La guerra fría del
petróleo barato: el
tándem Arabia Saudí-
EEUU torpedea el
viraje de Rusia hacia
China
Contrariamente a lo que parece, Arabia Saudí no hunde los precios para que el petróleo de EE.UU. no sea rentable. Los dos países siguen siendo grandes aliados y quieren torpedear el viraje de Rusia hacia China tras romper con Occidente y presionar a Irán para que firme ya el acuerdo sobre su programa nuclear. Es la nueva guerra fría del crudo barato.
Hay dos importantes países en el mundo que se han convertido en un permanente foco de problemas para el orden geopolítico internacional que persigue Estados Unidos y aplaude la Unión Europea. Los dos son grandes productores de petróleo, uno desde dentro de la OPEP, Irán, y el otro desde fuera, Rusia.
Los dos han sido declarados enemigos de Occidente, el uno por no frenar su programa nuclear destinado a supuestos fines terroristas y el otro por su guerra abierta con Ucrania. Ambos soportan duras sanciones económicas y diplomáticas por ello y el petróleo, pilar principal de sus PIB, ha dejado de ser su tabla de salvación por los bajos precios alcanzados este mes de noviembre.
Las sanciones internacionales y el crudo barato comienzan a asfixiar sus economías. Su posición de debilidad ante Occidente se ha convertido en una oportunidad para EEUU y Arabia Saudí, aliados históricos, que ven en el mantenimiento por los suelos del precio del petróleo una gran arma de sometimiento de estos dos países a sus intereses geoestratégicos.
"Es una especie de nueva guerra fría del crudo barato", en palabras de Diego Crescente, responsable de la division de Energia de la consultora especializada en asuntos públicos MAS Consulting Group, un instrumento para presionar a estos dos países y a sus díscolos líderes con vistas a que acepten el nuevo orden internacional que quiere imponer la corriente dominante.
EEUU no mira la nacionalidad del petróleo, venga de Venezuela o de sus propios yacimientos: lo que quiere son precios bajos para que su industria sea competitiva
De cara a la galería, la negativa de Arabia Saudí en la reunión de la Organización de Países Exportadores de Petróleo de esta semana a recortar su producción para reequilibrar los precios del barril parece un movimiento destinado a hundir la rentabilidad del crudo no convencional que ha convertido a EEUU en uno de los nuevos grandes productores mundiales.
La extracción de gas y petróleo no convencional con técnicas de fracking (fracturación hidráulica) o crudo de esquisto (shale oil), así como el procesamiento de arenas bituminosas son tecnologías mucho más costosas que las de la producción tradicional.
Así, dependiendo de las técnicas, las zonas, los materiales a perforar y la profundidad, este gas y petróleo no convencionales deja de ser rentable por debajo de precios que van de los 100 a los 60 dólares por barril, señalan los expertos.
Este viernes, el barril Brent de referencia en Europa se hundió hasta los 71,12 dólares y el Texas, de referencia en EEUU, hasta los 67,34 dólares.
Extraer gas y crudo no convecionales puede no ser rentable por debajo de 80 o 70 dólares el barril, pero la tecnología avanza tanto que esta barrera se romperá a la baja en breve
Con estos precios, un 35% por debajo de las cotizaciones de junio pasado, parecería que EEUU estaría sometido a la presión de la OPEP para desincentivar las inversiones en el desarrollo de un gas y crudo no convencionales que amenaza con dar un vuelco este misma década al tradicional status quo de poder internacional del mercado petrolero.
Éste es el análisis que estos días han hecho expertos, agencias, organismos y medios internacionales más amigos de los tradicionales lugares comunes que de las explicaciones alternativas. "A EEUU le interesa que el petróleo siga estando barato, para que su industria sea competitiva. Es un país al que no le importa lo más mínimo la nacionalidad de ese crudo (buena parte del que ha importado y sigue importando procede de Venezuela, por ejemplo), lo que quiere es que esté barato, aún en detrimento, eso sí temporal, de su producción nacional", señala Crescente.
"A la velocidad que avanzan las técnicas de fracking, extraer gas y petróleo no convencionales cada vez será más barato, así que EEUU no está preocupado por el futuro de su nueva y pujante industria", señala a Vozpópuli otro experto.
Lo que hay detrás de la decisión de Arabia Saudí responde más a un movimiento coordinado con EEUU para presionar a Rusia, tras la firma del macroacuerdo energético con China en un viraje hacia el poderoso mercado asiático con tintes defensivos frente a la primera economía del mundo y frente a la UE.
Putin se ha entregado a China para exportar el gas y petróleo que le limitan Europa y EEUU, pero su economía no puede aguantar mucho tiempo precios del barril por debajo de 100 dólares
También se pone contra las cuerdas a Irán, en pleno proceso de negociación para la firma de un acuerdo internacional para poner límites al desarrollo nuclear del país.
Ni Rusia, tercer productor de petróleo del mundo, ni Irán, sexto, pueden aguantar mucho tiempo con el barril por debajo de 100 dólares. La mitad de los ingresos fiscales de la economía rusa procede de su petróleo, de forma que con una caída de 10 dólares en el precio del barril, el país pierde 10.000 millones de dólares de su PIB, según expertos del banco ruso Alfa.
Irán obtiene el 80% de sus ingresos de divisas gracias a la exportación de gas y petróleo, que pesa casi un 30% en el PIB del país.
Los dos países, además, tiene limitadas sus exportaciones de materias primas por las sanciones internacionales, así que son los dos grandes perdedores de esta nueva guerra fría. Rusia está fuera de la OPEP mientras la capacidad de Irán para influir en el cártel es cada vez más limitada.
Arabia Saudí y EEUU quieren mantener a raya a Irán haciendo uso de la mejor arma geopolítica, el crudo, con el objetivo de forzar un acuerdo sobre su programa nuclear
Sin embargo, Arabia Saudí, primer productor mundial, líder indiscutible de la OPEP (el 30% de todo el crudo del cártel es suyo) y aliado de EEUU puede aguantar años con el petróleo a precios bajos, señalan los expertos.
Esta situación beneficia al primer y segundo productores mundiales, por mucho que una cierta teoría del despiste se haya instalado en los mercados atribuyendo a los saudíes un supuesto intento de abrir una guerra de precios que haga no rentable la producción no convencional en EEUU, señalan los expertos críticos con la visión más oficialista de lo que ha ocurrido esta semana con el encuentro en el que la OPEP, o más bien, Arabia Saudí decidió no recortar su producción para que el precio suba.
Frente al tándem Arabia Saudí-EEUU, Vladimir Putin, presidente ruso, se ha movido con sigilo para atraerse el favor de China, frente a los límites impuestos a sus exportaciones por la UE y Barack Obama.
Putin tiene la llave del suministro de gas a Europa invierno tras invierno, pero además se ha buscado a un pujante comprador de materias primas como China, tratando así de soslayar esa nueva guerra fría del crudo barato auspiciada desde otros países.
Aún así, los expertos creen que con los precios actuales, la economía rusa sufrirá mucho más que el resto de productores, una situación que de prolongarse en los próximos meses podría llevar al PIB del ex país soviético camino de la recesión.
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