Los bancos centrales han apostado más fuerte que nunca. Y buena parte de su apuesta depende del comportamiento de las bolsas. Por eso el pinchazo de los últimos meses supone una seria amenaza
El pinchazo que está sufriendo la bolsa mundial, con la china a la cabeza, desde junio de 2015 amenaza con arruinar los planes 'anticrisis' de los bancos centrales. Desde mediados del pasado ejercicio, la capitalización bursátil global ha adelgazado un 18%. En dinero, una merma de 12 billones de euros que desinfla el 'efecto riqueza' en el que tanto han confiado los bancos centrales para apuntar la recuperación económica. O lo que es lo mismo, por el camino se ha esfumado una cifra equivalente al 15% del Producto Interior Bruto (PIB) mundial. Solo en lo que va de 2016, el descenso alcanza ya los 4 billones de euros -unos 4,4 billones de dólares-.
Conscientes de que el incremento del precio de las acciones ayuda a generar la sensación de que la situación económica, financiera y empresarial está mejorando, parte de los esfuerzos de las autoridades monetarias han pretendido estimular las compras en la renta variable. De hecho, con los tipos de interés en mínimos históricos -y prácticamente en el 0%- en la mayoría de los países desarrollados del mundo, los banqueros centrales han fomentado un fenómeno conocido como represión financiera, que busca empujar el dinero de los ahorradores hacia la renta variable en busca de la mayor rentabilidad potencial que ofrecen las acciones de las sociedades cotizadas.
Con el fin de acelerar el proceso, los bancos centrales incluso han suministrado la munición precisa para ponerlo en marcha a través de los distintos programas de expansión cuantitativa (QE) que se han lanzado durante la crisis desde entidades como la Reserva Federal estadounidense, el Banco de Inglaterra y, más recientemente, el Banco Central Europeo (BCE). En total, mediante este mecanismo han bombeado 12 billones de dólares -unos 11 billones de euros al cambio actual- que en gran medida han servido para, primero, reactivar las compras en mercados como la bolsa y para, luego, sostener esas subidas en el tiempo.
El combustible de los bancos centrales triplicó la riqueza bursátil mundial entre 2009 y junio de 2015, pero desde entonces ha mermado en un 18%
Y les ha funcionado. Tanto es así que en junio de 2015, y según los datos que recoge Bloomberg, la capitalización mundial superó los 67 billones de euros -o los 73 billones de dólares- por primera vez en la historia. Al frente de esta tendencia, la bolsa estadounidense, con una valoración superior a los 25 billones de dólares.
Estas cifras no solo impresionaban porque no tuvieran precedente en la historia, sino por dos motivos adicionales. El primero, el contraste que mostraban con respecto a las existentes en marzo de 2009, es decir, cuando las bolsas cayeron a los niveles más bajos tras la quiebra de Lehman Brothers. Entre marzo de 2009 y junio de 2015, la capitalización mundial se disparó en 48 billones de dólares y prácticamente se triplicó. Y el segundo, que la bolsa ha corrido mucho más que la economía mundial, puesto que el PIB global solo ha crecido en 20 billones de dólares entre 2009 y 2015, para un total de 80 billones de dólares.
China inicia el baile
Pero la influencia de la 'mano visible' de los bancos centrales comenzó a disiparse a mediados del año pasado. Y empezó por China, cuya bolsa se había disparado casi un 150% en los 12 meses anteriores por los estímulos monetarios y regulatorios enviados desde Pekín.
Desde entonces, la bolsa china acumula unas caídas próximas al 40%. En dinero, se ha dejado por el camino casi 4 billones de dólares -unos 3,7 billones de euros-. En el mismo periodo, la bolsa estadounidense ha perdido 2,7 billones de dólares -unos 2,5 billones de euros-, que en su caso se deriva de una caída del 11%. Otro matiz importante: en China esa caída equivale a un tercio de su economía, mientras que en Estados Unidos se limita al 15% del PIB.
El Banco de España advertía en su último Boletín Mensual de cómo el ahorro está migrando hacia activos con más riesgos, como la bolsa
En el caso de la bolsa española, los datos de Bloomberg reflejan un descenso de 125.000 millones de euros desde junio, una cifra equivalente al 12% del PIB. En este sentido, el Banco de España advertía en su último Boletín Mensual de cómo el ahorro está migrando hacia activos con más riesgos, como la bolsa, esta tendencia "puede elevar la sensibilidad de la riqueza financiera de los tenedores de estos instrumentos (hogares, fundamentalmente, en el caso de España) a cambios en el contexto económico y financiero". Esa sensibilidad es la que se está poniendo a prueba ahora. Pero no solo en España. En todo el mundo.
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