trayectoria sigue Venezuela, cuando se instale la Asamblea con mayoría de una oposición que se niega a unirse.
Nuestros dos temas económicos son el creciente impacto de las reformas y la interacción con la economía estadounidense. Estos dos fenómenos nos permitieron crecer en 2015 muy por encima del resto de América Latina, pero apenas alrededor de 2,5 por ciento. Uno supondría que en 2016 el ritmo será mayor, pero no sabemos en qué medida, porque eso es precisamente el impacto de las reformas que le mencionaba, especialmente la financiera.
Son asuntos que hay que estar cuidando, pero por el momento no parece que tengamos amenazas serias para la economía mexicana en 2016. Feliz año, pues.
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