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jueves, 3 de diciembre de 2015

Draghi baja los tipos y potencia el 'QE' para animar el crédito y luchar contra la deflación

Ni una, ni dos, ni tres, ni cuatro. Hasta cinco decisiones distintas ha anunciado el BCE en su última reunión de política monetaria de 2015. Y aún se ha guardado alguna 'bala' para el futuro

 
 
Foto: Mario Draghi, durante la rueda de prensa de este jueves en Fráncfort / REUTERS
Mario Draghi, durante la rueda de prensa de este jueves en Fráncfort / REUTERS
 
Son tantas las decisiones históricas que ha adoptado el Banco Central Europeo (BCE), sobre todo desde que lo preside Mario Draghi a partir de noviembre de 2011, que ese calificativo parece que pierde significado. Pero es que por mucho que se agolpen no dejan de ser históricas. El banquero italiano sigue estrujando los instrumentos a su alcance para navegar por aguas monetarias todavía más desconocidas. Y eso mismo, una nueva remesa de maniobras históricas, es lo que ha anunciado este jueves, aunque eso no está impidiendo la decepción de unos mercados financieros que esperaban menos novedades, pero más contundentes, por parte de la institución.
 
El BCE ha anunciado en su comunicado hasta cinco decisiones distintas. Eso sí, el propio Draghi ha reconocido que se han adoptado por una "muy amplia mayoría", pero no por "unanimidad", con lo que ha habido disidencias en el seno del Consejo de Gobierno de la entidad.
 
La primera de estas medidas ha sido la de recortar el tipo de interés de la facilidad de depósito del -0,20% al -0,30%. Con este tijeretazo, el BCE pretende apretar más las tuercas a los bancos para que presten más dinero a la economía real. Desde el 9 de diciembre, las entidades financieras tendrán que pagar una sanción del -0,30% por el dinero sobrante que depositen en el BCE. Esta situación constituye una anomalía porque lo habitual era que el BCE pagara un interés a los bancos cuando depositaban ese dinero; ahora ocurre lo contrario, les cobra como incentivo para que canalicen hacia las empresas y los hogares el dinero que el BCE les proporciona con sus instrumentos monetarios expansivos.
 
Esta semana, el dinero sobrante de los bancos se ha situado por encima de los 550.000 millones de euros, el volumen más alto desde 2013, pese a que ya tenían que pagar esa 'multa' del -0,20%. El BCE confía ahora en que el -0,30% tenga una mayor capacidad de persuasión para que los bancos no embalsen, sino que canalicen ese dinero.

Hasta 1,5 billones de euros

El grueso de las restantes medidas se ha centrado en su programa de expansión cuantitativa (QE). La segunda radica en alargar el periodo de vigencia del QE. Anunciado en enero de 2015 y puesto en marcha realmente dos meses después, el QE fue concebido con una potencia de 60.000 millones de euros mensuales para la compra de deuda pública y privada en el mercado al menos hasta septiembre de 2016. Ahora, el BCE lo prolonga "hasta marzo de 2017 o más allá si es necesario. En cualquier caso, hasta que la inflación vuelva al objetivo" del BCE, consistente en situarla por debajo, pero cerca, del 2%.
Draghi eleva su apuesta monetaria con un 'repóquer' de medidas, pero la decepción se abre paso en el mercado porque esperaba una mayor contundencia
La tercera medida ha consistido en comunicar que, en adelante y durante todo el tiempo que sea necesario, también dedicará a la compra de deuda en el mercado el dinero procedente del vencimiento de los títulos comprados por el BCE en el pasado.
La cuarta, esperada en las últimas semanas, reside en que dentro del QE el BCE también podrá comprar la deuda emitida por las autoridades territoriales y locales.
Con estas tres medidas, el BCE potencia el QE. Y lo hace con la pretensión de meter más dinero en el sistema. Al ampliar el plazo del QE durante al menos seis meses, creará 360.000 millones más, con lo que el QE alcanzará en total los 1,5 billones de euros. Con este dinero extra, Draghi pretende generar los estímulos suficientes para desterrar las presiones deflacionistas que sufre la Eurozona.
En cuanto a la quinta y última medida, es una vieja conocida. Draghi ha anunciado que el BCE prolonga la barra libre de financiación que la institución ofrece a los bancos desde 2008 durante todo el tiempo que haga falta y, al menos, hasta finales de 2017. Es decir, los bancos podrán seguir recibiendo tanto dinero como le pidan al BCE y a un tipo de interés fijo durante dos años más.

Se esperaba más... y el euro se dispara

Aunque Draghi ha elevado su apuesta monetaria con este repóquer de medidas, se ha seguido guardando varios ases en la manga. El mercado había descontado una mayor rebaja de los tipos de depósito, hasta el -0,40%, y un aumento del dinero mensual dedicado a las compras de deuda para que pasara de los 60.000 a los 80.000 millones de euros.
 
Al no ir tan lejos, Draghi continúa teniendo más munición monetaria a su alcance, pero la reacción de los inversores destila una clara decepción porque esperaban una mayor contundencia por parte del BCE. Se observa con claridad en el euro. La divisa europea se dispara un 2,2% contra el dólar, hasta los 1,085 dólares.
 
En las bolsas, la sensación es la misma y las ventas se abren paso por momentos. El índice español Ibex 35 corrige un 2%, hasta los 10.135 puntos.

Nuevas previsiones

Como hace cada tres meses, el BCE también ha actualizado sus previsiones. Las nuevas cifras contemplan, en general, algo más de crecimiento y algo menos de inflación para los dos próximos años.
 
Con respecto al crecimiento, eleva el previsto para este año hasta el 1,5% desde el 1,4%; el de 2016 lo mantiene estable en el 1,7%; y el de 2017 lo aumenta hasta el 1,9% desde el 1,8% anterior.
En cuanto a la inflación, este año la sitúa en el 0,1%, muy cerca por tanto del terreno negativo. Para 2016, recorta ligeramente las previsiones del 1,1% al 1%; y la de 2017, del 1,7% al 1,6%. Es decir, el BCE calcula que aún le costará dos años acercar a la inflación al 2%.

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