El año ha comenzado caliente con los mercados declinando fuertemente. El detonante se ha querido establecer en los datos manufactureros del lunes 4 -primer día de sesión del año- con China a la cabeza bajando en diciembre hasta los 48.2 puntos desde los 48.6 de noviembre. Lo que sugiere que el sector industrial chino sigue desacelerándose.
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Si no viéramos el gráfico y solo escucháramos lo que se dice, parecería como que esta situación es novedosa, cuando en realidad es lo que llevamos observando desde hace años, años en los que no ha sido el fin del mundo. Es más, la lectura de 48.2 está por cima del mínimo de septiembre.
Por otro lado, y este factor parece ser el decisivo, las autoridades chinas han inaugurado el año occidental devaluando el yuan aún más.
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La importancia global de este movimiento radica en que, por un lado, al ser más barato importar desde China los precios en los países importadores caen más. Es decir, al importar desde China se importa deflación. Esto, para muchos participantes es un grave problema y también para los bancos centrales los cuales tienen un mandato de inflación del 2%.
Y por otro lado es un problema porque, a la vez, es un reconocimiento oficial de la debilidad de la economía China. La devaluación deprime las expectativas de crecimiento no solo en China, sino en muchos países dependientes de exportar materias primas al gigante asiático. De ahí la caída del petróleo a pesar de las renovadas tensiones de Oriente Medio.
Sea como fuere, lo cierto es que los mercados chinos han corregido fuertemente provocando que se cerrara la negociación de acciones el lunes 4 y en el día de hoy por los llamados "circuit breakers", que es un mecanismo por el que el mercado se paraliza si los precios caen fuertemente y luego se cierra si siguen descendiendo. Este es un mecanismo normal de mercado que existe en casi todas las bolsas, aunque en China existe desde este mismo lunes 4 de enero y ya lo han utilizado 2 veces. Como si fuera un juguete nuevo.
Llama la atención los límites tan pequeños que tienen estos "circuit breakers". Con un 5% de caída se paraliza la negociación durante 15 minutos y con un 7% de retroceso se cierra la bolsa ese día. Esto contrasta con el 20% de caída necesaria en la bolsa de Nueva York para cerrar una sesión bursátil.
Un límite de 7% de retroceso para una bolsa emergente completamente volátil es demasiado poco y, en momentos de estrés, más que servir como un freno psicológico al pánico, puede provocar más pánico porque la oportunidad de salirse del mercado se reduce. Y cuando muchos inversores quieren salir por una puerta estrecha, el resultado suele ser una avalancha.
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Todo esto, junto con las tensiones entre las dos potencias árabes de Oriente Medio, la sunita Arabia Saudí y la chiita Irán, más la posibilidad de que la dictadura de Corea del Norte haya alcanzado un hito tecnológico con la detonación de una bomba de hidrógeno, ha terminado de hundir un sentimiento que ya era renqueante. Si bastantes -no diré mucho porque no es así- hablaban de mercado bajista en 2016, después de esta semana ya son bastantes más los que lo creen.
A todo esto, las bolsas europeas y americanas han descendido fuertemente sin posibilidad de que los inversores reaccionaran ya que los movimientos se están produciendo en horario asiático a golpe de "circuit breaker".
Los diferentes índices muestran mayor o menor debilidad (Alemania mejor, España peor), pero el resumen es que el Euro Stoxx 50 ha vuelto al soporte de agosto. El mercado ha vuelto al punto de partida de la última corrección. El siguiente gráfico no muestra el movimiento de esta mañana, pero los precios están cerca del soporte señalado.
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Mi opinión es que por muchos problemas que haya en China, estos son principalmente viejas noticias y, además, lo importante no es tanto si la desaceleración (recordemos que técnicamente recesión es contraerse) tiene lugar o no, sino si esa desaceleración china influye en las economías europeas y americanas.
El sentimiento provocado por acontecimientos que vienen de otros lugares puede deprimir las cotizaciones temporalmente, durante meses, con correcciones feroces. Pero para cambiar la tendencia primaria bursátil es necesario además contagiar las economías ya que, al fin y al cabo, las bolsas americanas y europeas son un reflejo a medio plazo (a partir de 1 año) de sus economías.
Durante el otoño pudimos comprobar como los miedos del verano no se confirmaron. Todo lo que ocurrió en China y el pánico que creó en el mercado no se tradujo en nada tangible. Para muestra un par de ejemplos. Ayer salió publicado el dato de empleo del sector privado en EEUU. En diciembre se crearon 257.000 empleos, en lo que fue el mejor número del año.
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En Europa, hoy hemos sabido que en el mes de noviembre -último dato disponible- salieron del paro 130.000 personas. Un buen número consistente con una situación de expansión económica.
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Aparte del empleo, los indicadores PMI del sector servicios de la Eurozona mostraron una lectura de 54,2 puntos. Una cifra que habla de clara expansión y que no ha variado sustancialmente en los últimos meses (por encima de 50 señala expansión).
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En Estados Unidos, el ISM Servicios mostró una lectura en diciembre de 55,3 puntos, no es una cifra tan fuerte como en el pasado más reciente, pero es históricamente elevada y consistente con una situación de clara expansión.
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A pesar de esta situación de clara expansión en Estados Unidos y en Europa, por supuesto que acontecimientos importantes en otras partes del globo pueden afectar a la renta variable creando potentes correcciones y deprimiendo las cotizaciones durante meses. Sin duda y eso es lo que hemos visto ahora y en otras ocasiones.
Lo que, sin embargo, es poco probable -que no imposible- es que esos acontecimientos en otras regiones del mundo logren cambiar la tendencia primaria de las bolsas.
En 1997 ya hubo una crisis con algunos países emergentes y hubo volatilidad, pero las economías occidentales crecían y el daño se contuvo.
Muchos podrán argumentar, y no sin razón, que no es lo mismo los tigres asiáticos en 1997 que China en 2015-2016. Pero recuerden lo ocurrido en 1998. Aquel año Rusia impagó su deuda y tumbó las bolsas occidentales entre un 20% y 30%. Sin embargo, la corrección se resolvió y la tendencia primaria siguió su curso (S&P 500 en el siguiente gráfico).
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O más cerca en el tiempo podemos recordar 2011. Entonces Europa entraba en recesión. A pesar de que Europa es más importante, o al menos tan importante como China, los mercados bursátiles globales no declinaron más allá de una fuerte corrección. En aquella ocasión el S&P 500 volvió a corregir un 20%.
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En definitiva, lo que ocurre en China está afectando bursátilmente, está deprimiendo el sentimiento. Pero no hay pruebas de que esté afectando a las economías americanas y europeas de forma general. Y sin un contagio sistémico, las correcciones serán temporales y lo altamente probable es que la tendencia primaria sobreviva.
Reconozco que para afrontar una situación así como la actual hay que tener experiencia. Nunca es fácil enfrentarte a un mercado violento. Pero la experiencia, esa que no se puede comprar sino solo adquirir lentamente, es la que te enseña a mantener la calma y actuar según tu método.
En cualquier caso, es importante recordar que los mercados se pueden mantener irracionales más tiempo que tu bolsillo y por ello, aunque uno sea alcista y tenga una fuerte convicción, si los mercados consiguen romper soportes de medio plazo no hay que dudar en volverse tácticos. Pero toda táctica solo es temporal, lo más importante siempre es la tendencia primaria.
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Descargo de responsabilidad por conflicto de interés: el autor de este análisis está o puede estar invertido en los subyacentes e instrumentos mencionados a través del compartimento del fondo de inversión Renta 4 Multigestión / Ítaca Global Macro que asesora a través de su sociedad Ferrer Capital Management.
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